Capítulo 26
{Un tipo romántico, una chica con sentimientos.}
William.
Trato de ignorar el hecho de ver un auto parecido al de Zack. Justo frente a mi auto.
Trato de no pensar en porque lo veo salir del edificio de Yull. Seguido de ella junto a la pequeña figura de la niña.
Trato de no preguntar le él porque, él estaba ahí. Cuando ella sube al auto, finjo una sonrisa y trato de poner mi cara de “todo está bien.”
Ella decide subir con Azucena en su regazo, ya que no es recomendable que valla atrás sola.
Mientras Yull me habla de cómo fueron sus clases durante el día. No miento cuando digo, lo maravilloso que es escucharla hablar sobre algo que la apasione y le encante. Es sumamente hipnótico.
Sus ojos brillan de una forma tan esplendida, que me hacen olvidar mi molestia por lo de Zack.
Confió en ella, no creo que haya pasado nada. Mucho menos estando Azucena, pero algo me punza. ¿Serán celos?
No, nunca tuve de esos. No quiero tenerlos, para mí los celos son signos de poca confianza en la pareja.
Pero aun así me molesta.
— Entonces un elefante entro en la habitación y aplasto a los chicos — concluyo Yull.
Paro el auto en un semáforo en rojo.
— ¿Qué? — pregunto confundido.
Ella suelta una risa. Haciendo reír a Azu.
— Nada, era chiste. Quería ver si me estabas prestando atención — pone una de sus manos sobre la mía, la cual está en la marcha. —Es que estas muy callado— acaricia con la yema de sus dedos, mi mano
—Eso es porque me gusta mucho, escuchar el sonido de tu voz — comento despreocupado. —Tiene ese tono mágico e hipnotizaste, que empleas cuando hablas de algo que te apasiona.
Me doy vuelta para mirarla. Sus ojos turquesas brillan de una forma rara, un brillo que no había visto en su mirada.
— ¿Qué? — pregunto. Vuelvo mi vista hacia la calle.
<<Ojos en la ruta, pedazo de imbécil. >>
— ¿Crees que mi vos es mágica e hipnotizaste? — pregunta en susurro.
— Claro que lo creo ¿Acaso no te has escuchado cantar o hablar sobre algo que te gusta? — cuestiono incrédulo. — Podrías estar al frente de diez mil personas, en un parque de diversiones, y sin micrófono. Solo bastaría que hables o cantes, para encantar a todos a tu alrededor.
—No me importa.
— ¿Qué?
—No me importa encantar a diez mil personas a mí alrededor. Sólo quiero encantarte a ti.
Estaciono el auto frene a mi casa.
Me doy media vuelta para mirarla. Tomo su mano llevándola a mi boca para besarla.
—Amor, a mí ya me tienes encantado.
***
— ¿Pero quién es esta niña tan linda? — pregunta mama. Pone las manos en sus rodillas, para poder quedar a la altura de Azucena.
Quien se esconde detrás de la pierna de Yull. Mira a mi mama con gesto de desconfianza, lleva su mano a la boca.
— Azucena, saluda a Valeri. Ella pensara que eres mal educada — la regaña Yull.
Mi mama ríe, al igual que yo, cuando Azucena sale detrás de Yull. Limpia su pulgar lleno de baba en su ropa. Luego extiende su diminuta mano hacia mama. Ella se la estrecha, tiene una radiante sonrisa en su rostro.
— Hoda — saluda algo tímido.
— Hola pequeña Azucena — la saluda mama. —Yo soy Valeri.
— ¡Vali! — dice con una sonrisa la niña.
— Al parecer le cayó muy bien — comenta Yull.
—Y ella a mí, es muy hermosa. Es igual a ti — dice mama. Siento a tensarse Yull.
La miro extrañada. ¿Qué tiene de malo? Si después de todo son parientes. Después le preguntare.
— Si, eso dicen.
— ¿Quieres comer una galleta de chocolate? — pregunta mi mama a la niña. Ella mira a Yull, esperando que ella le responda.
— Ve — le dice ella.
De inmediato Azucena, se quita su campera. Se la tiende a Yull, se acerca a mi mama. Con algo de desconfianza al principio, toma su mano.
— Me da galleta.
— Claro princesa.
Veo a mi mama caminar de la mano de Azucena, hasta la cocina. A los pocos minutos se escucha la voz de Benja.
— Ey, yo también quiero postre antes de la cena.
— ¿Quieres dejar sus cosas en mi pieza? — pregunto a Yull.
Ella me mira enarcando una ceja,
— ¿Una indirecta para escabullirnos a besarnos? — pregunta bajando y subiendo sus cejas.
Suelto una risa.
— También eso.
Ella me mira dudosa.
— ¿También? — pregunta confundida. — ¿Qué más quieres hacer?
— Hablar.
Tomo su mano, caminamos por la sala hasta llegar a la escalera. Subimos hasta mi cuarto, me tomo el trabajo de cerrar la puerta. A medias, porque respeto las reglas de mama.
“Si hay una chica en tu cuarto, la puerta. NUNCA debería estar cerrada.”
Yull deja las cosas sobre mi cama. Luego se pasea por mi pieza, hasta pararse en mi biblioteca.
— Wow, lees mucho — dice observando mi colección de libro. Saca uno del estante. — ¿Diario de una pasión?
— ¿Qué? — pregunto encogiéndome de hombros.
— Nada, ahora entiendo porque eres tan dulce. Tienes sobre dosis de romance — se burla.
Me acerco por detrás, paso mis brazos por su cintura. Pegando su espalda a mí pecho. Escondo mi nariz en su cuello, aspirando ese aroma tan delicioso característico de ella.
— No creo que sea una sobre dosis— me defiendo.
— ¿No tienes? La mitad de los libros que tienes aquí son películas. Súper románticas — dice mirando al frente. — Perdona si te llamo amor, En nombre del amor, Un paseo para recordar, La última canción. — sigue nombrando título tras título. — ¿Por qué te gusta tanto el romance?
— Es una respuesta compleja — contesto.
— Bueno, yo soy compleja. Puedes decirme, estoy segura de que entenderé.
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Editado: 26.01.2022