Cena familiar
Después de estar hablando de cosas al azar por más de dos horas me fui a dormir, ya que tenía que madrugar si no quería llegar tarde a estudiar.
Al siguiente día como es de costumbre me levante, hice toda mi rutina diaria para luego bajar y ver que ahí me esperaba Matth sentado en la sala, después de desayunar con mis padres y hermanas, nos dirigimos hacia el instituto en donde al llegar salude a mis amigas y nos fuimos cada quien a su respectivo salón.
El día pasó rápido y como siempre con muchos trabajos, tareas, exposiciones, entre otras cosas que dejan para toda la semana.
Después de una semana cargada de trabajos por fin llegamos al fin de semana, el tan anhelado y esperado fin de semana, en donde el sábado me la pase con mi familia y el domingo decidieron hacer una cena en mi casa, donde estuvo mi familia y la de Matth, fue muy divertida ya que gracias al cielo no es la primera vez que hablan, pues se llevan muy bien desde hace como tres años, después de cenar con su familia decidimos estar un rato en la sala, ya que los adultos empezaron a hablar del trabajo, finanzas, hasta de nosotros, así que como se estaba volviendo muy incómodo para nosotros decidimos irnos a la sala a comer mi reserva de helados y ver caricaturas con mis hermanas y el hermano de Matth, después de eso mis hermanas se quedaron dormidas, así que decidimos subirlas a su habitación para luego regresar a la sala. Como a las once de la noche ya se tenían que ir, así que me despedí de su encantadora mamá de Matth alias mi suegra, la cual aún me da pena llamarla así, luego del papá de Matth, luego me despedí de su hermano, el cual es igual de inquieto que mis hermanas y por último de Matth.
—Bueno, adiós que les vaya bien, me manda un mensaje cuando lleguen a su casa, no se vaya a desvelar porque mañana nos toca ir al instituto y me tiene que venir a traer, a y se porta bien, nada de estar molestando a su hermano. —Le dije abrazándolo.
—Si mí general, algo más que desee la señorita. —Me dijo en tono militar colocándose en posición de saludo esa que usan los soldados.
—No sea bobo, hablo enserio. —Le respondí pegándole en el estómago pero en forma de juego.
—Lo se princesa, solo bromeo. —Me dijo riéndose.
—Bueno está bien, ahora váyase, si no se les hará más tarde. —Le dije dándole un pequeño empujón.
—Esta bien me voy, pero no sin antes. —dijo dándome un beso en los labios, lo cual me tomó por sorpresa, pero solo me tomó un par de segundos para corresponder a su beso. Al separarnos sonreí. En eso su papá sonó la bocina del auto despertándonos de nuestra pequeña burbuja.
—Bueno, ahora sí váyase, porque si no te van a regañar. —Le dije abriendo los ojos.
—No me importa si me regañan o me castigan de por vida, ya que vale la pena por estos minutos y segundos a su lado, porque ahora puedo morir en paz. —contesto en tono dramático.
—No sea bobo porque si lo castigan ya no nos veremos, aparte no puede morir lo recuerda, ya que si usted se mueres yo me muero con usted. —Le dije poniéndome un poquito seria, ya que eso era cierto.
—Si lo se y tranquila, no me pienso morir tan rápido, ya que no encontrara a nadie que la moleste y la saque de sus casillas como yo, ni mucho menos que la conozca tanto como para saber cuándo necesita su dosis urgente de chocolate. —Dijo lo último entre risas, sin soltarme.
—Si, la verdad es que usted es el único que sabe cómo sacarme de mis casillas al punto que lo quiera matar y al mismo tiempo contentarme al punto que lo quiero besar. —Dije entre risas pues así de bipolares eran mis sentimientos hacia él.
—Si lo se, soy único y perfecto. —Dijo balanceándose de adelante a atrás.
—Y muy egocéntrico. —Le dije entre bromas.
—Vamos Romeo que tengo sueño, aparte mañana ves a tu Julieta y siguen con sus cursilerías. —Dijo su hermano desde el carro y la verdad es que me causo mucha risa, ya que nuestra relación en nada se parece a esa historia romántica, ya que nosotros parecíamos más perros y gatos peleándonos a cada rato, aparte ellos dos mueren al final así que no gracias.
—Bueno, ya ha escuchado a su hermano, mi adorado Romeo. —Le dije intentando contener mis ganas de reírme.
—Oooh si querida Julieta, os veo mañana, aunque nuestra separación será una tortura para mi pobre corazón que está desbordando de amor para mi amada Julieta. —prosiguió siguiéndome el juego como siempre.
—Oh Romeo Romeo ¿dónde estás que no te veo? —conteste intentando hacer una voz dramática y dulce.
—Pues que, estás viendo y no ves, estoy aquí wey no manches, ni que fuera un fantasma. —Dijo entre risas, lo cual me hizo reír a mí también.
—Pues que yo recuerde así no va. —Le dije aun agarrándome el abdomen, ya que me empezó a doler por tanto reírme.
—Si lo se, pero quería darle nuestro estilo. —Me dijo riendo igual que yo.
Luego de eso nos despedimos por séptima vez en la noche, para después subirse al auto de su padre y marcharse. Luego de eso entre a mi casa y me fui directo a mi habitación ya que mis papás ya se habían ido a dormir, entre a mi habitación, me puse mi pijama y agarre mi cabello en un chongo, para luego dirigirme al baño para cepillarme los dientes y lavarme el rostro, después de eso puse la alarma en mi celular y lo puse a cargar para luego apagar la luz y acostarme, cuando ya estaba acostada apunto de dormirme, vibro mi celular, lo cual odio, no sé si seré la única pero por mas cansada que esté si mi celular suena o vibra aunque intente ignorarlo y dormirme no puedo, ya que siempre la curiosidad me gana, así que me senté en mi cama y estiré un poco mi mano para mi mesita de noche en donde se encuentra mi celular cargando y cuando lo encendí casi me quedo ciega por la luz tan fuerte que se me olvido quitarle al teléfono, después de un rato ya con el brillo del teléfono en mínimo vi que lo que tenía, era un mensaje de WhatsApp y el mensaje era de Matth.
#16607 en Novela romántica
#3135 en Joven Adulto
el primer amor, desamor tristeza amargura corazn roto, mejoramigo
Editado: 16.01.2023