CAPITULO 21: ISABELLA
No he dejado de despertarme en toda la noche, lo que me pasó con Connor me dejo traspuesta, pero lo que más me preocupa es que hubiese visto mi cicatriz, esa señal que me recordará toda la vida el día en que todo se rompió dentro de mí. Esa cicatriz me remueve por dentro, que me demuestra lo fuerte que puedo, que gracias a mi la pesadilla que mi madre sufría terminaría por fin, esa tarde en la que todo se descubrió, en la que el pueblo nos tachó de mentirosas pero que nos sirvió para salir del infierno en el que estábamos.
Aun recuerdo ese día como si fuese ayer, estaba sola en casa, mi madre trabajando y mi hermana con alguno de sus ligues, no escuche que había alguien en casa hasta que la puerta de mi habitación se abrió, era el alcalde, la pareja de mi madre. Era un hombre respetable, todo el mundo lo tenia como referencia, pero lo que nadie sabia es que pegaba palizas a mi madre sin sentido cuando llegaba borracho de alguna de sus cenas, y que ese día también la tomó conmigo. El ruido de la puerta me devuelve a la realidad, se abre la puerta y entra Kara con una sonrisa de oreja a oreja, aun va con el pijama, parece que su noche con Justin ha ido bien.
—Por fin te veo desaparecida— me dice yendo directa al baño, al parecer no tiene la suficiente confianza con Justin para ir al baño estando él.
—¿ A caso Justin no te ha visto al natural, que te escapas de su cabaña para maquillarte?
—Ja-ja-ja que graciosa es la niña, ya me contarás tu donde estuviste anoche, ahora date prisa en recoger que se tienen que ir pronto— me dice distraída recogiendo sus cosas haciendo que se me acelere el corazón.
— Todas mis cosas ya están listas, así que la que se tiene que dar prisa eres tú— acerco a ella con un conjunto lencero que me había metido en la mochila y se lo enseño— por cierto ¿para que pensabas que me sería útil esto?
—Una no sabe cuando le va a venir bien la ropa interior.— Me lo coge de las manos y se lo guarda en su bolsa.
—Venga tira a cambiarte, voy a dar una vuelta para hacer un par de fotos y te espero en el parking, no tardes.
—No te pierdas, ahora nos vemos.
Salgo de la cabaña y me alejo de la zona, necesito coger aire y observar por ultima vez el increíble paisaje, adoro la naturaleza, para mi es sinónimo de tranquilidad, belleza y libertad, y por eso me gusta inmortalizar cada momento que me evoca esos sentimientos. No es un hobby pero tengo un álbum lleno de fotografías mías que he ido haciendo a lo largo de mi vida, tengo de muchos sitios, no todos son bonitos o espectaculares pero para mi representan un momento importante y por eso lo fotografío.
La última imagen que he captado con la cámara ha sido la Del Río bajando por la montaña, con esta foto recordaré los momentos que Connor me ha hecho vivir, y que inevitablemente me han echo sentirme viva.
Me acerco hacia la zona del parking y escucho ruido, doy unos pasos más y distingo la voz de Connor y Max, me paro al escuchar mi nombre, e intento escuchar que dicen desde donde estoy no creo que me vean, ya que yo tampoco alcanzo a verlos.
—Mira yo los líos que se lleven entre ellos me da igual, cuanto menos me metan a mi mejor— escucho como es Connor quien habla
—A mi no me puedes mentir tío, algo debes sentir ahí dentro para defenderla de esa forma.— ahora es Max quien habla y por lo que entiendo soy yo de la que hablan.
—No me ralles Max, sabes lo que pienso al respecto.
— Tu sabes que por mucho que te niegues a ello te terminara afectando, y sabes que no es como el resto.
—Que va tío con la mocosa simplemente me llama por las ganas de meterme con ella, nada más.
Escucho la ultima frase de Connor y me afecta lo que he oido, no esperaba nada de él pero escucharlo decir que lo único que le provoco son ganas de meterse conmigo me repatea, pensaba que había sentido algo al igual que yo, pero ha dejado muy claro que no, no debo seguir pensando ni un segundo más en él.
El trayecto de vuelta al campus lo he pasado escuchando música con los auriculares, he estado ausente desde que nos hemos subido al coche, necesitaba desconectar y no pensar en ciertas cosas.
Ya en la habitación me acuesto dejando la mochila a un lado de la cama, necesito descansar la falta de sueño me está afectando, no me apetece ni comer necesito dormir un poco o esta tarde no podré adelantar nada de las clases.
—Isabella ahora que estamos solas cuéntame que tal van las cosas con Adam y por que te perdiste por la noche — me dice acostándose a mi lado en la cama.
— No me apetece hablar sobre eso, estoy cansada.
— No es ni medio día, como para estar cansada,—me observa y debe haber las ojeras que anidan bajo mis ojos cuando no descanso lo suficiente— ¿Estas bien? no tienes buena cara.