Nostalgia
Este día fue muy divertido, reímos y jugamos, todo estuvo muy lindo.
Después de pasar un día excelente con mi familia llegamos a mi casa a descansar.
*****
Los días se pasaron rápido y sin darme cuenta ya tenía que irme a la universidad, aunque la verdad estos meses fueron mejor de lo que esperaba, ya que la pase con mi familia y amigas, también fui a visitar a los padres de Matth, la verdad es que mi relación con Matthew ha sido un poco difícil por la diferencia de horarios, ya que son aproximadamente ocho horas de diferencia, entonces a veces me llama y yo estoy dormida y viceversa pero a pesar de todo seguimos juntos.
Estaba arreglando mis maletas para irme a la universidad y empecé a recordarme de todo lo que pase aquí con nostalgia, ya que esta ha sido mi habitación desde que nací y la verdad dejarla me da tristeza, aunque dejó algunas cosas, ya que me vendré a quedar aquí para las vacaciones.
Luego de empacar todo, mi papá me ayudó a bajar todas las cosas de mi habitación, luego de eso me despedí de mi familia con abrazos una que otra lágrima de mis padres obviamente ya que las descaradas de mis hermanas ya estaban pensando que haria con mi cuarto ahora que no estaré, pero gracias al cielo mi mamá me dejó ponerle llave al cuarto, para que ciertas pulgas no entren a mi cuarto, aunque ellas no lo saben. Después de eso le envié un mensaje a Matthew, diciéndole que no podría hablar ahorita y que le mandaría un mensaje cuando llegara.
Luego de eso entre al auto que mis padres me regalaron para año nuevo, para que pudiera movilizarme en la universidad, pero antes de dejarme conducir mi padre me dio unas clases de manejo muy estrictas ya que así estaría menos preocupado, pues es muy sobreprotector y no quiere que tenga un accidente por distraída.
Lo único que no me gusta es que me toca manejar por aproximadamente ocho horas y sé que esto será muy cansado, pero así es mejor.
Luego de estar en mi carro con mi música a todo volumen por aproximadamente ocho horas con paradas poco continúas, llegue a la universidad y me estacione, camine al interior de ella para dirigirme a la secretaria y pedir mis cosas. Cuando entre ahí estaba una señora muy amable.
—Señorita ¿la puedo ayudar en algo? —pregunta la señora con una sonrisa en el rostro.
—Si, buenas tardes, mi nombre es Samanta Jackson Brown y este es mi primer año de medicina, me dijeron que aquí me darían mis cosas. —Le dije nerviosa, ya que lo de hablar no muy se me da.
—Déjeme ver. —Me dijo tecleando algo en su computador.
—Gracias. —Le respondí con una sonrisa en el rostro.
—Señorita Samanta, sí aquí está, su casillero es el 230A, su horario es este y su habitación es la 97 del piso 5 en el primer edificio, aquí está la llave. —Me dijo dándome una hoja con mi horario y un papelito donde me apunto todo lo que me dijo lo cual agradecí ya que no se me quedó nada de lo que me dijo y también la llave de mi cuarto.
—Muchas gracias, feliz tarde. —Le dije sonriendo, agarrando las cosas para luego empezar a caminar para la salida.
—De nada señorita, estamos para servir. —Me dijo sonriéndome para después empezar a ocuparse con sus cosas.
Después de eso me dirigí a mi auto y empecé a manejar hacia el edificio el cual estaba muy cerca de ahí. Así que me estacioné y caminé hacia adentro con mis maletas, las cuales eran solo dos y mi mochila. Cuando llegué al edificio salude al policía de la puerta, para luego empezar a caminar hacia el ascensor, al llegar me doy cuenta que tiene un papelito pegado el cual dice las peores palabras para una persona tan floja como yo "FUERA DE SERVICIO, LO ESTAMOS REPARANDO. GRACIAS." Casi me da un paro cardiaco ya que son cinco pisos los que tengo que subir y la verdad es que yo no hago ejercicio, simplemente lo odio, soy muy floja para hacerlo y aunque tengo unos kilos de más no me importa, ya que si alguien me quiere me tiene que querer así. Así que con mucho pesar y una flojera extra empecé a caminar hacia las escaleras, como pude empecé a subir las maletas, pero la verdad es que apenas llevaba como cinco escalones y yo ya me estaba muriendo del cansancio, si suena muy dramático pero hasta sudando estaba es que la verdad las maletas estaban pesadisimas.
Ya llevaba un piso cuando alguien me toco el hombro lo cual me asusto, ya que iba tan distraída y perdida en mis pensamientos al punto que cualquier cosa me asusta. La cuestión está que cuando voltio toda sudada, estaba ahí un chico un poco más alto que Matthew, delgado pero el cuerpo marcado, blanco, los ojos de un azul intenso hermosos, cabello negro y con una sonrisa hermosa ya que se le formaban hoyuelos en las mejillas, traía una ropa deportiva, camiseta, pans y tenis.
—Hola. ¿Necesitas ayuda? —Me pregunto señalando las maletas.
—Emm...mmm si gracias. —Le dije algo apenada ya que no se desde cuando este chico me estaba viendo hacer el ridículo intentando subir estas maletas.
—Bueno está bien, ¿a qué piso vas? —Me dijo agarrando las dos maletas dejándome a mí solo con mi mochila.
—Al quinto piso. —Le dije aun pérdida en mis pensamientos.
—Bueno entonces vamos. —Me dijo empezando a caminar y yo lo seguí. Gracias a que el me ayudo llegamos rápido, ya que de no ser por él hubiera pasado ahí subiendo las cosas por horas.
—Muchas gracias, enserio me ayudaste mucho. —Le dije sonriendo algo apenada.
—No hay de qué. —Me dijo sonriendo y dejando las maletas en mi puerta.
—Bueno espero verte luego. —Le dije despidiéndome.
—Tal vez, mucho gusto soy Isaías y ¿tú cómo te llamas? —Me dijo y hasta ahora me doy cuenta que ni el nombre le había preguntado.
—Mucho gusto Isaías, yo soy Samanta. —Le dije sonriendo y dándole la mano.
—Bueno Samanta te dejo para que te instales. —Me respondió sonriendo.
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Editado: 16.01.2023