Eliza
Llegue después de diez minutos caminando por el bosque hasta llegar al rio traía, fui primero a casa a traer unos ruffles, mi debilidad si quieres consentirme cómprame unos ruffles.
Un libro que con la ayuda de la señora Meredith, la dueña de la librería de la esquina, me lo dio a escondidas sin que nadie lo viera, porque si puede ser un pueblo pequeño pero tiene grandes chismosos, el libro que encargue fue “rompiendo normas” y al final una botella de agua.
Estaba sentada apoyada de un árbol a mitad del libro un gruñido me sobre salto, desvié mi mirada del libro pegue un chillido al percatarme que era un lobo gris de casi un metro, guarde rápidamente los ruffles, tal vez vino por la comida. Me levante aun con el libro en mano.
Este se fue acercando, soltó un gruñido y vino hacia mi corriendo, este es mi fin me va a comer, voy a morir sin a ver cumplido mi lista de deseos, rayos lo hubiera hecho en verano.
Cerré mis ojos a verlo a unos metros de mi pero el golpe nunca llego cuando los abrí me fije que delante de mi había un hermoso lobo de pelaje negro enfrente mi poniéndose en guardia soltando un fuerte gruñido, haciendo que el lobo gris se fuera corriendo.
Genial ahora tenía a un lobo negro de frente mío mirándome con su cabeza ladeada a un lado
--¿No vas a comerme verdad?—pregunto, aunque muy probamente no me entienda
Me puse de rodilla para guardar el libro el cual el lobo aprovecho para poner su patita en mi brazo, me voltee rápidamente me quede viendo sus grandes ojos grises.
--¿Te puedes sentar?—se sentó—ok eso fue impresionante pensaba que lobos no estaban domesticado—con su lengua me lamio la mano—pero claro tu eres diferente—siguió lamiéndome hasta llegar a mi cuello el cual estaba descubierto—atrevido—me reí
Saque la botella y bebí un poco, después saque el ruffles y me lo empecé a comerlo, de un momento a otro el lobo empezó a emitir sonidos de sollozos, no me digas que
--No querrás ruffles o ¿sí?—no me lo creía ¡era mejor lobo del mundo comía ruffles!
Saque uno y se lo di ¿temí que me mordiera?, claro que sí, pero no lo hizo lo agarro con su hocico sin hacerme ningún daño, seguí comiendo y a la vez dándole al lobito, empezó a oscurecer.
Dios como regresaría, con el bosque oscuro no iba a ver nada, el lobo se había ido hace aproximadamente diez minutos, guarde todo en mi bolso y lo colgué, deje salir un suspiro de frustración ¿porque no me había dado percatándome de la hora?, estúpido lobo come ruffles.
Me levante dispuesta a irme cuando el crujido de una rama llamo mi atención, la figura se enfocó dejándome ver a Hades ¿Qué hacía en el bosque?
--Oh hola Eliza ¿Qué haces aquí a estas horas?—le sonreí
--Estaba en el rio y tu ¿Qué estás haciendo aquí?
--Mi casa esta atrás—alce las cejas sorprendida si viviera aquí sería lo mejor, aunque lo dudo.
--¿Vas a volver tu sola?—asentí—no es muy recomendado hasta los mejores excursionista se pierden en el bosque de noche, en especial este dicen que este bosque esta conectado a otros lugares.
--¿Entonces que hare?, no me voy a quedar dormir debajo de un árbol—me cruce de brazos sobre mi pecho
--No claro que no—dice alarmado—te vienes a mi casa y en la mañana te devuelves.
Me iba a ir con un chico que acababa de conocer hoy tal vez sea un asesino en serie, pero algo muy dentro de mi gritaba que confiara en el y que me valla con Hades, si mi intuición y conciencia me lo decían pues lo hacía.
--Ten por seguro que no te mataría, eres muy hermosa para hacer eso—dice haciendo que me sonroje, por dios es la primera vez que me dicen algo así
--Bueno vamos entonces—me acerque a él, Hades puso su brazo en mis hombros pegándome a su cuerpo, y comenzamos a caminar
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Editado: 14.11.2021