Capítulo 16.
|Fabianne De la Torre|
Al llegar me quedo pasmada con lo increíble que es la cabaña, es gigantesca.
Miro todo con la boca abierta, alucinada.
—Pareces una cría pequeña —miro mal a Aarón —eres tierna —ruedo los ojos.
—Venga, vamos a buscar a los demás —tomo su mano y entrelazo nuestros dedos.
El camino fue tranquilo, dormimos casi todo el camino, escuchamos música y charlamos de las actividades que haríamos.
Miro todo dando pequeños brincos, me emociona mucho estar aquí, miro a Aarón que tiene una sonrisa en sus labios, se está burlando de mí, pero no me importa.
—Amo estar aquí —chillo.
Mi sonrisa amenaza con partir mi rostro.
—¡Fabi! —volteo y miro a Amy que viene hacia mi —¡Tienes que ver esto! —toma mi otra mano y me jala, miro a Aarón que parece ofendido, me despido con la mano.
—Pero... —no escucho lo que dice porque nos encontramos muy lejos.
Sigo a Amy y cuando se detiene me enseña un invernadero lleno de orquídeas, sonrío, es mi flor favorita.
—Joder, que hermoso...—sonrío ampliamente y abrazo a mi amiga que pasa su brazo por mis hombros.
—Tenemos que ponernos al día —asiento con entusiasmo —¿cafecito y galletitas?
—Dale —la abrazo con fuerza —te extrañé.
—Y yo a ti Fabi.
Cuando vez a las personas que te rodean diario se vuelve una rutina, no vez lo valioso que son cada segundo, minuto, hora, día, semana, año, que pasas a su lado, pues creemos que siempre estarán y no nos tomamos el tiempo de apreciar los pequeños momentos que compartimos con ellos, esos momentos que son tan valiosos y que no los notamos hasta que las personas se van de nuestras vidas, desaparecen, se esfuman y ya es demasiado tarde para que lo notemos de verdad pues ya no están y solo añoramos lo que fue.
Eso me pasó con Amy, no notaba lo valioso que era cada segundo que pasábamos, cada abrazo que nos dábamos en la entrada del instituto cuando llegaba y ella estaba esperándome, cada domingo que iba a su casa y la encontraba durmiendo de lo cansada que estaba, cada pijamada, secretos, susurros, abrazos, día de compras o salidas al cine.
La extrañé tanto estos meses que ahora no pienso desaprovechar ni un solo momento, extrañé a mi mejor amiga, pero sobre todo extrañaba a mi hermana, la otra parte de mí.
—Vamos.
Susurro luego de que nos pasamos un buen rato mirando las orquídeas cada una metida en sus pensamientos.
Cuando pasamos por el living vemos a los chicos jugando frente al televisor, rodamos los ojos.
—Vamos a estar arriba viendo una película —grito para que escuchen.
Aarón asiente, pero no voltea a verme, intercambio miradas con Amy.
—Son unos niños —decimos a la vez y reímos.
Nos acercamos a la recepción donde una señorita está llenando un libro, le pedimos que nos suban unos cafés y unas galletas de vainilla.
Una vez en mi habitación que comparto con ella esperamos el café, nos ponemos el pijama, sujetamos nuestro cabello, nos ponemos vinchas, ambientamos el lugar con velas aromáticas y música suave, cuando llega el café solo puedo preguntarle algo.
—¿Desde cuando sales con rizos 1?
Sonríe tímidamente, últimamente le he visto esa sonrisa, es adorable.
—Hace unas semanas —toma un sorbo de su café —él se acercó a mi luego de que viera la primera foto —hace una mueca recordando ese amargo momento —pero creí que solo quería fastidiar, me dijo que quería ser mi amigo, tal vez percibió que lo necesitaba, no lo sé —sonríe inconscientemente —pero agradezco que siguiera buscándome aun cuando le cerraba la puerta en las narices —alzo mis cejas, divertida.
—¿Hacías eso?
—Sí —ríe —era un poco grosera con él —suspira —luego de que Aarón me dijera todo eso en el estacionamiento me dejó pensando y lo busqué, Lucifer me dijo que Aarón tenía razón y no sé porque le conté todo, le conté como me había sentido, mis miedos, ansiedad, tristezas, le conté todo y se sintió bien, porqué nunca me decía nada sin que yo se lo pidiese, era muy respetuoso en eso, y eso me gustó.
—¿Rizos 1?
—Sí, la verdad no sé, Fabi —sonríe —simplemente pasó, los sentimientos por Aarón fueron desaparecieron y comenzaron a aparecer esos sentimientos por Lucifer, es tan increíble, es una persona asombrosa, lo quiero, me siento de una forma distinta —traga y aparta la mirada un segundo antes de volver a mirarme —me siento diferente a como me sentía con Aarón. Con Lucifer me siento yo misma, me siento tranquila, no siento la necesidad de estar con el 24/7, pero deseo hacerlo, no es un deber, es un querer, me siento en paz, tranquila, feliz, me siento libre con él.
Mi pecho se hincha.
—Estás viviendo, Amy.
Sonríe y juro por todo lo sagrado que nunca la había visto tan feliz, es feliz, es libre y eso es hermoso.
—Lo estoy haciendo y soy feliz —toma mi mano —siento que he madurado, aunque sea un poquito y es que aprendí a soltar, Aarón siempre va a hacer importante para mí, pero es porque gracias a él aprendí a vivir, si no hubiera sucedido lo que sucedió no estaríamos aquí, en este presente. Con él aún me debo una conversación, pero sé que ustedes van a ser muy felices y agradezco todo lo que sucedió.
—Una acción, una consecuencia.
Asiente.
—¿Cómo es Aarón contigo?
Tomo aire y cierro los ojos un segundo, la miro y mis mejillas se encienden, algo muy Aarón de mi parte.
—Aarón ha hecho que mi vida tenga estabilidad, ha equilibrado todo de una forma asombrosa, Aarón equilibró mi vida y se lo agradezco. Todo lo que ha traído consigo ha hecho que esté feliz. Es muy mimado, tocón, sarcástico y odioso si así lo quiere, pero es increíble conmigo, no me separaría de él por nada del mundo, me estoy enamorando, Amy.
—Lo sé, se nota.
—Asusta que los sentimientos sean tan rápidos.