Stella
Pasamos toda la noche reajustando los últimos detalles del plan y contándoselo a nuestros secuaces ósea Peter, Eider, Bastian y Willy. Eliza seguía teniendo sus sesiones con Athena la cual es buena pero pierda la paciencia rápido.
Después de vestirnos y comer, la parte difícil era despedirnos de Dimiter quien no quería soltar la pierna de Hades
--Pero se van a ir y me van a dejar solito—las lágrimas se acumularon en sus ojos grises
--Pero volveremos lo más rápido que podamos, además te traeré un regalo—dijo Hades, él se quitó rápidamente
--¿Enserio?—los dos asentimos—está bien pero si me dejan comer leche con galletas
--Es dulce Dimiter, por el desayuno no se comen dulces—el hizo una mueca de no agradarle mis palabras
--Entonces me quedare en la pierna de Hades hasta que alguien me de mis galletas—se cruzó de brazos y nos miró desafiante
¿De verdad estaba dejando que un niño que tiene seis años me deje manipular así?, la respuesta era un rotundo: si
--Está bien dile a la nana que te de galletas—dijo Hades resignado, otro dato fue que prácticamente la señor Aria obligo a Dimiter que le diga nana
--Ese niño sabe cómo manipular—dijo Eider con los ojos muy abiertos
--Así conseguía las cosas en la calle, ellos decían que lo que hacía estaba mal pero no podía quedarme de brazos cruzados—dicho esto se ve dando saltitos hasta la cocina
Me quede viendo por donde se fue, ese niño a su poca edad ya había sufrido demasiado, e iba a protegerlo para que no vuelva a sufrir mas
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El trayecto a la escuela no fue tan diferente bueno a quien engañamos claro que lo fue. Fuimos en el carro de Hades para que el primer impacto fuera en la escuela y si lo fue
Salimos de auto y Hades no dudo en pasar su brazo por mis hombros para sentirme más segura, cada que pasábamos por algún pasillo la gente nos quedaba viendo con la boca abierta, en las clases ni siquiera disimulaban, se me quedaban viendo y murmuraban, si Eliza estuviera en mi lugar no hubiera aguantado ni cinco minutos
Pero en cambio estoy yo, y si es que me quedan viendo o hablan de mi es que me tienen envidia. Me encontré con Hades en el pasillo junto a mi casillero, me acerque y lo abrí para poner los libros
--Te noto feliz, ¿seré que yo soy el motivo de tu felicidad?—dijo acercándose mas
--Cerca pero no—puso una mueca triste—pero hoy puedo deshacerme de una de las personas que más odia Eliza, eso es felicidad para mí
Me mira como si en mi cara tuviera un alíen—bueno no era la repuesta que esperaba pero bien, por lo menos me merezco un beso—cerro la puerta de casillero haciendo que varios alumnos voltean por el sonido
Hades pega sus labios con los míos en un beso corto pero intenso—ahora…-- pero se calló cuando escuchamos el pitido de las bocinas, eso significaba que había un anuncio
--La señorita Eliza Wood pase por dirección ¡en este instante!—se escuchó la voz enojada de Claudio resonó por todo el pasillo
--Primera fase empezó a correr, llama a los chicos y acumulen el máximo de personas en el pasillo de la oficina del directo
--Está bien no te preocupes, te espero afuera para el teatro.
--Cuando escuches el disparo cuanta hasta cinco para darle la señal a Eider.
--¿Cómo estas tan segura que tiene un arma en su oficina?—pregunto un poco bajo al notar que más gente se acumulaban en el pasillo
--Créeme que lo sé—deje salir un suspiro, Hades me guiño el ojo, y yo me dispuse a caminar lo más relajada posible solo para irritar a mi tío
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Entre a la oficina de Claudio perfectamente ordenada, me senté en la silla en frente de su escritorio, tenía la típica placa de oro con el “Direc. Claudio Wood” al lado de este estaban cinco lápices ordenados de grande a pequeño. Evalué la cara de mi tío estaba roja y apretaba la mano con fuerza en la orilla de la madera
--¿Cómo se te ocurre? ¡Salir sin tu peluca a la calle! ¿Qué van a decir la gente ahora? Pues que más ¡que tengo una hija lunática!, ¡y esa ropa no es apropiada para una señorita!—me cruce de piernas, y suspire exesperada por las palabras tontas de mi tío-- ¡y suspiras!, ¡es que eres imposible!, haz roto las cinco reglas tu madre te dará el castigo merecido
--Vamos deja de hablar pareces una gallina, la gente puede vestirse como quiera esa estúpida ley que hiciste está mal, pero volviendo a lo importante se algunas cosas tío—sonreí maliciosa mientras que el me miraba con la mandíbula apretada
--¿Qué cosas?
--Nada, cosas sin importancia como si fuera normal mandarme a un psiquiatra
--No me importa que te dijeron, tal vez algunas cosas sean verdad, ¿Quién fue?
--¿Por qué te lo diría?—sonrió angelicalmente—pero tú lo has dicho es algo que no tiene importancia
--¿Quién fue los Mankris, los rebeldes?—me encogí de hombros—si no me lo dices a las buenas será a las malas--empuño la mano derecha y abrió el cajón sacando una pequeña pistola
--Dime o en menos de lo que esperas una bala llegara justo a tu frente—posiciono el arma en enfrente con el dedo justo en el gatillo
--La que hace las condiciones aquí soy yo—me enderece y rogué que Athena estuviera preparada—baja el arma ahora—dije amenazadora
--No me levantes el tonito, no me das miedo—levante mi dedo y con ayuda de los poderes de Athena deje caer la lámpara de su escritorio
Levante una ceja, divertida por su expresión-- ¿Qué decías?—ahora su mano temblaba pero trataba de disimularlo-- ¿sabes qué? Ya me canse, gracias por nada yo le daré la trágica noticia a tu esposa y a tu querido hijo.
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Editado: 14.11.2021