Capítulo 05.
|Aarón Miller|
Portland-Oregón EE.UU/ viernes, 02-10-2015.
Sonrío escuchando como mamá le habla a América con dulzura, le tiene mucha paciencia, Mer no es una chica fácil realmente, pero mamá luego de 6 hijos se las apaña, Alessandra es más independiente, pero Mer es todo lo contrario, es muy apegada a mis padres, a todos en general.
—Cariño, tus hermanas están bien—dice con tristeza.
—Me gustaría hablar con Azul —susurra la rubia menor.
—Le puedo preguntar a tu hermana.
Niego con la cabeza.
—No, má. Mejor no —suspira profundamente sintiéndose agotada —no va a querer saber nada de mí.
—Lo lamento, cariño.
—Cometimos un error y creímos que la ayudábamos, pero solo la lastimamos y ahora estas son las consecuencias.
Asiento, aunque no me ve, estoy detrás de la pared espiando un poco, Mer es tan sensible que me viene bien saber cómo calmarla cuando mamá no pueda.
—Hicieron lo que creían mejor, su hermana en algún momento los va a perdonar, solo es muy rencorosa, se le pasará.
—Lo dudo, mamá.
Yo también.
Suspiro no queriendo seguir escuchando de Azul, salgo al patio trasero y dos cachorros que no son tan cachorros vienen corriendo.
Sonrío y me siento en el grass, acariciándolos. Zeus y Hades.
—¿Cómo están? —les pregunto.
Zeus me lame la cara, río.
—Gracias por la respuesta —me mira con la lengua afuera, su cola se mueve rápidamente.
Cuando Azul se fue dejó a los cachorros, sé muy bien que se los quería llevar, pero no pudo ya que no tendría tiempo para ellos en California así que los dejó y le pidió a mamá que lo cuidáramos, Nate se los intentó llevar, no fue nada bueno. Azul intervino, estoy seguro que si fuera por ella nunca habrían hablado de nuevo, no sé qué fue lo que le dijo en esa no muy amistosa llamada, pero Nate no volvió a tocar del tema y Azul volvió a no dirigirle la palabra.
A veces pienso en su relación, soy muy observador, no tanto como lo es Azul, ya quisiera yo, pero si veo muchas cosas y siempre vi el amor que había entre esos dos, siempre desde pequeño había algo más entre ellos. La amistad que manejaban era increíble, es una meta que tengo, tener una amistad como la que mantenían antes de enamorarse. La confianza, las anécdotas, el cariño, la complicidad, su amistad era preciosa y todo se fue al tacho por un error. Nathaniel le mintió y a pesar de 13 años de amistad siempre tuvo la esperanza de que Azul lo perdonará por hacer una de las cosas que más odiaba ella, que le mientan.
Azul siempre tuvo los ideales muy marcados, siempre advertía las cosas una sola vez sabiendo por adelantado lo que iba a suceder, al ser tan analítica y observadora se le hacía sencillo anticipar los resultados finales de las acciones de los que la rodeaban. Yo sabía mucho eso, siempre escuchaba sus advertencias por más estúpidas que fueran, una sola advertencia de mi hermana me ponía alerta, sin poder evitarlo confiaba en ella ciegamente y ella en mí, por eso confío en mi cuando habló a la cámara de seguridad cuando fue a por Liam, a pesar de que ya habíamos jodido su confianza, hizo un último esfuerzo sabiendo que yo diario veo las cámaras de seguridad.
Ella confío en mi aun cuando no deseaba hacerlo, yo confiaba en ella ciegamente y aún lo hago, pero mi cobardía por miedo a mis hermanos no me permitió hablar con ella honestamente, lo único que pude hacer fue dejarme un mensaje clave en una pulsera, debí arriesgarme, ella lo valía, ella lo hubiera hecho por cualquiera de nosotros, debí ser más valiente, debí hacer más.
Azul no era una niña pequeña, sabría reaccionar a la noticia, se alteraría, pero no de la manera que mis hermanos y Nate temían, debí hablar con ellos, para hacerlos entrar en razón, ella lo habría hecho si fuera al revés.
Sujeto mi cabeza y miro a los dos perros pitbull, aún son cachorros, estás gigantes y muy traviesos, son adorables. Acarició sus cabezas con cariño.
Pienso si es buena idea lo que planeo hacer, pero no puedo evitar levantarme y mirarlos.
—¿Quieren ir a pasear? —como si me entendieran comienzan a ladrar y correr a mi alrededor, Zeus más que Hades.
Zeus es mucho más travieso e hiperactivo que Hades, él parece que fuera un perro anciano de lo tranquilo que es, tiene energía, pero no se desespera tanto como Zeus que aparece un remolino de la energía que tiene el condenado.
Entro a la casa y cierro la puerta detrás de mí, cuando Zeus se pone así es mejor cerrar todo o destroza algo, ya me cansé de esconderme con Zeus en brazos en mi habitación para que mamá no le haga algo al pobre.
Saco sus arneses y unas pelotas que pongo en una mochilita, Aracely la compró antes de irse, se la ponemos a Hades que es el más tranquilo.
Salgo y primero voy a por Zeus que no se deja poner el arnés, lo sujeto de la cola sin hacerle daño, hago que retroceda y sujetándolo le pongo el arnés rápidamente, le doy su correa, la recibe y se pone a correr por todo el patio con la correa en el hocico. Con Hades tengo más calma, se sienta y se deja poner el arnés, a él no le pongo correa ya que es más obediente y me sigue cuando lo llamo, en cambio Zeus se hecha a correr si lo dejo sin correa, ya lo he tenido que corretear por 2 manzanas para atraparlo cuando intenté sacarlo sin correa, mala idea.
Le pongo su mochilita de un patito a Hades, le quita la seriedad que le da su cadena y su collar con púas, pero bueno, la estúpida mochila es realmente útil.
Salgo con Hades siguiéndome y deteniéndose solo para olisquear cosas, a Zeus lo llevo con ambos brazos para que no se suelte, jala horrible el muy maldito.
Llegamos al parque y suelto a Zeus, felizmente es un parque para perro que está rodeado de rejas por si se quieren escapar, es muy grande y les da libertad a Zeus de desgastar su energía, les doy agua en los tazones de plástico que guarde en la mochilita de Hades y les arrojo las pelotas, corren y corren hasta cansarse.