Mi Mitad

Capítulo 18 "Decisiones"

Cassandra

Cada paso que doy me acerca más y más a mi destrucción. Siento que voy camino a la horca. Llámenme exagerada, pero esto no estaba para nada en mis planes de vida.

Un Mate no solo significan flores y corazones, no, significa quedar atado a una persona de por vida, significa que independientemente de tu posición tomarás malas decisiones pensando con el corazón. Incluso darás tu vida por otra persona.

Soy una Beta, tengo un deber que cumplir y lo hago con mucho gusto, hasta ahora nadie me ha sacado de esta línea fija que me propuse desde que tuve consciencia de que me convertiría en Beta. Pero, ahora resulta que mi Mate es un Rogue que irrumpió en una manada sin ser invitado, que insultó al hijo del Alpha (que es mi primo), que está encarcelado y que para rematar es familiar de una traidora.

¡Qué pesadilla!

Me resulta incluso sorprendente el que le haya pedido a Spencer ver a ese chico. ¡No quiero verlo! Pero esta maldita conexión con él me arrastra hasta él y mi loba me pide a gritos verlo.

Esto es justo lo que quería evitar, se supone que él es un quebrantador de reglas y yo soy la que debe imponerlas, somos agua y aceite ¿En qué estaba pensando la diosa Luna para emparejarme con él?

“Ya basta, es suficiente”, me reclamó mi loba.

“¿Qué? ¿Qué es suficiente? Solo estoy diciendo la verdad”.

“¿Tú qué sabes cómo es él?”.

“Tú tampoco sabes nada”.

“Y es por ese motivo que no lo juzgo sin conocerlo”.

“¡Por favor! ¿Por qué crees que es un Rogue? Por algo está encarcelado ahora”.

“No seas estúpida”, me contestó enojada. De la misma forma yo me enojé también.

“Tampoco sé cómo me tocaste tu de Loba, somos muy distintas”.

“Por esa misma razón te toqué yo. Deja de pensar que los iguales deben estar juntos si o si, deja de juzgar a las personas sin conocerlas, deja de poner el deber antes de todo, también hay personas allá afuera que pueden resultar heridas por tus decisiones”.

“Es suficiente, no quiero escucharte más, para mí no hay nada más importante que mi deber y eso es todo”.

“¿Piensas rechazarlo?”, preguntó afligida. Respiré hondo.

“Eso es lo que he tenido pensado desde el principio de mi vida y lo voy a hacer”.

Por un momento, mientras me acercaba cada vez más a las puertas de la cárcel, Nasha se quedó en silencio. Pensé que no me volvería a hablar, pero me equivoqué.

Crucé las puertas y seguí a Spencer escaleras abajo hasta el nivel menos tres, en donde tienen a mi Mate encerrado.

— ¿Quieres que espere aquí o te acompaño? —me lo pensé un segundo antes de contestar. Lo voy a rechazar por lo que necesito a alguien que me ayude a subir, el rechazar a alguien duele, duele como el infierno, o al menos eso fue lo que escuché, si llegara a ser cierto necesitaré ayuda para salir de aquí.

—No, quiero que me acompañes —Spencer simplemente asintió para después girarse a abrir la puerta.

Supongo que quiere darme un poco de espacio. Hace un momento me tomó mucho tiempo tomar una decisión y la única razón para eso fue la pelea que tuve con Nasha, porque mi decisión ya estaba tomada, incluso desde antes de conocerlo.

— ¿Lista? —me preguntó justo antes de abrir la puerta.

—Sí —respondí segura.

A medida que Spencer abría la enorme puerta con un guante para proteger su mano de la plata, Nasha volvió a hablar por última vez.

“Cuando lo veas no podrás hacerlo”, me dijo con total serenidad y seguridad, “No lo harás”, recalcó, “No podrás” y se calló.

Respiré hondo y di el primer paso dentro del calabozo que para mí mala suerte estaba completamente impregnado de su aroma.

“Eso es lo que más temo”, respondí sin saber si me estaba escuchando, “Temo que tengas razón”.

Seguí a Spencer por el pasillo tratando de no chocar miradas con mi Mate ante de tiempo. Spencer abrió la celda y miró al chico dentro, se quedó ahí por unos segundos y posteriormente se dio media vuelta para abrir la celda de atrás.

— ¿Qué estás haciendo?  —pregunté extrañada.

—Ya lo entenderás— me respondió sin mirarme, apenas entró caminó rápidamente hasta la otra prisionera y la abrazó con fuerza dejándome anonadada.

Quise reírme en ese momento de lo cómica y estúpida que me parecía la situación. No me tuvo que decir nada para darme cuenta de lo que pasaba.

Aún sin poder creérmelo y sin perderlos de vista entré a la celda de mi Mate por inercia.

—Sorprendente ¿No? —habló a mi espalda. Me tensé enseguida, su voz se escucha ronca y varonil al mismo tiempo. Me giré despacio y sin querer lo miré a la cara.

Él me mira en silencio, tan fijamente que logró hechizarme con la mirada. No pude decir palabra alguna, por más que me obligaba a abrir la boca nada me salía. Me di cuenta de que el momento se extendió mucho más de lo que quisiera y me obligué a apartar la vista.




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