Spencer
HACE UN AÑO.
Su abrazo me tiene al borde las lágrimas, sé que él no puede creerlo y la verdad es que si no lo estuviera tocando yo tampoco me lo creería. Estuve esperando este momento por años, más de los que a mi madre seguramente le gusten saber.
Miro y escruto el rostro de mi padre cuando este se separa de mí, su sonrisa me deja ver sus dientes envidiablementes derechos y blancos, sus ojos verdes brillan, tiene una que cana presente en su cabello castaño y tiene marcadas las líneas de expresión. Me le quedé mirando con detenimiento.
“Entonces así es envejecer”, pensé. Esto es nuevo para mí, crecí al lado de vampiros, no envejecen, todos parecen ser jóvenes y sin imperfecciones como canas, arrugas u ojeras. “¿Todos envejecerán de la misma forma?”, me pregunté.
De pronto me vi imaginando a mamá y a papá de adultos acorde a su edad, bueno en el caso de papá acorde a la edad de mamá. Pero por más que me lo tratara de imaginar no llegaba a una imagen completa.
—Bien—suspiró secándose las lágrimas que se le habían caído al verme. Imité su acción, o soy de llorar, pero esto me superó por completo, me fue inevitable no soltar unas lágrimas de felicidad— recuerdo que tu madre había dicho que solo volverían cuando tu lo quisieras así, así que asumo que es por eso que están aquí— dijo sonriente. Miré a mi mamá que se había mantenido a unos pasos de nosotros mirándonos con una sonrisa y en silencio. Volteé a ver a mi padre y asentí.
—En parte sí.
— ¿En parte?— preguntó.
—Papá, yo no he vuelto solo para conocerte— continué hablando. Su expresión se volvía más y más confusa— quiero tomar mi papel en la manada, como heredero y algún día Alpha— él inmediatamente abrió la boca y los ojos soprendido.
No sé si eso es bueno o no, realmente no lo conozco muy bien a pesar de ser mi padre. Bueno, tampoco es que pudiera conocerlo bien por medio de una pantalla y a kilómetros de distancia, pero no puedo evitar sentirme mal por eso.
¡Es mi padre, por la luna! Debería conocerlo…aunque sea para entenderlo un poco, pero no. Me pregunto si él estará pensando lo mismo que yo.
— ¿En serio?— preguntó llamando mi atención.
—Lo es— y casi como si hubiera hecho magia con mis palabras, papá sonrió abiertamente y se abalanzó hacia a mí en un abrazo.
—¡Diablos! ¿Acaso es mi cumpleaños? ¡Es el mejor puto día de mi vida!— gritó una vez que se separó de mí. Sonreí divertido al verlo tan feliz, papá daba vueltas es su posición, parecía estar procesando la información. Volvió a mí completamente feliz, me abrazó nuevamente con fuerza y yo lo abracé con la misma intensidad de vuelta.
Su alegría me contagió por completo, mi cuerpo temblaba de la emoción, mis mejillas me duelen de tanto sonreír, siento mi mandíbula apretada por los nervios y sin poder evitarlo me muevo igual de feliz que el hombre frente a mí.
De repente, papá, quizás por la emoción, se dirigió a mamá y sin dudar ni un poco la abrazó lo más fuerte que pudo de la cintura, la sostuvo con fuerza, la alzó y giró con ella en brazos. Quedé atónito cuando lo vi hacerlo, pero una sonrisa apareció en mi rostro cuando vi a mamá reír con él. Viéndolos así me cuesta menos imaginar cómo fueron cuando estaban juntos, según mamá el día a día con papá era puras risas y amor, tanto que lograba opacar por completo los días malos.
Luego de una vuelta más papá la bajó, pero simplemente no estaba preparado para lo que hizo a continuación. La agarró de los brazos y apresurado le dio un beso en la mejilla de al menos cinco segundos. Observé la reacción de mi mamá. Su sonrisa desapareció y su expresión fue reemplazada por una de sorpresa. Se congeló en su lugar mirando a mi papá a los ojos cuando este se separó de ella.
—Gracias— le dijo sin perder su sonrisa toda emocionada que tenía. Mamá le sonrió a boca cerrada, casi como entendiendo lo que acababa de pasar.
—Te dije que lo haría— le contestó mamá. Finalmente papá la miró por un segundo más y luego se separó de ella para venir en mi dirección, aun se ve emocionado. Miré a mamá por un segundo más.
Puede que no sepa leer las emociones de mi papá, pero de mi mamá es completamente diferente. Crecí con ella, la conozco lo suficiente para saber que esta incómoda, pero que sin embargo logra estar feliz por todo.
De repente la veo girar la cabeza en la dirección en la que veníamos y la veo nuevamente sonreír sinceramente y relajada. Conozco esa sonrisa.
—Trevor llegará en un minuto— informó volviendo la vista hacia nosotros. Papá ya estaba a mi lado y mirando hacia el bosque. Vi a su semblante tambalear, no se realmente cómo tomar ese comportamiento, pero asumo que no debe estar muy feliz de ver al hombre que esta con la mujer que ama.
—Damon los recibirá— dijo—a propósito ¿Cómo fue que lograron llegar hasta aquí sin que los pararan los guardias?— preguntó de repente. Carcajee divertido, entiendo muy bien su pregunta. Prácticamente lo atropellamos en su antejardín.
—Bueno, digamos que mi mamá no ha perdido el toque— dije mirando a mamá, ella me devolvió la mirada de complicidad.
—No lo dudo— dijo papá asintiendo. Compartió una mirada con mamá, esta se removió algo incómoda y sonrió a boca cerrada. Al parecer aun es incómodo para ella estar cerca de papá, pero estoy seguro de que en un par de semanas podrá actuar con normalidad. O eso espero.