Cassandra
Cada paso que doy me acerca más y más a mi destrucción. Siento que voy camino a la horca. Llámenme exagerada, pero esto no estaba para nada en mis planes de vida.
Un Mate no solo significan flores y corazones, no, significa quedar atado a una persona de por vida, significa que independientemente de tu posición tomarás malas decisiones pensando con el corazón. Incluso darás tu vida por otra persona.
Soy una Beta, tengo un deber que cumplir y lo hago con mucho gusto, hasta ahora nadie me ha sacado de esta línea fija que me propuse desde que tuve consciencia de que me convertiría en Beta. Pero, ahora resulta que mi Mate es un Rogue que irrumpió en una manada sin ser invitado, que insultó al hijo del Alpha (que es mi primo), que está encarcelado y que para rematar es familiar de una traidora.
¡Qué pesadilla!
Me resulta incluso sorprendente el que le haya pedido a Spencer ver a ese chico. ¡No quiero verlo! Pero esta maldita conexión con él me arrastra hasta él y mi loba me pide a gritos verlo.
Esto es justo lo que quería evitar, se supone que él es un quebrantador de reglas y yo soy la que debe imponerlas, somos agua y aceite ¿En qué estaba pensando la diosa Luna para emparejarme con él?
“Ya basta, es suficiente”, me reclamó mi loba.
“¿Qué? ¿Qué es suficiente? Solo estoy diciendo la verdad”.
“¿Tú qué sabes cómo es él?”.
“Tú tampoco sabes nada”.
“Y es por ese motivo que no lo juzgo sin conocerlo”.
“¡Por favor! ¿Por qué crees que es un Rogue? Por algo está encarcelado ahora”.
“No seas estúpida”, me contestó enojada. De la misma forma yo me enojé también.
“Tampoco sé cómo me tocaste tu de Loba, somos muy distintas”.
“Por esa misma razón te toqué yo. Deja de pensar que los iguales deben estar juntos si o si, deja de juzgar a las personas sin conocerlas, deja de poner el deber antes de todo, también hay personas allá afuera que pueden resultar heridas por tus decisiones”.
“Es suficiente, no quiero escucharte más, para mí no hay nada más importante que mi deber y eso es todo”.
“¿Piensas rechazarlo?”, preguntó afligida. Respiré hondo.
“Eso es lo que he tenido pensado desde el principio de mi vida y lo voy a hacer”.
Por un momento, mientras me acercaba cada vez más a las puertas de la cárcel, Nasha se quedó en silencio. Pensé que no me volvería a hablar, pero me equivoqué.
Crucé las puertas y seguí a Spencer escaleras abajo hasta el nivel menos tres, en donde tienen a mi Mate encerrado.
-¿Quieres que espere aquí o te acompaño? -me lo pensé un segundo antes de contestar. Lo voy a rechazar por lo que necesito a alguien que me ayude a subir, el rechazar a alguien duele, duele como el infierno, o al menos eso fue lo que escuché, si llegara a ser cierto necesitaré ayuda para salir de aquí.
-No, quiero que me acompañes- Spencer simplemente asintió para después girarse a abrir la puerta.
Supongo que quiere darme un poco de espacio. Hace un momento me tomó mucho tiempo tomar una decisión y la única razón para eso fue la pelea que tuve con Nasha, porque mi decisión ya estaba tomada, incluso desde antes de conocerlo.
- ¿Lista? - me preguntó justo antes de abrir la puerta.
-Sí- respondí segura.
A medida que Spencer abría la enorme puerta con un guante para proteger su mano de la plata, Nasha volvió a hablar por última vez.
“Cuando lo veas no podrás hacerlo”, me dijo con total serenidad y seguridad, “No lo harás”, recalcó, “No podrás” y se calló.
Respiré hondo y di el primer paso dentro del calabozo que para mí mala suerte estaba completamente impregnado de su aroma.
“Eso es lo que más temo”, respondí sin saber si me estaba escuchando, “Temo que tengas razón”.
Seguí a Spencer por el pasillo tratando de no chocar miradas con mi Mate ante de tiempo. Spencer abrió la celda y miró al chico dentro, se quedó ahí por unos segundos y posteriormente se dio media vuelta para abrir la celda de atrás.
- ¿Qué estás haciendo? – pregunté extrañada.
-Ya lo entenderás- me respondió sin mirarme, apenas entró caminó rápidamente hasta la otra prisionera y la abrazó con fuerza dejándome anonadada.
Quise reírme en ese momento de lo cómica y estúpida que me parecía la situación. No me tuvo que decir nada para darme cuenta de lo que pasaba.
Aún sin poder creérmelo y sin perderlos de vista entré a la celda de mi Mate por inercia.
-Sorprendente ¿No? -habló a mi espalda. Me tensé enseguida, su voz se escucha ronca y varonil al mismo tiempo. Me giré despacio y sin querer lo miré a la cara.
Él me mira en silencio, tan fijamente que logró hechizarme con la mirada. No pude decir palabra alguna, por más que me obligaba a abrir la boca nada me salía. Me di cuenta de que el momento se extendió mucho más de lo que quisiera y me obligué a apartar la vista.
Carraspeé.
-Cassandra Black, futura Beta de la manada- alcé mi mano y la estiré en su dirección. Mi mano quedó suspendida por unos segundos y todo quedó en silencio.
Me atreví a voltear la vista hacia él. Mi Mate miraba mi mano como si de algo extraño se tratara, por un momento me sentí mal por la distancia que puse desde el principio, pero no bajé mi mano. Finalmente él regresó su vista a mí y yo desvié apresuradamente la mía.
De repente su mano tocó la mía y la apretó con ligereza. Su tacto fue gentil, me hizo sentir increíblemente bien, más de lo que esperaba, de pronto todo el enojo que tuve por haberlo encontrado se desvaneció por obra de magia.
-Jackson Clain.
Fue lo único que dijo dejándome con unas extrañas ganas de saber más. Tragué saliva tratando de controlar mis sentimientos, pero mi mirada no se apartaba de nuestras manos agarradas, mis emociones estaban vuelvas locas y su penetrante mirada fija en mí me incitaba a voltear a mirarlo.
Me negué, me negué rotundamente a estos sentimientos y simplemente tiré de mi mano alejándola de la suya para luego mirar la pared. Me sentí vacía al instante, sin embargo, la palma de mi mano aún hormiguea por el resiente tacto de Jackson.
Me recordé a mí misma cuál es mi propósito para estar aquí y es rechazar a Jackson y terminar con este martirio de una vez por todas.
-Bueno, ah…-mi voz me jugó una mala pasada, se escuchó aguda y algo rasposa debido al gallito que se formó de repente en mi garganta. Carraspeé rogando que mi voz saliera de manera normal- Yo solo vine para…-y me callé. Aunque mi voz sonó tal y como quería, mis ojos instintivamente se fueron a los suyos dejándome nuevamente con la palabra en la boca.
Mi determinación flaqueó hasta el punto que me costaba demasiado mantenerla.
Me siento rara, la primera vez que lo vi estos sentimientos no salieron a flote. Lo único que sentí fue una sorpresa total, mi corazón latía con fuerza, pero mi mente no paraba de recordarme que esto no era lo que quería. Sin embargo, ahora esos sentimientos ya no están, cada uno de ellos fue reemplazado por lo excitante que es tenerlo cerca con su atención solo fija en mí.
Mi cerebro simplemente dejó de funcionar por completo mientras yo internamente lucho por hacerlo funcionar. Recogí lo poco de cordura que me queda y me preparé para volver a hablar.
-Vine para…-y volví a quedar ahí.
No puedo, simplemente no puedo hacer que esa estúpida frase salga de mi boca.
Sin embargo, supe al instante que él había entendido mi propósito. Su mirada de pronto se opacó, sus ojos marrones se achicaron y su expresión se volvió sombría. No se ve enojado para nada, más bien, creo que él ya lo sabía, solo que esperaba que no fuera verdad.
Mentiría si dijera que no me dolió verlo así de frágil. Pero, hubo una cosa que sí me sorprendió gratamente, y fue el hecho de que jamás dejó que su expresión corporal cambiara por muy triste que sus ojos estén.
Jackson seguía bien erguido delante de mí, posicionado firmemente que ni siquiera un tornado podría moverlo. Eso me gustó de él enseguida, yo era muy parecida de cierto modo, jamás dejaría que gente a la que no le tuviera la suficiente confianza me viera flaquear y supongo que él es igual.
Realmente alagué esa parte de él. Jackson no se ve bien físicamente y supongo que en parte es porque es Rogue, pero aun así mantiene su orgullo arriba, como si el serlo no fuera nada de malo.
De pronto su compostura se vio interrumpida por una tos con sonido horrible. Me preocupé inmediatamente sin poder evitarlo. Jackson tosió de manera horrible por un segundo antes de parar.
- ¿Estás bien? -pregunté asustada, me acerqué a él, pero me detuve inmediatamente antes de tocarlo. Si lo vuelvo a tocar perderé la batalla y eso no es posible.
-Sí- respondió luego de carraspear con fuerza para poder recuperar su voz. Sin embargo, seguía escuchándose rasposa- estoy bien.
-No mientas- se escuchó de fondo. Me volteé algo indignada de que alguien le hablara de esa manera, pero me controlé al ver quién era. La Mate de mi primo lo miraba casi de manera maternal regañándolo con la mirada por mentir- has estado tosiendo desde que llegaste- mi mirada volvió a Jackson.
Hasta ahora no me había dado cuenta del sudor de su frente. Estamos en un calabozo frío y húmedo, que sude no es normal.
-No es nada, estoy…-no me sorprendió que se callara, hasta yo misma me sorprendí de mi acción, sin embargo, no me importó.
La mano que puse repentinamente en su frente comenzó a calentarse como si de un horno se tratara. Ignoré la mirada sorprendida de Jackson y arrugué la frente preocupada.
-Jackson, tienes fiebre ¿Hace cuánto estás así?
No tuve respuesta, supongo que está lo suficientemente sorprendido como para decir algo.
Alejé mi mano de su frente con rapidez antes de desviar mi mirada avergonzada.
Me debatí internamente qué hacer. Vine para una cosa en específico, no esperaba encontrarme en esta situación. No pude rechazarlo antes y menos puedo rechazarlo ahora sabiendo que está enfermo.
Suspiré frustrada.
-Iré por una enfermera- dije, salí rápidamente de la celda y casi corrí por el pasillo para escapar de este lugar.
-Alto, alto- me dijo Spencer, pero no lo obedecí- Cassie, Cassie, Cassie, Cassie, espera, cuidado con la…
De repente una mano, que lamentablemente ya conocía, me agarró de la muñeca y detuvo mi acción de abrir la puerta. Me giré a Jackson sorprendida y algo alterada.
- ¿Qué haces? -pregunté enojada. Se había salido de la celda, celda que dejé abierta porque confiaba en que no se iba a escapar, pero al primer indicio de confianza me traicionó.
- ¿Qué hago? ¿Qué haces tú? - me contestó del mismo modo- ¿Acaso no sabes que esta puerta tiene plata? -miré mi mano sorprendida, tenía la mente en otro lado y ni siquiera me detuve a pensar en que fue Spencer el que me abrió la puerta- ¿Acaso quieres quemarte la mano? -me volvió a preguntar con brusquedad. Al mirarlo supe que más que enojado estaba preocupado.
Me sentí mal al instante, volví a pensar mal de él, lo acusé de querer escaparse cuando lo único que quería era salvarme de una quemadura grave. Apreté los labios y lo miré avergonzada por mi comportamiento.
-Lo siento- dije.
Jackson me soltó, suspiró y al mismo tiempo refregó su cara con ambas manos.
-Mira, Cassandra, solo has lo que viniste a hacer y terminemos con esto de una vez.
Más que sorprendida me sentí dolida. Y no lo entiendo, esto es lo que quería, entonces ¿Por qué me duele tanto que él haya dado el pie de inicio?
-No sé si es por mí, o por mi estatus, o por ti, no tengo ni idea de porqué, pero si es lo que quieres…solo hazlo- aun algo anonadada me dediqué a descifrar su mirada. Es increíble que a pesar de la tristeza que me transmiten sus ojos él aún pueda colocar una sonrisa comprensiva en sus labios.
-O sea que no te importa- las palabras salieron de mi boca antes de poder procesarlas y detenerlas. Jackson amplió su sonrisa.
-No es eso, mi Mate a tomado la decisión de rechazarme sin siquiera darme una oportunidad ¿Qué más puedo hacer yo? -miré a la puerta poniéndome en su posición- hazlo- lo volví a mirar. Jackson asintió con la misma expresión en su cara, dándome a entender que, aunque le doliera él respetaba mi decisión y que estaba bien.
Respiré profundo y sin perder de vista sus ojos comencé a hablar. Irónicamente esa mirada me dio el valor para poder decir lo que todo este tiempo quería decir.
-Yo, Cassandra Black, te rechazo a ti- tragué saliva- Jackson Clain- mi cuerpo comenzó a temblar, no supe la razón- como mi…-dejé escapar el aire. Esta vez, fui yo la que quiso parar. No quise seguir adelante. Lo miré un segundo más- iré a buscar una enfermera.
Rápidamente tomé la manga de mi camiseta y con ella abrí la puerta para cerrarla detrás de mí con un portazo. Corrí escaleras arriba y a mitad de camino me paré.
El temblor se hizo más fuerte y de pronto mis ojos se empañaron.
Me siento fatal, estoy aturdida, enojada conmigo misma, no sé qué me enfada más, si el hecho de no poder hacer lo que quería o el de haber sido tan mala persona juzgando a otra solo por su estatus. O quizás fue porque caí rendida ante Jackson y no pude controlarme. Incluso puede ser porque me dolió que él no hiciera nada para detenerme.
Me estoy contradiciendo a mí misma y eso me frustra, me ahoga.
Los brazos de Spencer me rodearon y me abrazaron con fuerza. Está vez me permití llorar en su hombro, dejé escapar toda la frustración del momento.
-No puede, Spens- dije entre sollozos- no pude.
-Está bien, Cassie- susurró- está bien.
Al final, Nasha tenía razón. En cuando vi a Jackson supe que no podría hacerlo y aunque me obligué a intentarlo…no pude.