- hola - dice con suavidad Adrián - ¿cómo te sientes?- me incorporo.
- bien - intento sacar la maldita aguja de mi brazo- ¿hace cuento estoy aquí?.
- no - me sostiene las manos - eso tiene que estar ahí- niego - llegaste inconsciente y con la presión muy alta, quédate quieta
- no, tengo que ir a cansar - él niega - Adrián - gruño- tengo que hacerlo
- debes pasar la noche aquí - niego - Mía por favor- el médico entra con una sonrisa.
- ¿cómo se siente señorita Davies? - me cruzo de brazos - quiero hacerle más estudios
- yo quiero irme - él niega leyendo algo - tengo trabajo pendiente dígame dónde firmo para poder irme.
- necesita descansar no se tiene que tomar a la ligera- Adrián asiente.
- acaso no me escucho- dije con más autoridad - quiero irme ya
- señorita Davies tuvo una contusión - ruedo los ojos, me fastidian los médicos - le recomiendo que se quede.
- gracias, ahora sí puede darme el alta - Adrián suspira alejándome - necesito estar ahí, me entiendes, no puedo estar aquí mientras los que nos intentaron matar estar reunidos.
- Okay- sonrió - doc. ayúdenos con el alta nos hacemos cargo de lo que suceda - el médico asiente y sale - vamos por esos hijos de puta - suspiro tranquilizando mi cabeza.
Al rato ya estoy fuera respirando el mismo aire que ese desgraciado, el camino se hace corto hacia la casa de seguridad, al entrar veo a todos menos a León.
- ¿cómo te sientes?- pregunta Derek acercándose- deberías descansar
- estoy bien- camino hacia las armas -¿León dónde está?
- aquí chiquita- sonrió mirándolo como camina con dificultad- gracias- niego - nos salvaste la vida chiquita.
- si no lo hacía nos íbamos a ir al infierno y ahí también te iba a tener que aguantar- sonríe y todos ríen - además si no está el acosador con quien voy a pelear.
- te quiero- dice abrazándome muy fuerte - eres como una hermana chiquita.
- ya déjate de cursilería - digo alejándolo - vamos a casar a ese desgraciado hoy ganaremos la batalla y mañana la guerra.
Años atrás
-aquí está tu equipo - dice señalado a los 5 hombres - William el experto en tecnología - lanza una sonrisa el trigueño- León nuestra fuerza - el castaño gigante solo me mira- Derek nuestro experimento en armas - ojos azules profundos- Martín nuestro mejor peleador - ladea la cabeza hacia León con una sonrisa triunfadora - el líder del equipo Alejandro- miro al final de la mesa encontrando al moreno con ojos oscuros - Ella es Davies - dice en general - es su nueva compañera e infiltrada -
-Se ven como una muñeca - dice León- ¿será que aguanta?
- quieres comprobarlo - escucho una burla a mi derecha - soy su nueva chinche - digo sabiendo mi lugar.
- ella es la encargada de atrapar al "Tigre" - se cruza de piernas en la silla de la cabecera - Alejandro será el encargado de mostrarte y domesticarte.
- ni que fuera un perro - digo sacando las carpetas que les prepare- tengo todo lo que necesitamos saber aquí.
-Corrijo - toma una - ella los va a domesticar- larga una carcajada llena de maldad.
Ese fue el inicio de todo y se convirtieron en mi familia en mis personas especiales, las que nunca se han olvidos de mí, Alejandro primero que nadie me cuida y ni se diga Derek.
En la actualidad.
Cargo el arma y cierro los ojos, luego de que Fabiola sepa que fui yo quien lo capturo todo entre nosotras puede cambiar, pero todavía tienen mucho que pagar él y toda su familia.
- estamos listos - dice Adrián saliendo del cuarto cambiado - ¿qué?
- ¿Por qué estás así vestido? - él pone el arma en su cintura.
- vamos a casar a esos hijos de puta - dice acomodando su auricular - recuerden que vamos por el nini, no por el tigre- a todos nos sorprendió.
Todos salimos rumbo a las camionetas, estoy mirando la pantalla de la tablet y se la paso a Derek para que vea que el rastreador nos guía a la mansión de los Maldonado. Al llegar todos bajamos mirando el lugar, localizo la luz de la sala, ahí tres hombres sentados y dos guardias parados en la esquina.
- 7 guardias en la entrada principal- dice William cargando su arma.
- 2 más en la puerta y adentro mínimo una docena- escucho hablar a Martín - Davies tenemos un problema.
- ¿cuál? - pregunto yendo a mirar la pantalla de la camioneta.
- Fabiola está ahí dentro - miro la mujer que está sentada junto a José - escupo muchas maldiciones.