Decisión
Han pasado cinco meses más desde que estoy aquí, en total llevo once meses y aunque ya no me siento tan solo como antes, ya que la presencia de la doctora Gálvez me ha ayudado mucho, extrañando a Samanta igual o más cada día, aun hay días en los que se me hace casi imposible no llamarla, pues necesito escuchar su voz y decirle cuanto la amo antes de que sea demasiado tarde, pero mi temor a lastimarla aun mas me impide hacerlo, aun cuando no he vuelto a hablar con ella trato de saber como esta y gracias a un amigo he logrado saber que efectivamente desde que nos dejamos ella se a refugiado en el hospital, y aunque es un poco insano se que es lo mejor para ella, saber que está avanzando me da mucha paz.
Últimamente he pasado tanto tiempo con la doctora Gálvez que poco a poco se ha ganado mi confianza al que le conté sobre Sam y la verdad es que me sentía muy bien hablando de ella ya que es una persona muy jovial y transparente que es fácil tomarle cariño, también me hace feliz hablar de Sam ya que ella es lo mejor de mi vida es esa pequeña luz que me hace luchar todos los días y no me molesta que todos lo sepan, ni mucho menos la doctora ya que ella se ha vuelto mi amiga y ya hablamos más de cosas personales, ella me habla de su esposo y yo le hablo de Sam es algo que me ayuda a que las horas de quimioterapia sean más cortas.
Mis padres han decidido mudarse a España y han trasladado sus trabajos para aca ya que dicen que no quieren que esté solo ni un instante, aunque a veces siento que lo hacen por si llego a fallecer ellos estar acá, algo que me duele pensar pero se que es una forma en la que ellos inconscientemente se están preparando, algo que me alivia ya que se que les dolerá menos cuando llegue el momento que se que aunque quiera negarlo llegará.
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Un año aquí ya no puedo más, en serio intente luchar lo más que pude, pero creo que esta batalla ya la ganó el cáncer, ya que los doctores me han dicho que el cáncer se expandió y que ni las quimioterapias ayudan, ahora solo me alargan unos meses o semanas de vida. Así que decidí algo y cité a mi familia junto a mi mejor amigo Cristian (él cual siempre está conmigo, cosa que le agradezco mucho), para contarles mi decisión.
—Amigo que hay, ¿por qué nos citaste aquí? —preguntó Cristian entrando con mi familia a mi recamara, donde solo nos encontrábamos una enfermera, la doctora Gálvez y yo, pues me están realizando el chequeo rutinario.
—Me alegra mucho verlos a todos aquí. —respondí viendo a todos los presentes. —La razón por la cual los cité aquí, es para informarles la decisión que he tomado. —agregue sonriendo, para que supieran que estaba feliz con mi decisión.
—Dinos hijo, ¿de qué decisión hablas? —dijo mi padre, el cual estaba junto a mí madre, los dos me veían expectante y aunque sabía que les doliera, era una decisión que no pensaba cambiar, ya que era lo correcto simplemente ya no quería sufrir más.
—He decidido dejar el tratamiento y las quimioterapias para pasar mis últimos días afuera, en paz, ya que estoy listo para irme, listo para dejar de sufrir. —Les dije y vi como mi madre se agarraba de mi padre para no derrumbarse frente a mí. Sé que es difícil para mi madre, ya que siempre me ha visto como su bebe aunque soy el mayor, pero es una decisión tomada la cual no estoy dispuesto a cambiar.
—¿Estás seguro? —Me dijo mi hermano, acercándose a mí con los ojos llorosos.
—Si hermano, es una decisión tomada, ya que los doctores me han dicho que no hay forma de salvarme y que las quimioterapias solo alargan mi vida, pero esto ya no es vida, saben que las quimioterapias son muy dolorosas, así que prefiero morir en paz y no sufrir más. —Les dije tranquilo, ya que esta decisión estaba tomada, aunque la verdad es doloroso ya que sufrirán, pero sé que lo superaran, pues todos son muy fuertes me lo han demostrado todo este tiempo.
—Mi bebe... te amo y siempre te apoyare en tus decisiones, aunque me duele dejarte ir, sé que no soy nadie para pedirte que cambies de opinion, solo quiero que sepas que no te dejaré ni un solo instante hasta que sea el momento en el que debas de partir. —dijo mi mamá abrazándome empezando a llorar, lo cual me dolió demasiado, pues sabía que un dolor de madre es indescriptible y más al saber que perderá a uno de sus hijos, bien dicen que el dolor más grande es de una madre al perder a un hijo pues simplemente no tiene nombre.
—Lo se mami, yo te amo mucho, pero sabes que ya no hay nada que hacer y ahora tienes que luchar por mi hermano, aparte estaremos todavía unas semanas más juntos, hasta que Dios quiera llevarme. —Dije mientras nos separabamos y vi como todos empezaron a llorar pero un sollozo me llamó la atención, ya que fue el más fuerte de todos y lo raro es que provenía de la doctora Gálvez y cuando la voltee a ver me di cuenta que estaba llorando y como ahora estaba en un cuarto normal solo traía su bata y con una mascarilla, en eso se acercó a mí y me abrazo lo cual me sorprendió mucho.
—¿Doctora estás bien? —Le pregunté asustado ya que nunca la había visto de ese modo.
—Matth. —Fue lo único que salió de su boca, para empezar a llorar, pero esta vez su voz era diferente, y la reconocí perfectamente algo que me emociono aunque temía equivocarme y que mi cerebro me estuviera jugando conmigo.
—¿Samanta? —Dije algo sorprendido. Ella al escucharme se separó de mí y se quitó la mascarilla y en definitiva si era ella, podía reconocer esos pucheros que hace al llorar en cualquier lugar, pero como era posible.
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Triste por la decisión de Matth pero no merece sufrir mas...
Samanta!!!!!
¿Quien sospechaba que la doctora Galvez era nuestra querida Sam?
Eso quiere decir que todo este tiempo estuvo con él...
Este capitulo lo subi relativamente temprano porque hoy tengo el ultimo examen del semestre, asi que no queria que por los nervios se me olvidara actualizar. Deseenme suerte que necesito ganar el semestre para poder escribir mas tranquila...
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Editado: 16.01.2023