P.O.V Externo
Ella juguetea con una mano el pelo que cae en su nuca, acariciándolo con un sentimiento que ni siquiera reconoce y él, toca con posesión su cintura usando ambas manos, ninguno emite palabra, están a escasos centímetros, pero ninguno de los dos se mueve. Sienten que la luz de la luna llena los rodeaba; él había escuchado de esa sensación, pero ella hace unas pocas horas había leído respecto al tema.
Sin ser muy consciente de sus actos, ella jala un poco hacía atrás del cabello con el que estaba jugueteando, en respuesta él soltó un pequeño gruñido apretando más el agarre que tenía en su cintura y ella casi enloquece por el tacto, algo extraño, su cuerpo reaccionaba solo.
Una de las manos de él comenzaron a viajar por cintura de ella de forma ascendente, y aquella fémina no pudo evitar soltar un suspiro de placer, no sabía que con un simple roce su cuerpo podía reaccionar de tal manera; había tenido experiencias antes, pero nada parecido a esto. Por otra parte él sentía un millón de corrientes eléctricas pasar por su cuerpo al tocarla, un gruñido de satisfacción sale sin su permiso al sentir como ella dirigía su mano libre por su cintura, mientras que su mano seguía el camino hasta llegar a los hombros de la mujer; ella bajando y él subiendo.
Tiene la intención de quitarle aquella molesta careta blanca que solo dejaba ver sus bellos ojos miel, mientras más él acercaba su mano a la careta, más ella se acercaba la suya a su espalda baja, desde que lo vio recostado en el poste de luz sus ojos viajaron su parte trasera donde yacía lo que ella más quería, sonrió con satisfacción al sentir a su objetivo bajo su hábil mano, aunque claro, el no vio esa sonrisa maliciosa.
La mano del joven no tan joven, llego también a su destino, esa maldita careta blanca que le impedía ver el rostro de la mujer que ha estado acariciando, al ver que ella no pone resistencia alguna, intenta quitársela, cosa no logra, dejándolo con expresión frustrada y molesta, ella río por lo bajo por su torpe intento.
—Ya quítale la maldita careta y márcala —menciona con frustración de forma posesiva el lobo.
—No ves que eso intento John —replicó mentalmente.
Sintió un ligero movimiento en su parte trasera, casi imperceptible y eso lo hizo reaccionar, percata un aroma diferente, un aroma a humana; como si se estuviera quemando, se apartó de ella bruscamente, sin embargo eso a ella no le importo, ya estaba esperando esa reacción, se alejó un poco más de lo que él la había apartado, volviendo a los 2 metros del principio, en esta ocasión ella tenía una de sus manos escondidas, pero él no le tomo importancia, lleno de ira y decepción, grito:
—¡Eres humana! —Una de sus manos llegaron a su boca sin creer lo que estaba viviendo.
—¡Eso que importa! Sigue siendo nuestra Mate —aseguró su lobo con firmeza en sus palabras, pero él solo repetía en su mente «Es humana».
—¿Qué esperabas? —Interrumpe ella sacándolo del trance en el que se estaba metiendo— ¿Una mujer loba? —pregunta una vez más de forma retórica y él con un ligero enojo mezclado con una pizca de confusión musito:
—¿Cómo es que...
—Tengo mis medios bebé —explica ella haciendo un acto desinteresado todavía siente las réplicas de las manos del contrario sobre su cuerpo— Por cierto —Los ojos de él que estaban perdidos se fijaron en ella una vez más, y ella disfruto la sensación de ser mirada por él— Gracias por esto.
Sus ojos negros se abrieron como platos al reconocer lo que yace en la mano ajena, ella giro sobre sus talones, mientras que él se revisaba tanteando su propio cuerpo
¿En qué momento me saco la billetera? —Se cuestionó a sí mismo.
—¡Eso que importa! Ve por ella.
Pero al intentar enfocar la vista una vez más en ella, se sorprendió al no encontrarla, por primera vez se percata de la música que suena leve a su alrededor y que por estar concentrado en ella no había notado. Busca con la mirada en sus alrededores y ve por el rabillo del ojo la cabellera castaña entrar en un callejón, rápidamente y acatando la orden de su lobo, corrió en dirección al callejón, al pararse en la entrada escucha música electrónica a más altitud y la ve a ella en medio aquella calle estrecha, con su billetera pasándola de una mano a otra, de forma provocadora.
—Por la Diosa Luna, se te cae la baba Ángel —Informa su lobo mentalmente, con tono burlón.
—No puedo evitarlo, humana o mujer loba es todo un deleite —confesó el humano en un susurro.
—Lo sé bebé, sé que soy un deleite —A pesar de estar a más de tres metros de distancia, ella lo escuchó a la perfección, su padre había sabido entrenarla.
La joven se giró de forma seductora y emprendió su camino al otro extremo del callejón, donde la música es más potente, sin embargo, él todavía está en una especie de embrujamiento, la veía mover las caderas al ritmo de la música mientras se alejaba, sus piernas empezaron a moverse antes de que él les de la autorización, pero se mueven a paso lento, nunca la alcanzaría de esta manera.
Sale del trance cuando ella desaparece de su vista, mezclándose en el tumulto de gente que bailaba del otro lado del callejón y ahí es cuando se da cuenta de que ni siquiera va por la mitad del camino; corre hasta llegar el final y las luces multicolores lo cegaron por un segundo, ahora la música es ensordecedora, sus oídos son mucho más agudos así que le molestaba más el ruido, la busco con la mirada antes de entrar al tumulto de gente. Ve su cabellera y escuchó una risita macabra.
Al dar el primer paso adentro, sintió algo bajo sus pies, bajo la vista y levantó aquel objeto, era la máscara.
—¿A qué huele? ¿A qué huele?— pregunta su lobo como un crío emocionado, acercó la máscara a su nariz e inmediatamente la alejó.
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Editado: 08.08.2022