Maraton capitulo 4/5.
Capítulo 30.
{Formando lazos.}
William.
Aprendí algo muy valioso el día de hoy. Y eso es que las horas del día no son suficientes para hacer todo lo que normalmente hacía.
Por eso ahora estoy tirado en la cama de mi habitación. Con Zu jugando con unos peluches que mi mama le regalo. Mientras yo estudio para el examen de matemáticas, aunque las derivadas era un tema complicado. Se me daba con facilidad.
— Ned— me llama.
— ¿Qué pasa Zu? — pregunto mirándola.
— ¿Yuyu?
Eso quisiera saber yo, no eh tenido noticias de ella desde esta mañana. Los mensajes no le están llegando y para ser sincero, me estoy preocupando.
Iba a preguntarle al entrenador si sabía algo de Yull. Pero no pude ir al entrenamiento, solo fui a dar clases y él no había llegado. Lo que me hizo ser regañado por mi entrenador, pero es que si yo me iba ¿Quién cuidaría Zu?
Mama está ocupada con las comidas y suficiente cosas tiene encima. Por otro lado, mis hermanos son demasiado inmaduros. Por eso preferí quedarme. Estar con Zu, es como ver una serie de misterio nunca se sabe qué cosa hará. Como esta tarde cuando no la encontraba por ningún lado. Casi me da un infarto, pero la señorita decidió esconderse en el mueble de la cocina. Por suerte se escondió en el de las ollas y no en el de la vajilla.
— Ella está ocupada. Pero tranquila, estoy aquí.
La rodeo con mi brazo, atraigo su pequeño cuerpo al mío, la abrazo y beso su frente. Ella sonríe, extiende sus labios haciendo como si me diera un beso. Me agacho hasta su altura y dejo que ella me dé un beso baboso.
— Ese es el beso más rico de todo el mundo — le digo pinchando su pancita. Ella se ríe con ese tono de bebe.
— Quiedo tocholate — habla abrazándome.
<<Eso es chantaje>>
— Todo lo que quiera la princesa — digo tomándola entre mis brazos.
Salimos de la habitación, rumbo a la cocina. Si la princesa pide chocolate, chocolate tendrá.
***
La alarma sonó como de costumbre a las seis y cuarto. Intento levantarme, pero noto algo cálido sobre mi pecho. Miro a Zu, quien duerme plácidamente sobre mi torso, su brazo cruza por mi cuello apretándome con fuerza.
Siento algo creciendo en mi pecho, un sentimiento bonito se hace presente. Beso la frente de la pelinegra. Creo que ya la quiero, imposible no querer a esta niña tan buena.
Con cuidado la acomodo en mi cama. Salgo de la misma, me dirijo al baño.
Hago mis necesidades básicas. Busco mi ropa y me cambio. Me decido por unos pantalones cargo negro, una remera blanca lisa. Y me pongo un suéter gris Lacoste. Acomodo mi cabello, tengo que cortarlo.
Una vez vestido, salgo del baño. Veo a Zu, busco la ropa que le compre. Ya que no la iba a dejar ir a clases con ropa de niño, no porque fuera de niño. Sino porque la ropa no está seca todavía y si lo está, está muy fría. Había dejado la ropa de Yull cerca de la calefacción para que estuviera caliente, eso hacia mama cuando era más pequeño.
— Vamos pequeña arriba — la despierto. Ella se queja.
— Shhh — balbuce.
Suelto una carcajada. Igual de mandona que Yull.
— Vamos Zu — digo haciéndole cosquillas. — Vamos nena — beso sonoramente su mejilla.
Ella sonríe dormida.
— No quiedo hacer noni.
— Pero tenemos que ir a estudiar — le digo.
La doy vuelta, mientras sigue con los ojos cerrados y balbuceando cosas. Estoy seguro de que si supiera, me estaría insultando.
Le quito el pijama con rapidez y le pongo la ropa. Ella abre los ojos, esos hermosos ojos turquesas que me miran con atención.
— Noni yo — dice con un puchero.
— No, vos desayunar e ir al jardín — le digo en el mismo tono. Parezco Tarzan hablando así.
— Oh.
Luego de eso, la llevo al baño. En donde hace sus necesidades, la verdad, me alegro de que sepa limpiarse sola. Porque la verdad, no sé cómo hacerlo. Por suerte mi mama la baño, porque siendo sinceros no tengo idea de cómo hacerlo.
Luego lavo su carita y lavo sus dientes. Luego uso mi peine para intentar hacerle un peinado, estuve varios minutos siguiendo un tutorial de YouTube. Para hacer una trenza, debo admitir que me quedo perfecta.
—Mira lo linda que estas — le digo alzándola haciendo que se mire en el espejo.
— Nita, nita — murmura.
—Eso bonito, muy bonito.
La tomo de la mano y juntos vamos hasta la cocina. Debo admitir que las escaleras me pusieron nervioso, es que tengo miedo de que ella tropiece.
— Buenos días cositas lindas — saluda mama. Me da un beso en mi mejilla, baja a la altura de Zu y besa con la misma intensidad la mejilla de la pequeña. — Que bonita esta la pequeña.
— Gatias — responde. —Ned peino.
Mi mama me mira con una sonrisa de oreja a oreja.
—Veo que crie a un buen chico.
— ¿Por qué lo dices?
— La forma en la que la estas cuidando, aunque no sepas si es o no es su prima — dice haciendo alusión a lo que hablamos ayer. — Me hace dar cuenta de que, aunque tuviste un mal ejemplo de padre. No eres como él y estoy orgullosa de eso.
Siento un nudo en la garganta. Creo que voy a llorar, mama ya lo hace. ¿Por qué yo no?
<< ¿Estás seguro de que tienes pene? A veces lo dudo. >>
—Gracias mamá, no sabes lo que significa que digas eso.
— No tienes que agradecer, yo estoy agradecida de saber que te crie bien.
— yuno — dice Azucena.
— A la orden princesa — digo alzándola.
***
— ¿Entonces la prima de Yull está contigo? — vuelve a preguntar Javier.
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Editado: 26.01.2022