Las horas pasan y sus besos siguen comiéndome la cabeza. Ese turco desgraciado me marcó y, aunque no se vea, me movió algo. Yo qué pensé que ya no sentiría mariposas ni mucho menos nervios por un hombre. Mi hijo está comiendo su desayuno mientras yo tomo mi café.
- Mamá - grita y lo miro saliendo de mi trance - ¿Está bien? - asiento.
- ¿Listo para tus clases? - afirma con la cabeza mirando a su plato - ¿Qué pasa, cariño?
- quiero amigos - lo que cualquier niño quiere - iré a traer mis cuadernos
se va dejándome sola, mirando la bonita vista que tenemos; mi hijo merece más que eso, pero no puedo dárselo todavía por su seguridad. Camino por la propiedad para ver mi nuevo regalo. - Hola, queridos - mi ex y su nueva mujer me miran fijamente - ¿Ya se pusieron cómodo?
- Mía, ¿qué mierda estás haciendo? - gruñe escupiendo sangre - déjala ir, está embarazada.
- Lo sé - me siento en la esquina del cuarto - ¿Tienes miedo de que destruya tu pequeña familia?
- Te vas a arrepentir - grita sacudiéndose en la silla. - Voy a matar al bastardo y te voy a matar - ríe negando.
- Ni estando a punto de morir, te callas - saco mi arma y le apunto su panza - nunca debiste meterte con mi hijo - le disparo en la cabeza. Quien no muestra piedad no la merece.
-No - grita Nicolás intentando soltarse - voy a matarte, voy a terminar lo que debí hacer hace años.
- Yo lo aré - la pared se tiñe de rojo al igual que el piso, guardo mi arma y me acerco a su cuerpo inmóvil - nuestro hijo será nuestro legado - dejo el último beso en su pecho.
Di la orden de desaparecer los cuerpos con asido y me volví a la casa a bañarme y cambiarme de ropa. Mi hijo no merecía tener un padre así . Se merece solo lo mejor y daré mi vida para que lo tenga . Es del turco. Miro mi entrada llena de rosas. ¿Qué hacemos, señora?
-tíralas- ella me mira y luego mira las flores. -Ahora- gritó y salió corriendo para empezar a sacarlas.
- Señorita, tiene una pequeña caja en sus manos - El Rey le manda un pequeño detalle - no lo agarro, abre la caja y deja ver un anillo de diamantes.
- dígale a su Rey que se meta sus detalles por dónde mejor le quepan - el hombre abre los ojos - largo - Logan sale de detrás de mí y los guía a su camioneta.
Vuelvo a ver a mi hijo luego de ese momento tan innecesario, lo miro desde la puerta mientras su maestra le explica algo que ya sabe - Mami - Bajo la cabeza y está ahí, beso su cabeza.
- Voy a salir - Él se cruza de brazos. Si me hubieran dicho que tendría un hijo, así no me lo hubiera creído. Volveré pronto.
- Lo prometes - asiento, levanto el dedo chiquito, es la promesa más seria que tengo - te amo, mami.
- Te amo - besó su mejilla y me alejo, tengo que ver a mis socios y a los viejos para hacerme la sufrida cuando se sepa lo que le pasó a mi ex y a su pareja, desde ahora soy la viuda dolida y heredera de ese bastardo - Logan - envuelvo mi mano en su brazo y caminamos hasta la camioneta - necesito que te quedes con Sebas.
- Me necesitas, Mía - niego señalando a Jota y Eder - no te alejes de Eder.
- Sí, señor - deja un beso en mi frente y se acerca a los hombres que asienten firmes.
el camino a la reunión es rápido. Al llegar, veo las mismas camionetas y hombres en la entrada del hotel. Este será mi lugar de reuniones, por seguridad. Camino en medio de mis dos hombres. Cualquiera diría que los necesito, pero todos sabemos que no es así . Señora - intenta acercarse, pero Eder lo empuja lejos mientras jota me guía hasta el ascensor.
- Maldito callejero - gruñe Eder apretando el botón del último piso - ¿Está bien?
- Sí - toma una postura recta enfrente de mí mientras que Jota se queda a mi lado - busca el tirador - digo antes de empezar a caminar por el pasillo.
estos hombres quieren el poder y son capaces de todo para lograrlo y soy su primer blanco y de los " fáciles " según ellos, por eso Sosa no vendrá, hoy dejaremos un río de sangre a nuestro paso.
- Buen día - todos se giran a mirarme - Jota - se acerca a la ventana y cierra las cortinas - sus teléfonos y comunicadores encima de la mesa - todos se miran entre ellos .
- Creo que es innecesario - dice el panzón puerco .
- ¿Innecesario? - pregunto moviendo mi silla. - Venga y siéntese aquí - palidece - ¿Le estoy pidiendo algo imposible?
- No - se pone de pie, camina hacia mí y se sienta de mala gana.
-Perfecto- me siento en su lugar, jota saca todos los teléfonos de la mesa y los mete en un cajón. - ¿Novedades?