Estoy de lo más confundida, no se como sobrellevar los sentimientos que Connor está provocando en mí, intento interponer espacio entre ambos, pero hay momentos que me es imposible, su cercanía y su forma de ser conmigo me suscita intriga y me hace bajar la guardia sin darme cuenta.
Este sitio es asombroso, incluso podría decir que mágico, y que decir cuando me ha traído a la zona del mirador donde se ve a lo lejos toda la ciudad iluminada, lo que me ha sorprendido ha sido que Connor no solo haya traído a ninguna chica aquí, si no que es un lugar especial para él, se que no lo demuestra pero debe haber pasado por momentos difíciles, todos tenemos nuestros monstruos en la cabeza.
En cuanto a las relaciones, no le puedo echar en cara nada a Connor, porque el a su manera tampoco quiere atarse con nadie, y es cierto que no da esperanzas a las chicas con las que está, pero me molesta que me haya dicho que yo no soy su tipo, ¿que se piensa él que es para despreciarme así?, ni que el fuese un adonis o algo parecido, aunque a decir verdad sus ojos color miel y sus músculos no pasan desapercibidos por nadie.
— Venga vámonos empieza a hacerse tarde.— le digo saliendo de mis pensamientos, y a pesar de no querer irme de este sitio, me ha molestado lo que me ha dicho.
— ¿Enserio quieres irte ya?— me pregunta y le hago un gesto negativo con la cabeza.— Me lo imaginaba, ven que aún queda algo que tenemos que hacer.
— ¿Aún más cosas? —me sorprende otra vez, con él cerca no se que me va a pasar o donde me va a llevar.
—¿Que te piensas que por ser solo fachada no me puede interesar la naturaleza y pasármelo bien?
—Connor no he querido decir eso— sé que le ha dolido que le dijese eso, peor él también a sido duro conmigo.
— Ahora da igual ven, sígueme.— me extiende el brazo y se lo cojo al segundo, otra cosa no pero confío en él se que no me dejaría que me hiciese daño.
Me acerca hasta el nacimiento del río, cuando llegamos veo que hay un pequeño embalse que no parece tener mucha profundidad con el agua cristalina y brillante, mientras que estoy observando cada detalle, no me doy cuenta hasta que me giro en dirección a Connor, que se ha quedado únicamente en calzoncillos y me noto que la sangre se me sube a la cara en décimas de segundos, provocándome probablemente que mis mofletes estén rojos como tomates, en estos momentos. Me quedo paralizada y sin saber que decir o hacer, pero sin poder ni apartar la vista de ese cuerpo musculoso y terso, debe de entrenar duro, porque no se le nota ni ápice de grasa en todo el cuerpo, marcando incluso abdominales sin quererlo.
—¿Pero que narices haces? vístete si no quieres que me vaya corriendo —consigo decir evitando su mirada.
—¿Confias en mi mocosa?— me pregunta volviendo a llamar mi atención hacia él y posando mis ojos en los suyos para evitar observar aun mas su cuerpo.
—Connor venga esto no tiene gracia vístete, y vámonos.
—Tranquilízate Isabella solo quiero que pruebes el agua, este embalse tiene la peculiaridad de que su agua a la vez que cristalina, mantiene una temperatura termal elevada, pudiendo asiíbañarse sin riesgo de congelación.
—Yo no me pienso desvestir, báñate tu si quieres, me voy andando a las cabañas.
—No te vayas Isabella, hagamos una cosa, yo me meto, me giro y cierro los ojos, no es necesario que te desvistas y te quedes en ropa interior, puedes dejarte la camiseta puesta, luego te pones la mía.— sus palabras logran tranquilizarme, lo cierto es que a pesar de lo que eso significa, me apetece bañarme.
No es algo que me avergüence en sí, pero no me gusta que la gente me vea en bikini o bañador y menos en ropa interior, no es cuestión de estar acomplejada por mi cuerpo, pero el que la gente me vea en ropa interior hace que recuerde episodios que no consigo borrar de mi mente y , me provocan angustia. Pero a pesar de ello, saber que Connor quiere que me bañe aunque ello provoque volverse en plena noche sin nada en el torso, con el frío que hace subido a una moto, hace que me atreva a hacerlo, en parte por agradecerle lo que está haciendo por mí sin saberlo, que yo confié en alguien que además de ser un hombre, es alguien por el que empiezo a sentirme atraída.
—Vale, pero gírate y que ni se te ocurra hacer algún movimiento o te ahogo.— le digo y él levanta los brazos como si de un ladrón rindiéndose se tratara, y los baja hasta posarlos en su cara para taparse los ojos.
Me desvisto rápido y me quito también la camiseta, estando la noche cerrada y sin apenas luz que nos ilumine, no hay peligro de que me pueda ver mucho mas que sombras. Me meto despacio en el agua, lo que decía Connor era cierto, son una especie de aguas termales.
— Nunca había estado en unas aguas termales, es impresionante— le digo mientras él sigue de espaldas a mí— venga gírate a no ser que tengas poderes para ver a través de la oscuridad y el agua, estoy a salvo.