Mi madre es un Hada..?

Gris y blanco

- ¡Nahiara! ¡Nahiara! - los gritos de Lía me despiertan y hacen que me asuste, miro a todos lados y me doy cuenta de que estoy en mi cuarto - ¡Nahiara, apúrate que ya está el desayuno!-

- ¡Ahora bajo!- le digo mientras salgo de la cama para darme una ducha de agua fría, cuando termino me pongo algo cómodo y cepillo mi cabello, no me fijo en cómo queda por que todavía no entiendo lo que soñé.

-Buenos días- le digo a Lía quien tira el plato con el desayuno, abro los ojos y voy directo a ella para hacerla a un lado y no se corte - ¿Qué paso? ¿Por qué tiraste el plato? - le pregunto cuando me señala asustada.

-Tus ojos, tu cabello, tu…- no entiendo lo que me dice y voy corriendo a un espejo, cuando lo hago entiendo completamente su reacción. El reflejo ya no es el de la chica de piel caramelo, con ojos cafés claros y cabello blanco.

Lo que veo es a una chica con piel de porcelana, cabellera gris con un distintivo mechos blanco, algunas pecas y ojos grises ¿Qué me paso?, esta no puedo ser yo, no soy yo. –Nahí, tranquila, vamos a comer un poco ¿sí? - ¿porque parece que entiende lo que me pasa? ¿Qué me está ocultando? Las preguntas no paran en mi mente haciendo que apenas coma.

Escucho el suspiro de Lía y parece que va a hablar, pero la interrumpo –Creo que el hechizo de recuerdo funciono, soñé con mi madre, también tenía un padre Bastián, ellos estaban peleando porque no querían que mama me llevara decían que no estaba segura ahí. Después nos atacaron y ella abrió un portal, estábamos a punto de irnos cuando lo mataron frente a mí-.

Lloro como puedo mientras Lí me abraza –Nahiara, tengo que contarte algo que quería evitar, pero creo que es momento de que lo sepas – se separa de mí y puedo notar que es algo serio, solo asiento con mi cabeza.

-El día que fui a Irlanda…

Flashback

-Hija, esta noche no quiero que salgas al lago por favor- me dice mi padre, podría decir que está un poco preocupado –Esta bien- le doy un beso en la mejilla y salgo de su despacho.

La noche cae con prontitud y me percato de que es luna llena, no lo soporto más y la curiosidad me gana, espero a que todo quede en silencio. Salgo por una ventana con mucho cuidado, siempre que vengo a un lugar nuevo busco otras formas de entrar y salir del lugar, este no es la excepción. Bajo con mucho cuidado y reviso que nadie me haya visto, cuando lo confirmo corro hasta llegar al lago.

Me oculto en un árbol y a lo lejos veo como pequeños seres empiezan a bailar y cantar, no entiendo lo que dicen no solo por la distancia, sino porque no entiendo su idioma, es uno que nunca había escuchado. Planeo acercarme más, pero cuando lo hago todos desaparecen menos uno, este no es muy diferente a los demás, solo se ve que es poco más viejo.

-Acércate, no temas- hago lo que me dice, si me quisiese hacer daño lo hubiera hecho desde hace mucho –Solo escucha y no digas nada- asiento con la cabeza.

-En esta noche y en este lugar yo Nimue te concedo a ti Lía Hughes el honor y deber de proteger a nuestra reina- no sé por qué me dice esto, cuando pongo más atención a mí me doy cuenta de que estoy levitando sobre el lago y un par de lucecitas entran en mi cuerpo.

-Te regalo mi magia, tú y solo tu podrás manejarla, cuando el momento llegue harás lo mismo, por ahora olvidaras esto y te liberaras cuando sea el momento- es lo último que escucho antes de desmayarme.

Cuando despierto me encuentro en casa, estoy en mi cama cubierta de sabanas y con un padre con ojeras y ojos hinchados - ¿Por qué Lía, dime por qué? - me pregunta mientras alza su rostro.

-Papa, yo, no sé de qué me hablas- es lo único que puedo decir porque me abraza como si fuera la última vez que lo hará.

 

Fin de flashback

-Eso es lo que paso, también me dio un libro- me dice con algo de tristeza, pero eso no es lo que pienso ahora.

-Está bien, vamos a la cabaña y trae tu libro, te espero en el auto- es todo lo que digo antes de subir a mi habitación y tomar el libro de Morgana, subo al auto y la espero como dije.

Sube y conduce hasta llegar, ninguna de las dos dice nada, cuando llegamos le digo que vamos a practicar algo que vi ayer del libro, no me sale nada de lo que hago y a ella tampoco, me empiezo a desesperar y no aguanto más.

- ¡¿Por qué no me lo dijiste?! ¡¿Por qué esperaste hasta ahora?! ¡¿Por qué no la salvaste como ella te salvo?! ¡Dime porque maldita sea! - la tomo de los hombros y con una velocidad y fuerza que no sabía que tenía la arrincono en la pared.

-Yo... yo no recordaba, no sabía, perdón- solo eso me hace enfadar más, dejo de pensar cuando unos fuertes brazos me toman.

- ¡Cálmate Nahiara, ella no tiene la culpa! - me dice mientras me toma con más fuerza.

-Adonis- susurro, cuando lo hago veo a mi alrededor y me doy cuenta que de mis manos y cuerpo salían llamas de color blanco. Trato de calmarme y estas bajan su intensidad, cuando lo hago me suelta y caigo de rodillas.

Cuando esto pasa grito tan fuerte como mi voz y el aire en mis pulmones me lo permiten, lloro como nunca, por todo lo que me ha pasado, por mí, por Lía, por Joe, por mi padre y mi madre. La misma de la que no se nada y hace poco me entere de su naturaleza, de la misma que quiero recuperar.

-Tranquila, todo va estar bien- me dice Adonis tomando mi mentón para que lo vea, solo lo abrazo y es lo único en lo que pienso, cuando me relajo le pido disculpas a Lía.

-Muy bien, ya gritaron, ya lloraron, ya hicieron lo que quisieron, es hora de que piensen y se hagan fuertes- nos dice el chico frente a mi mientras toma una postura rígida y demandante.

-Después les explicare todo, ahora solo descansen un poco, tengo que hablar con las dos, en especial contigo Nahiara- solo asiento con la cabeza y no digo más.




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