12. Los amores prohibidos.

“Un día te das cuenta que ya no quieres estar en el fondo del pozo,  que la vida no son blancos o negros y que la lluvia no es tan mala.

Un día te cansas de estar estancado y decides que mereces algo mejor, en ese instante, la vida cambia.

Te das cuenta que la vida no son momentos tristes, sino que entiendes que no puede haber felicidad sin tristeza. A veces necesitas el dolor para entender cuando fuiste feliz, disfrutas de los momentos que sonreíste como si la vida dependiera de eso.

Aprecias tu vida y recuerdas cuando estuviste con los problemas hasta el cuello, porque a pesar de que muchas cosas no cambiaron, sabes que no hay más allá de tocar fondo y en ese preciso instante solo te queda subir.

Va haber gente que te tienda la mano para subir más rápido y otras que solo te la pisarán, pero no te preocupes porque cada quien va a recibir lo suyo.

No te rindas, que ningún dolor es para siempre.

Con cariño, Nicolas.”

Yaroslav

-Bien, aquí dice… “Los amores prohibidos, o prohibitos autem amorem, serán condenados a pasar la eternidad encerrados en Cobera D´ Ebre, pagando el precio por infringir las normas impuestas por la naturaleza, los seres de diferentes especies no se pueden relacionar entre sí.

Serán custodiados por las primeras criaturas creadas por Dios, seres que van más allá del bien y el mal, que solo existen en un terreno neutral al igual que la muerte. El nivel de poder de ellos es incierto, ya que las únicas criaturas que pudieron descubrirlo, no vivieron para contarlo.  

Consta un pequeño grupo de no más de diez criaturas, las cuales anexan el ADN de los seres que prosiguieron a su creación. El jefe de esta elite es Aix, encargado de planificar, dirigir y llevar a cabo la encomienda de Dios, a cualquier precio.”- Leí lo que se encontraba escrito es latín, que misteriosamente aparecía resaltado con letras grandes y de un color dorado, pero hasta ahí llegó mi conocimiento.- Lo demás se me dificulta demasiado para leerlo, se encuentra escrito en un idioma extraño, parece ser muy antiguo.- Giré el libro y se lo pasé a Samuel.

-O quizás no quieren que sepamos lo que sigue a continuación.- Respondió la paloma.- Tampoco entiendo lo que dice, es muy extraño todo.  Debemos tener cuidado a partir de ahora, nos estamos metiendo en un terreno peligroso.

Tomé la foto que se encontraba sujeta al libro y la saqué con cuidado para poder observarla mejor, se encontraba muy deteriorada pero se podía distinguir un paisaje, el cual no había visto jamás.

Pensé, pensé y pensé, pero nada llegó a mí era como si ese lugar fuera de fantasía… O no estuviera en este mundo, pero era imposible que yo no lo supiera. Intenté buscar en los rincones más profundos de mis recuerdos, acomodar toda la información que sabía, pero no había absolutamente nada, no conocía aquel maldito lugar.

Un sonoro suspiro de frustración brotó de mis labios, y le pasé la fotografía a Samuel, para luego refregarme la cara con las manos. Si él no sabía nada, estábamos en ciertos problemas, porque nosotros éramos los que más conocíamos el mundo.

-¿Reconocen dónde se encuentra este lugar?- Le preguntó a Nicolas y Bacarra, sabiendo de antemano que ellos tendrían conocimientos más exactos de algunas zonas.

Los ángeles y demonios, a diferencia de seres como nosotros, son enviados a zonas específicas, para tener un mejor acceso a los humanos y así poder influenciarlos. En caso de tener algún conflicto entre especies, se lleva a un juicio justo a las dos partes, ya que los enfrentamientos entre ambas especies están prohibidos, ellos solo le tienen que mostrar un camino y el humano por sus propios medios va a elegir uno.

Ellos se acercaron hasta Samuel y observaron la imagen con detenimiento, demasiado para mi gusto. La giraron para un lado y para el otro, del reverso y al revés, me agarré el puente de la nariz mientras contaba hasta un millón. Aproximadamente había pasado una hora, la cual todos la habíamos pasado en un completo silencio, esperando a que nos dijeran algo, porque a esta altura solo quería que dijeran cualquier cosa.

Solo podía ver sus ceños fruncidos, era lo único que demostraban, y mi paciencia ya empezó el conteo para explotar. Estaba por decir algo hasta que alguien más se me adelantó. 

-¿Y bien?- Preguntó Adara con desesperación, al parecer no era el único que estaba por perder los estribos. Golpeteé mi pie contra el suelo mientras esperaba una respuesta.

-No sabemos dónde queda ese maldito lugar.- Soltó Bacarra rápidamente, ganándose un golpe por parte de Emma por su vocabulario tan vulgar y otro por parte de Nicolas por haber sido tan brusco con su respuesta.

-Bien, tanto trabajo tirado a la basura.- Replicó Azahara de golpe, sorprendiéndonos a todos, se supone que el pesimista soy yo pero al parecer todos habían tomado este problema como suyo.

-Dios, Dios, Dios…-Comencé a murmurar en voz baja, al mismo tiempo que empezaba a dar círculos en medio de sala. Necesitaba un nuevo plan, alguien tenía que saber en qué parte del mundo se encontraba ese maldito lugar. A menos que…

-Dejen que nosotras miremos esa fotografía, tal vez podremos descifrar qué lugar es ese- Dijo Aglaope con optimismo, pero mi pesimismo era demasiado grande como para poder escucharla, por lo que caminé en círculos un buen rato hasta que me cansé y me senté en el sofá, o mejor dicho, me desplomé sobre él como peso muerto.

Quizás tengan razón y no todo está perdido, todavía está la esperanza de que ellas sepan algo…

-No tenemos ni la menor idea de donde puede estar.- Murmuraron las seis a coro un poco avergonzadas, devolviéndome el trozo de papel.