Mi Mitad

Capítulo 04 "Confianza"

Spencer

 

—No se te ve muy contento— dijo Aza— ¿Hay algún problema?— lo miré.

—Es solo que…— suspiré— ¿No crees que es muy rápido para presentarme como heredero? No sé si a la manada de agrade que un desconocido ocupe ese lugar.

—Escucha hijo, admito que realmente no sé cómo reaccionará la manada con respecto a esto. No quiero imponerles que te acepten, esa no es la idea, pero si tengo que hacerlo lo haré, eres mi hijo, mi primogénito, por derecho el puesto es tuyo. Ahora bien, sé que estás asustado y ansioso por lo que pase, pero te aseguro que para todo ahí voy a estar.

Suspiré. No me gusta ser así, me siento indefenso cuando me doy cuenta de que algo podría salir mal y que no podré hacer nada para evitarlo.

Tomé la botella de alcohol y rellené mi vaso nuevamente, los ojos de Aza me siguieron en cada movimiento. No sé en qué estará pensando y preguntárselo me da terror, pero lo hago de todas formas, suficiente miedo tengo con lo que pueda pasar como para aumentarlo aguatándome esta pregunta.

— ¿En qué piensas?— pregunté sentándome nuevamente y mirándolo a los ojos. Aza sonrió mirándome y se inclinó hacia delante apoyando sus codos en el escritorio.

—En que todo esto es algo tan irreal— alcé mi ceja.

— ¿Irreal?

—Aún no logro captar con seguridad de que estás aquí. Tu tienes miedo a que la manada te rechace, pero yo sé perfectamente que aunque lo hagan por ahora, al final te terminaran aceptando sin que yo les diga algo. Mi miedo es…bastante distinto al tuyo, mi temor no tiene nada que ver con la manada, sino contigo— me quedé callado a que continuara, realmente ahora mismo no sé muy bien que decir. Más específicamente no sé qué decir cada vez que estoy con él y eso me tiene hecho una mierda. No se supone que sea así, es mi padre, lo amo como a uno y sé perfectamente que él me quiere como a su hijo a pesar de la distancia, pero realmente no me puedo soltar estando con él. Lo detesto.

—¿Conmigo?

—Me desespero el solo pensar en que esto solo lo he estado soñando— de repente su rostro cambió completamente. Su entrecejo se arrugó, sus ojos me escrutaron el rostro, y sus labios se apretaron, dándole así una expresión de tristeza— no sería la primera vez.

—Papá— dije ignorando por un segundo el apodo que le había dado— si tanto querías verme…¿Por qué no volviste a ir a Rumania?— pregunté. Realmente no es la primera vez que pienso esto. Está bien que yo no pudiera ir, pero él…ese es otro cuento que no he podido leer.

—No sé si lo sabes pero es muy difícil para un Alpha salir de la manada, prácticamente estamos atados aquí a menos que sea muy necesario salir— relamió sus labios— pero esa no es la única razón de porque no volví— suspiró. Me mantuve callado, realmente no tengo nada que decir por ahora, solo escucharlo— también quería respetar la decisión de tu madre— sonrió levemente— no tenía mucho derecho a ir a ese lugar, claro que ella no me prohibió ir, pero yo sabía que no debía.

—Hubiera preferido que fueras— admití bajando la cabeza. Este tema me pega duro, más que ningún otro y es porque él es mi padre y lo extrañé un montón de veces. Raz fue un padre para mí, fue la figura paterna que necesité muchas veces, lo amo como a un padre y efectivamente lo es para mí, pero no se compara con la conexión que tengo con Aza y con la que él tiene con Alessia.

—Hijo…

—Raz siempre estuvo ahí, así que nunca estuve solo, pero….—suspiré, alcé mi cabeza y lo miré a los ojos— yo te quería a ti— Aza mordió su labio inferior, rascó su nuca y miró hacia el suelo. Sin embargo, seguí hablando, necesitaba decirlo, necesitaba sacarme esto del pecho, porque me duele, me lastima y aunque sé que a él también, solo quiero sacarlo y comenzar de nuevo— nunca admitiría esto frente a mamá, Raz o cualquier otro que no seas tú, pero, yo de verdad te quería a ti, no a Raz— Aza me miró sorprendido, desvié la mirada— no me costó aceptar que Raz sería mi padre, al fin y al cabo estuvo conmigo desde antes de que yo naciera, lo que me costó aceptar era que no podría ver a mi padre biológico en persona hasta que tuviera el valor de decírselo a mamá.

— ¿Hace cuánto tiempo estuviste planeando volver?— preguntó de repente. Me encogí en mi lugar al pensarlo y darme cuenta de que dejé pasar mucho tiempo.

—Desde los quince— admití. Pensándolo bien, todo pudo haber sido diferente si le hubiera dicho a mamá que quería volver en ese tiempo. Muy diferente— no le dije a mamá por temor, hasta hoy en día no sé muy bien cómo es la relación entre ustedes dos, pero puedo confirmar que es incómodo.

—No puedo negar eso— lo miré y me sonrió— lamento no haber ido a verte, debí haberlo hecho, eres mi hijo, te amo desde el momento en que supe de tu existencia y me hubiera encantado haberte ayudado a dar tus primeros pasos, escucharte decir tus primeras palabras, pelear con tu madre porque dijeras papá y no mamá, consentirte con lo que quisieras y al mismo tiempo decirte que no cuando correspondiera, verte crecer física y mentalmente, castigarte y corregirte cuando hicieras algo mal, recompensarte y felicitarte cuando hicieras algo bien…— tragué saliva dificultosamente. Los ojos se me comenzaron a aguar de solo escucharlo y a él se le comenzó acortar la voz mirándome a la cara— tener esas típicas peleas entre padre e hijo, aconsejarte sobre tu primera novia, sobre esos putos cambios de humor de adolescentes, estar contigo en tu primera transformación— suspiró— y muchas cosas más en las que debí haber estado y quise estar pero no estuve— me quedé en silencio, palabras para este tema no tengo, solo quería que me dijera que lo sentía— pero ahora estoy aquí, a tu lado, como siempre pero más cerca y confío en que serás un gran heredero al puesto.




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