Capítulo: 16.
{Sentimientos contradictorios.}
Yull
Jamás le rogué a nadie en mi vida. Nunca tuve que suplicar por algo.
Pero ahora estoy vulnerable ante un chico, ante este nerd. Que usa zapatos feos, camisas raras y tiene la sonrisa más tierna y perfecta del mundo. Le suplico, le suplico que ese quede conmigo.
Estoy preparada para su negativa, sé que no va a querer quedarse. ¿Quién lo haría? Si soy el desastre hecho persona.
— Si — respondió con la voz calmada.
No puedo creerlo. Él dijo que sí.
¿Se dará cuenta de lo que su respuesta provoco en mí? Ni siquiera yo puedo entender este sentimiento.
Él se sentó en mi cama, empezó a quitarse las zapatillas.
— ¿Puedo quitarme el pantalón? — pregunta avergonzado. — Es muy ajustado para dormir.
Al decir eso se sonroja y mira hacia otro lado. Es tan tierno que no puedo evitar sonrojarme. Quiero abrazarlo y pegarlo a mí. Pero me contengo.
— Claro, por mi está bien.
Veo como se saca el pantalón, en ese momento como quisiera ser su pantalón.
<<Concéntrate. >> Me digo a mi misma.
Sigo mirándolo sin disimulo alguno. Se ve bien, tan bien. Quisiera hacer tantas cosas con él. Pero sé que esta noche no tiene nada de sexual. Nada lascivo, es solo dormir con él.
— ¿Qué? — pregunta complemente sonrosado.
— Se nota que eres nadador— comento mirando sus piernas. Subo mi vista hacia su bóxer. — aunque prefiero que uses el traje de baño.
¿Es posible que alguien quede así de rojo? No sé si es natural.
Suelto una carcajada y el me mira molesto. Agarra una de mis almohadas y me la avienta. No puedo evitar reírme mas fuerte, uno segundo después el también se ríe.
— Mejor vamos a dormir.
Asiento con la cabeza. Porque creo que si se sonroja otra vez, podría explotar o hervir como una pava.
Me levante y apague la luz, él se acostó poniendo su brazo debajo de su cabeza. Se había sacado los lentes, se veía mejor sin lentes pero es hermoso de las dos formas.
Siento esas estúpidas cosquillas en mi panza. Sé que está mal, sé que está mal lo que estoy sintiendo. Esta necesidad de estar a su lado, me abruma y al mismo tiempo me fascina.
¿Qué me pasa? ¿Sera que el día de hoy me dijo algo débil? Sin dudas ver a Damián fue lo que ocasiono que mi estabilidad mental callera.
Me acuesto a su lado y paso mi brazo arriba de su torso acomodándome arriba suyo el me rodea con sus brazos fuertes, quien lo diría el nerd tiene músculos.
Me siento intranquila por la paz que me brinda su cuerpo. Por como su pecho sube y baja de forma tranquila.
— ¿Estás bien Yull? — pregunta acariciando mi cabeza con cuidado
Muevo mi cabeza sobre su torso descubierto. Lo abrazo pasando mis manos debajo de su cintura. No quiero hablar, no quiero que esto se termine me siento tan segura.
Me siento como en casa y eso me aterra.
— Ahora sí.
El me abraza con más fuerza. Me acurruco en sus brazos.
No sé en qué momento me quede dormida. Pero esa fue la primera noche en la cual no tuve pesadillas, con el asesinato de mi madre.
***
Me retuerzo entre las sabanas siento mi brazo izquierdo adolorido. Acomodo mi cuerpo, pero me siento atrapada. Abro mis ojos con lentitud.
<<Porque no cerré las cortinas. >> Me queje internamente, la luz del sol me estaba deslumbrando.
Acomoda mi vista para ver bien quien me estaba apresando. Vi el rostro más hermoso del mundo, su cara es angelical.
Estaba despeinado, el pelo rubio le caía hacia un costado enmarañado. Lo rodeo con mis brazos y empiezo a besar su marcado torso. Subo con mis besos hasta su mandíbula.
¿Cómo alguien puede ser la perfección en persona?
Se despereza y abre sus ojos con lentitud, mira hacia los costados hasta que me topo con un par de ojos verdes, que me miran curiosos. Luego una ancha sonrisa se forma en esa linda boquita.
No puedo evitar sentir mariposas en mi panza, estoy completamente segura de que no son gases. Se asemeja a algo que siempre evite.
Me doy cuenta del error que estoy cometiendo. De la trampa a la que estoy cayendo.
En el momento en el que sus ojos verdes me miraron, lo supe. Estaba perdida y no quería hacerlo.
Tengo que irme. Quiero irme.
— Buenos días — saludo con la voz ronca.
Sentí esa cosquilla molesta. Me irrite, me molesto el hecho de que su voz me agradara. En este momento todo lo que tenía que ver con el me irritaba.
Me levanto de un salto. Me pongo un short negro y lo miro a los ojos.
— Quiero que te vayas — ordeno en un tono neutro. No quiero ser ruda, pero me salió así.
— ¿Qué? — pregunta desconcertado.
— ¿Eres sordo o qué? — pregunto de mala gana. — Quiero que te vayas. No sé qué me paso anoche pero no quiero que te quedes ni un segundo más en mi cuarto — pronuncia sin ningún tipo de sentimiento.
Su mirada pasa de la confusión a la tristeza en un segundo. Su cara es de un dolor puro.
Siento como las lágrimas amenazan con salir de mis ojos. No quiero sentirme a si ¿Por qué me duele? Si a quien lastime es a él.
Y eso es lo que me duele, lastimarlo.
— Me voy al baño, cuando salga no quiero verte.
No volteo a mirarlo. Corro hacia el baño y cierro la puerta de un portazo.
Me miro al espejo tengo mis ojos bien rojos. En la soledad del baño, me permitió llorar.
Cuando siento la puerta ser cerrado. Saco todo lo que tengo adentro, empiezo a gimotear mientras las lágrimas saladas caen a montones por mi cara.
— ¿Qué mierda me hiciste? — murmuro llorando mientras veo mi reflejo.
William
Estaba totalmente confundido y lastimado. No entiendo que paso con ella.
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Editado: 26.01.2022