Capítulo 3
Se que esto no va a ser fácil pero no nos queda opción mas que actuar conta algo que no sabemos que es y contra la incertidumbre del futuro por que es probable que esto no sea lo que queremos que sea, pero no nos queda otra que seguir juntos adelante.
Salimos de mi casa, tras mis últimas palabras, dejamos a mi primo con mi tía y nos encaminamos a la plaza donde habíamos quedado en un principio. Nos sentamos en un banco y no tardo en preguntar.
Esta anocheciendo, pero eso no importa.
- ¿Crees que de verdad podremos con esto? - digo
- Claro que sí, no lo he dudado, porque creo en tu fuerza, desde el primer día que te conocí en el día de la transformación, lo supe, supe que serias única y fuerte, yo estaré a tu lado siempre que me necesites, puedes confiar en mí, lo sabes ¿verdad? - dice
-Lo sé- sonrío y le doy un beso.
Pasamos un rato mas allí hasta que decidimos que es hora de volver, pero antes de irnos una llamada entra a su teléfono, el me retiene por el codo enseñándome el número que está en la pantalla, es un número muy largo lo que nos indica que podría ser emergencias, por lo de Luna, así que sin perder mas tiempo lo insto a que lo coja. Y así lo hace.
-Hola, ¿Quién es? - dice nada más coger el teléfono.
-Hola, lo llamamos de urgencias por la anciana Luna, queríamos comunicarle que esta estable y que los horarios de visita son de tres de la tarde a cuatro. - dice el enfermero, supongo.
-Gracias por avisarnos- le agradece y cuelga. - ¿Vamos?
Asiento a su pregunta, caminamos juntos hasta una calle que separa las calles por las que debemos de coger,
Al entrar por la puerta de casa, noto algo raro, no hay nadie, un extraño olor a gasolina inunda mis fosas nasales y me repele, con la nariz tapada entro en casa del todo y veo que el salón está sumido en la oscuridad, unas voces se hacen presentes, pero suenan ahogadas, conforme voy andando se aclaran, es mi madre, la puedo reconocer.
-¡¡MAMÁ!!- grito, pero nadie responde es como si algo malo hubiera pasado, en vez de guiarme por la razón decido seguir la corazonada de dirigirme hacia la caseta del jardín, está cerrada, busco una manera de abrirla, al lado encuentro una vara de metal, es bastante pesada, creo que servirá para abrirla.
Cojo impulso y arremeto contra el candado de esta y la abro, dentro esta mi madre inconsciente, amarrada de pies y manos, pero no hay más que una nota:
''Si quieres ver a los demás, busca un paisaje de costa donde todos acuden para no perderse''
No dudo en guardármela y sacar a mi madre de ahí, la pongo sobre el césped y desamarro sus manos y tobillos, le quito la mordaza que lleva puesta e intento de espabilarla, pero al no conseguir resultados llamo a una ambulancia, ellos me indican como proceder hasta que llegan, los minutos de espera son muy largos, cuando por fin llega la ambulancia nos dirigimos al hospital, me han dejado subir con ella.
La sala de espera es blanca con unos asientos demasiado incomodos para mi gusto, el olor a desinfectante me marea y es desagradable que no te digan nada, cuando sale un médico de su habitación me levanto como un resorte y me dirijo hacia él.
- ¿Cómo esta? - pregunto
-Esta estable, pero la tendremos en obsevacion un día más-dice
-Gracias- le sonrío- ¿Se puede entrar?
-Lo siento, pero aún no- me dice y se va.
Me siento otra vez en el sillón incomodo, por lo visto le dieron un fuerte golpe en la cabeza y la drogaron, mi móvil timbra interrumpiendo mis pensamientos, es mi vecina, es extraño en otra ocasión, pero no en esta, pues por lo de mi madre me han estado llamando mucho. Lo cojo.
- ¿Sí? - respondo al descolgar.
- Cariño ya he llamado a los bomberos, pero tienes que venir, tu casa está en llamas...-dice.
¿En qué momento se descontroló todo?
No quiero ni siquiera llegar, voy de camino a mi casa tras la llamada de mi vecina, avise al médico de que me iba, le deje una nota a mama por si despierta y llamé a Marcos para que supiera lo que estaba pasando, él me ha dicho que me esperara en mi casa.
Llego agitada por la prisa, la casa esta incinerada, todo es ceniza, ya han apagado el fuego, no me lo pienso dos veces y entro a la casa unos bomberos intentan detenerme, pero de mis manos sale una fuerte corriente eléctrica y los dos caen a mis costados, no me detengo, necesito saber si ha quedado algo en pie.
Se que Marcos viene detrás mía, estoy empezando a poder detectarlo sin siquiera tener mis poderes lobunos, al entraren el salón una ira me recorre todo el cuerpo, ¡quien tiene la maldad de quemar una vivienda y secuestrar a los habitantes de esta?, no lo sé pero tengo por seguro que lo averiguare, y encontrare a mi familia, sigo el recorrido por la casa, al llegar a mi cuarto es inevitable que la ira se convierta en tristeza pura, las lágrimas caen de mis ojos sin control, todo está destruido, no queda nada.
NARRA MARCOS
La veo paralizada en la puerta de la que supongo era su habitación los hombros le tiemblan, puedo escuchar su corazón acelerado y sus pequeños sollozos, no me lo pienso mucho y la abrazo por la espalda, ella inmediatamente se gira y se aferra más a mí, el saco de la casa y me la llevo a la mía, pero en cuanto se sienta se vuelve a levantar y me dice que se va.
-Hey, te acompaño- le digo, no lo dudo.
Ella se gira hacia mí y puedo ver su sonrisa de agradecimiento, tiende una mano hacia mí y nos dirigimos a la parada de autobús, solo hay decido preguntarle a donde vamos.
-Al faro- es lo único que dice, pero se abraza a mi muy fuerte.
Esperamos el autobús, el único faro cerca está en mi manada que está bastante lejos para ir andando. Cuando llegamos los ojos de Sara se tiñen de un fuerte rojo, la ira la corroe, yo puedo identificar el olor de su tía aquí y me da que ella también ha podido identificar el de su familia, o más bien dicho su loba.