Anhelo
Después de pasar hablando con Matth aproximadamente dos horas, nos despedimos y decidí acostarme un ratito. Estaba acostada cuando se escucharon ruidos afuera así que decidí salir y vi que entraba una chica un poco más alta que yo y la verdad es que yo soy muy pequeña, ya que mido un metro con cincuenta y cinco centímetros y venía acompañada de un señor el cual me imagino que es su papá.
—Buenas tardes, soy Beatriz tu compañera de cuarto. —Dijo la chica acercándose a saludarme.
—Mucho gusto Beatriz, yo soy Samanta. —respondí dándole la mano y brindándole mi mejor sonrisa.
—Mucho gusto Samanta, espero que nos llevemos bien, te presento a mi padre. —agregó dirigiendo la mirada al señor que se encontraba detrás de ella.
—Eso espero yo también, mucho gusto señor. —dije saludándolo.
—Mucho gusto señorita, ahora hija necesitamos desempacar tus cosas ya que tengo que ir a tomar el vuelo hacia Virginia hoy mismo. —dijo jalando unas maletas.
—Está bien papá. Nos vemos luego Samanta. —contestó dirigiéndose al cuarto que sería de ella. Para luego entrar y cerrar la puerta detrás de ella. Me alegra que sea una chica tan amable y no una de esas chicas engreídas las cuales se creen reinas del mundo, locas por las dietas que tanto odio. La verdad es que en donde estudiaba antes habían muchas chicas así las cuales detestaba y habían otras que si eran amables, hasta unas eran mis amigas pero bueno gracias a Dios aquí aún no he visto de esas chicas. Después de que Beatriz entró a su cuarto yo me dirigí al mío para platicar un rato con mis amigas. Después de hablar con ellas en una videollamada donde se conectaron todas por más de una hora nos despedimos y la verdad es que a mí ya me había dado hambre y decidí que tengo que ir a un súper mercado a hacer despensa, ya que si sigo comiendo en restaurantes me acabaré el dinero que mis papás me mandan mensualmente y la verdad es que no quiero utilizar mis ahorros ya que son para una emergencia, lo bueno es que llevo ya más de tres años ahorrando y trato de ahorrar al máximo depositando mensualmente, tal vez no es mucho pero aún no quiero utilizarlo. Así que me levanté de mi cama, me coloque mis botas bajas, agarre mis llaves junto a mi teléfono y dinero suficiente como para comprar la comida de la semana y salí del cuarto y me encontré a Beatriz sentada en el sofá de la sala sola viendo su móvil.
—Hola Beatriz, veo que ya se fue tu padre. —Le dije acercándome a ella.
—Sí, se acaba de ir. —Me dijo volteando a verme, dejando el móvil a un lado.
—Ya veo, regreso en unos momentos. —Le dije dirigiéndome a la salida.
—Espera ¿a dónde vas?, perdón la pregunta. —Dijo un poco tímida.
—Pues la verdad es que ya me dio hambre y pienso ir a comprar las cosas para comer por lo menos en esta semana. —Le respondí amable.
—¿Te puedo acompañar?, es que la verdad no conozco esta ciudad y así será mejor ya que de paso compro comida para mí. —Me dijo aún muy apenada.
—Claro, no hay problema, vamos. —respondí sonriendo.
—Gracias, solo déjame ir a traer dinero y nos vamos. —dijo levantándose de su lugar, para después dirigirse a su habitación.
—Está bien, aquí te espero. —conteste sentándome en el sofá que se encontraba en nuestra pequeña sala.
—No me tardo. —Dijo para luego dirigirse a su cuarto.
Luego de unos minutos regresó y nos dirigimos al súper mientras íbamos platicando, ella me contaba de su vida y de sus gustos, mientras yo hacía lo mismo, la verdad es que me cayó muy bien, es muy divertida, espontanea, amigable y tiene mucha energía, me hace reír así que desde ese momento nos empezamos a llevar muy bien, hasta tenemos los mismos gustos en comida y a las dos nos encantan las caricaturas así que la pasamos muy bien molestando en el supermercado al punto que decidimos comprar la comida entre ambas.
Luego de eso volvimos a casa y preparamos el almuerzo entre las dos para después ver una película romántica, la cual nos encanta a las dos, y es Orgullo y Prejuicio, para mi es una de las mejores. Luego de eso realizamos un poco de limpieza en todo el lugar mientras escuchabamos música, al terminar preparamos la cena para después ir cada una a su habitación.
Pasamos toda la semana conociéndonos y hablando de nuestras familias, mientras salíamos a conocer un poco los alrededores ya que nos sentimos más seguras al salir juntas. Y así fue como pasó la semana muy rápido y de la nada hoy me tocaba empezar las clases lo cual hace que mis nervios se encuentren al máximo y me encuentre más que emocionada.
Todo fue muy divertido ya que todas las clases me tocaban con Beatriz y Isaías el cual se hizo muy buen amigo mío, pues es una persona increible. Pasábamos todas las clases juntos los tres aunque también conocimos a muchas personas más y así formamos un grupito de siete y el único hombre era Isaías, aunque solo a veces se mantenía con nosotras, ya que él tenía su propio grupo de amigos donde también estaba su mejor amigo del cual me había hablado y unos chicos más los cuales son muy amables y divertidos nos hacen reír mucho a mi y a mis amigas cada que estamos juntos, mis amigas son Sofía, Ana, Heisy, Estefany por su puesto Beatriz y yo.
Después de un tiempo Beatriz empezó a tener pretendientes, la verdad es que a veces era algo muy incómodo ya que le llegaban a hablar en clase y como nos sentábamos juntas era horrible, aunque a veces me daba risa ya que se juntaban como cuatro o más chicos a la vez y era como si se pelearan por ella y por su atención, la verdad es que ninguno de ellos le gustaba gracias al cielo ya que todos estaban muy feos no es que yo sea miss universo o algo así pero la verdad es que ellos si eran feos y no estoy hablando precisamente del físico, puesto a que si no eran arrogantes eran prepotentes o mujeriegos. Y aunque la universidad era una maravilla y cada uno de los cursos me emocionaba más que el anterior, convivia con mis amigos y con Camil, había algo que no me dejaba tranquila y eso era mi relación con Matth, ya que por más que lo intentabamos eran escasas las ocasiones en las cuales podíamos hablar, puesto a que los horarios eran muy distintos y el tambien se encontraba cursando su primer semestre ambos nos manteniamos muy ocupados y normalmente solo nos podíamos comunicar por mensaje y a veces que nos llamabamos pero eso era mas normal los domingos, y aunque él intentaba calmarme y hacerme sentir especial la distancia no dejaba de doler, por eso es que aunque ame la universidad, anhelo tanto que lleguen las vacaciones para poder abrazarlo de nuevo, era lo que más deseaba desde el momento en que lo vi cruzar la puerta de ese aeropuerto, todos estos sentimientos me los guardaba pues no quería ser un obstáculo para sus sueños y aunque me doliera la distancia siempre lo apoyaria en cada una de sus decisiones como él lo ha hecho conmigo.
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Editado: 16.01.2023