BRIANNA MURPHY.
- ¿En coma? -La voz de mi madre se me hace presente.
Trato de abrir los ojos pero no puedo, hago fuerza para poder hablar pero no me sale ni una palabra.
No siento mis manos ni piernas, nada de mi cuerpo.
Solo puedo escuchar lo que dicen y nada mas.
Escucho el llanto de mi madre.
Estoy en coma... ni siquiera para morir sirvo.
- ¿Por cuanto tiempo va a estar así doctor? -Reconozco la voz de mi padre de inmediato.
- No podría decirles con exactitud, podría estar en coma tanto semanas como años todo depende de como vaya evolucionando.
- Entiendo.
- Lo lamento mucho hicimos todo lo que pudimos.
Escucho la puerta abrirse y luego cerrarse indicando que el doctor se acaba de ir.
Lo único que escucho las ultimas horas son el llanto de mis padres y hermano mayor.
(...)
Estar en coma es aburrido, no puedo hacer nada... literalmente.
Escucho la puerta abrirse y cerrarse, dándome a entender que alguien entro.
- Lo siento mucho. -Es lo primero que dice esta persona, no logro reconocerle la voz.
- Lo lamento tanto, por mi culpa estas en coma. -Su llanto no hace esperar.
¿Su culpa? ¿De que habla? Yo intente suicidarme, el no tiene la culpa de nada, ni siquiera se quien es como podría tener la culpa de algo así.
Me gustaría decirle que no es su culpa, que no se sienta mal por mi, pero lo único que logro es mover mi dedo logrando ilusionar a todos.
¿Les cuento algo? Yo no lo vi, solo fue un alto reflejo del cuerpo al estar tanto tiempo si moverse.
(...)
- Este cuento es mi favorito, mi mama me lo contaba todas las noches antes de irme a dormir.
Este chico se siente tan culpable que viene todas las noches sin excepción alguna a leerme o simplemente a hablarme.
Me gusta escucharlo, me hace sentir menos sola.
A veces me hace sentir que el intentar suicidarme talvez fue un error y que talvez no todas las personas sean malas.
- Habia una vez un anciano carpintero llamado Gepeto que era muy feliz haciendo juguetes de madera para los niños de su pueblo. Un día, hizo una marioneta de una madera de pino muy especial y decidió llamarla Pinocho.
Escuchar su voz me hacia feliz y gracias a el quería con todas mis fuerzas despertarme del coma.