Capítulo 46.
{Vivieron felices.}
13 de enero.
William.
Anoche no salió como esperaba. Mi idea de decirle con cartas todo lo que sentía por ella. Mi idea de darle un momento romántico, no fue posible. Todo por culpa de Damián.
Todavía no entiendo que paso, porque inventar todo eso de Yull. No entiendo como ese hombre puede ser tan mierda. Como puede tratar así a su hija.
Yo no me veo, ni siquiera regañando a Azucena. El solo hecho de hacerla sentir mal, me lastima el corazón. Eso que no es mi hija biológica, pero para mí es como si lo fuera. El amor que siento por ella es puro y honesto. Daria mi vida por ella, por verla feliz. No entiendo como Damián hizo todo lo que hizo.
Avecés me da tanto miedo, saber que los monstruos no solo están en los libros. Sino que son reales y son aún más perversos.
Miro a Yull mientras duerme entre mis brazos. Son las seis de la mañana, no puedo dormir. Lo único en lo que pienso es en cómo ayudarla. ¿Qué puedo hacer?
Me siento tan inútil de no poder hacer nada. Ella no quiere hablar del tema, anoche mientras acomodábamos. Trate de sacar varias veces el tema de buscar un abogado o hacer algo y ella simplemente no me respondía.
Y no la quiero dejar sola, no quiero que vuelva tener otra crisis .Pero el entrenador me está presionando para que entrene. No quiero estar lejos de ella.
Siento que puede hacer alguna estupidez, no pase por alto el bisturí debajo de la cama. La sola idea… No, no quiero ni pensarlo.
Acaricio su cabeza, beso su frente.
— Te protegería con mi vida amor, no estás sola — digo mirándola. Aunque sé que no me escucha.
Miro su mano, el dedo, el anillo que elegí. Comprometidos.
Nunca pensé que sería así, que la vida me daría al amor de mi vida de esta forma. Conocerla desde que éramos pequeños, no soportarla, pensar cualquier cosa de ella y ella de mí. Y por una actividad en el colegio, en el último año, daría inicio a tantas cosas.
Siempre voy a pensar que con Yull estábamos destinados. Si no era por esa actividad, seria por el encuentro de natación, seria por algo. Estoy seguro de que en esta y en otra vida, mi alma gemela seria ella.
— Me vas a ojear si me ves tanto — murmura con los ojos cerrados.
Suelto una risa y beso su mejilla, sus labios se curvan en una sonrisa.
— Buenos días, futura esposa — digo. Ella abre uno de sus preciosos ojos azules.
— Buenos días, futuro esposo.
Se la ve radiante. Como si ayer no hubiera pasado nada malo. Tiene algo distinto me quedo un tiempo mirándola. Ya no tiene la mirada asustada de anoche, apenas si queda un rastro de eso.
— ¿Qué pasa cariño? — pregunto poniendo una mano en mi mejilla.
Miro su muñeca, me acuerdo del bisturí. De sus gritos de anoche, de cómo me vio anoche. De cómo salió de la cama en la noche y no volvió, hasta unas horas antes de que amaneciera.
— No entiendo. Como estas, tan calmada. Después de lo de anoche. — digo mirándola seriamente. — Me da tanta impotencia no poder hacer nada — mi voz salió quebrada. Sentí los dedos de Yull quitar las lágrimas de mi ojos.
No quiero llorar, pero no puedo evitarlo. Me mata ser tan inútil en esta situación. No puedo hacer nada contra Damián y no puedo hacer nada para ella.
Ella me abraza, termino con mi cabeza sobre su pecho mientras ella me abraza con fuerza.
—No llores amor, sé que esto se ve mal. Y te asuste actuando ayer así — hace que la mire a los ojos. — Pero ambos somos fuertes y ambos vamos a salir juntos de esto.
— Entonces decime que es lo que ocultas. Decime cómo puedo ayudarte.
Ella me miro sorprendida, en su mirada vi un claro “Me conoces”. Claro que lo hacía, sabía que algo me estaba ocultando, pero también sabía que si ella no quería no me lo diría.
— Siguiendo con tu vida William — esas palabras se me clavaron en el pecho. — Ve a tus entrenamientos, sé el mejor de tu equipo. Anda a Buenos Aires y arrasa con todo. Ama a Azucena, seguiremos jugando los tres. Sigamos siendo felices. No quiero seguir perdiendo por él. Sé que eres fuerte y tu fuerza me da valor para seguir. Eso es todo lo que necesito que me lo prometas.
— Te lo prometo.
— Listo — parecía aliviada. — Ahora, te contare lo que hare. Buscare un abogado, me encargare de todo lo que tenga que ver con la fundación y limpiare mi nombre. Y hare todo lo que este en mis manos para meter a Damián a la cárcel.
Lo último que dijo, me sorprendió.
— Eres muy valiente. Estoy contigo Yull, decidas lo que decidas yo te apoyo.
Podía ver en sus ojos que algo pasaba, algo más. Pero seguramente es el hecho de habar. Después de nueve años, ir a una comisaría y acusar a tu padre de hacerle daño a tu madre, es algo por lo que nadie debería pasar. Ningún niño o adolecente debería pasar por esto, pero es la realidad que ocurre en muchísimos hogares.
Pienso en mi mamá, que me tomo años que ella dejara a mi padre.
Pero el caso de Yull es distinto, ella ya no la puede salvar. Pero va hacer justicia y no solo por su mama, si no por ella misma. Sufrió abusos de su padre que ni siquiera me quiero imaginar e intenta salvar a su hija del mismo destino.
Sabe que van a haber muchas personas que no le van a creer. Que van a dudar, pero ella. Ella es fuerte, y yo estaré con ella. Cuando flaquee la tomare del brazo y la voy a levantar.
— Gracias, solo cumple con lo que me prometiste.
Me quede pensando en esa promesa. En seguir viviendo. Hay algo que no me está cerrando. De todo lo que me dijo, algo no está bien.
— ¿Entonces qué dices? — pregunto ella.
Al parecer mientras yo pensaba, ella siguió hablando.
— ¿Qué? — dije desorientado. — Perdón Yull, no te estaba escuchando — me disculpe ella me miro enojada.
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Editado: 26.01.2022