Capítulo 34
{No eres como ellos. Pero actúas como tal.}
Yull.
Como todo lo bueno termina. Mi estadía con William, llego a su fin el viernes. Cuando decidí que sería buen momento para volver a mi casa.
Mi tía vendría en estos días para ver cómo nos iba. Aunque sospecho que mi tío Agustín la mantiene informada. Ya que le saca información al pobre de Will. Aunque ella sepa que está todo bien, sé que quiere confirmarlo conmigo.
— Mimir — dice Azucena. Refregando sus ojos.
La tomo en brazos y la llevo hasta mi cuarto. Ya que es hora de la siesta, aprovechare para dormir con ella.
— Mami ya vuelve — digo dándole un beso en la frente.
Me doy cuenta de que le dije que soy su <<Mami>>.
— Mami — repite ella, cerrando sus ojitos.
Si antes la amaba, ahora siento algo mucho más fuerte y hermoso. Acaba de llamarme mami. Eso me lleno el pecho de un sentimiento tan agradable. Beso su frente.
Me apuro para realizar algunas cosas que me quedan pendientes, así puedo acostarme un ratito con ella.
Por suerte la chica de la limpieza dejo todo perfecto en estos días que no estuve. Viendo que este todo en orden.
Decido que lo mejor es bañarme y luego dormir un rato. Ya que tengo que ir a la fundación en unas horas.
Mientras espero que el agua este tibia. Veo que mi celular se ilumina, me acerco para ver de quien se trata. Es Zack, como no tengo intenciones de hablar con él. Lo ignoro.
Quisiera tener una máquina para borrar mi pasado. Lo borraría todo eso que me hizo daño. Si esto fuera una película, alguien me ayudaría a salir de esto. Mataría al malo, borraría los recuerdos tristes y sería feliz con el amor de mi vida.
Pero no es una película, es una tiste realidad. En donde tengo que aferrarme a los buenos momentos y nuevas oportunidades para poder seguir.
Me meto bajo la ducha, mientras el agua caliente recorre mi cuerpo. Observo los moretones que cubren gran parte de mi cuerpo, están menos marcados. Pero sin duda tardara tiempo en desaparecer.
Damián vio lo lastimada que estaba, por suerte me dejara en paz hasta que crea que estoy totalmente curada. Porque así me veo “mucho más linda”.
<<Yo digo que lo mates, te librarías de él. >>
Pensé tantas veces en eso. Pensé en como mi vida sería mucho más sencilla si solo el desapareciera, muriera… Lo matara…
Pero con la suerte que tengo sé que terminaría presa y con mil cosas en contra.
Dejo de pensar en estas cosas, termino de bañarme. Me pongo mi bata de baño y enrollo una toalla a mi cabello.
Veo mi cara en el espejo. Tengo una cicatriz en mi ceja derecha, no creo que desaparezca. Mi ojo esta menos hinchado y mi labio esta partido, pero no me duele tanto.
Gracias a Dios, aprendí a maquillarme bien. Siempre oculto mis moretones y camino con la cabeza en alto. No quiero demostrarle lo rota que me deja.
Mi celular se vuelve a iluminar. No veo la notificación solo veo la foto del fondo de pantalla.
La foto que tome el otro día en el parque. Ellos sonriendo, se ven tan lindos juntos.
<< Seguís por ellos. >>
Sigo por ellos. Sigo porque quiero ser feliz con ellos.
Mis pensamientos son distraídos por fuertes golpes a la puerta de mi departamento. Mi corazón late desbocado en pecho, temiendo que sea él.
¿Ya sabe sobre mi hija?¿Viene a llevársela?
Como fui tan descuidada, el huele mi felicidad y sabe siempre cómo llevársela. Es como un Dementor, llevándose siempre mi felicidad.
— Yull — dice la voz. — Soy Zack.
Respiro hondo. No es él.
Pero con mi mejor cara de fastidio abrí la puerta.
— ¿Qué quieres? — pregunte.
— Quiero saber cómo estas.
Lucia horrible, su rostro estaba espantoso. Se había bañado, pero desde aquí se olía el alcohol que emanaba. Y por lo que intuyo estuvo fumando.
— Perfecta, hasta que hiciste acto de presencia — digo de forma cínica.
El pasa su mano por su cabello, está nervioso y enfadado.
— Lo siento ¿Si? Sé que siempre te falle, pero no quiero que me odies. No soy como ellos, yo también sufrí por su culpa.
Sus ojos denotaban tristeza pura. Sentía su desesperación, porque lo entiendo yo me siento igual.
— Pasa, pero no hagas ruido. Azucena está durmiendo — le informo.
Él pasa, cierra la puerta tras de sí.
— El nerd ya lo sabe — lo dijo como una afirmación y no lo pregunto.
— Si, se lo dije. Aunque ya lo sabía.
— Es nerd, todo lo sabe — murmura molesto. — ¿Por qué con él sí?
Esa pregunta tenia miles de significados. Porque lo escogí a él. Porque lo quiero a él. Porque le pedí que cuidara lo más importante de mi vida.
Porque siempre es William. Y nunca es Zack.
La respuesta es tan sencilla, que sale de mis labios sin siquiera pensarlo.
— Porque confió en él.
— Eso es una mierda…
—No Zack, no es una mierda — lo corto. — No vas a venir a mi casa a decirme las razones por la cual no debería confiar en él. Porque simplemente no da. Ya hablamos tantas veces de lo mismo, que es cansador y hasta tedioso.
Se queda callado mirando hacia adelante. Perdido entre sus pensamientos.
— Es que no es mi culpa nunc haberte protegido — dice después de unos minutos. — Es que no quería que me siguieran haciendo lo mismo que a ti. Esa noche, en la que mataron a tu mamá. Yo no desaparecí porque si, fue porque mi padre también me vendió.
Llevo mis manos a mi boca. ¿También fue una víctima?
— Me dijo “Ya eres un hombrecito y tienes que saber cómo tratar a una mujer”. Once putos años tenía — su voz se quiebra. —, recuerdo sentirme asqueado y adolorido. Pero mi padre me convenció de que es algo que todos los hombres hacen. Esa mujer no fue la última, fueron tantas que perdí la cuenta después de la quinta. Me convencí a mí mismo, que era porque yo quería. Que me acostaba con todas porque estaba muy bueno y era todo un hombre.
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Editado: 26.01.2022