Mi madre no alcanzó a terminar de decir, cuando por ir tan enojada, no miró que venía un coche por el lateral derecho. El vehículo nos impactó, haciendo volar nuestro coche por los aires. Despues vi todo negro.
Desperté en una camilla de hospital, mi padre estaba llorando en el sillón de al lado. Cuando me vio, se acerco rapidamente.
-¡Es tu culpa! -Me gritó mientras lloraba- ¡Té madre está muerta! Si no te hubieras peleado en la escuela.
Al instante, llegó un doctor a calmarlo. Yo estaba temblando mientras lloraba. ¡Mamá había muerto! Todo fue culpa mía, por no haber dicho desde el principio, no me lo podía creer que yo hubiera tenido la culpa de una muerte, es como si yo hubiera matado a alguien y no cualquier alguien, si no al ser que mas quería en toda mi vida, a mi madre, que siempre me cuidó, me curó y me alimento, mamá… Lo siento. Esa verdad me atormentó toda mi corta vida, la verdad que durará en mi cabeza para siempre. Al pasar una semana y llegar a casa, al instante mi padre me comenzó a golpear.
-¡Tú culpa! -Me decía mientras olía a alcohol -¡Todo el tu culpa!
Me lanzaba al sofá y me golpeaba con su cinturón, con la mano, hasta con una soga de cuero, mi cuerpo ya era débil y magullado, varios días no podía abrir el ojo, mi padre casi me quebraba is huesos de que me aventaba a las escaleras y me tiraba patadas sin piedad, me quemaba con sus cigarrillos, eh incluso también las mujeres que llevaba a la casa me decían perdedor, me mandaban como si fuera un mayordomo, siempre odié a mi padre.
Fue asi durante años mi unico consuelo eran las practicas de voleybol y aunque no tuviera amigos por mi carácter un tanto solitario tenía compañeros amaba, no, amo este deporte, cada día exigirme por ser el mejor, entrenar hasta que mi cuerpo no aguante más era lo que me mantenía en pie, pero no podía asistir siempre por los constantes golpes que recibía por parte de mi padre, es triste decir que lo que más me hacía feliz, más me destruyo. Al momento en que me dieron la espalda mis compañeros de equipo ahí se habia acabado todo o eso creí hasta que entré a una nueva preparatoria llamada Karasuno, ellos me recibieron con los brazos abiertos y aunque al principio fue dificil adaptarme ellos me ayudarón.
Aunque hay una persona en especifico que me ayudo mas que el restó alguien que confiaba ciegamente en mí, alguien que no me daba la espalda por mi estupido caractrer que si fue cambiando hasta transformarme en alguien orgulloso, con poca tolerancia y muy gruñon es por ello que me abandonarón mis antiguos compañeros, pero los del club no, ellos y él, una mata de cabellos anaranjados con una sonrisa que compite contra el mismisimo sol me apoyarón pero aun así no era suficiente con el dolor que sentía por la perdida de mi madre, el matrato de mi padre el abandono de mi anterior equipo.
Una vez me lanzó una botella con tal fuerza que si me golpeaba me hubiera dejado inconsciente, pero impactó en la pared detrás de mí. Los cristales rotos estallarón por todos lados y se me habían enterrado en la espalda, yo trataba de no llorar pero el dolor era inmenso por otro lado mi padre solo reía mientras mas tomaba más y me vaciaba su botella de alcohol en la espalda lastimada, no me dio dinero para el doctor o algo para curarme de hecho, nunca me daba dinero, reprobaba en la escuela y los profesores me regañaban, pero nunca me importo, lo unico que importaba era el voleybol y nada mas aunque tenía que al menos pasar para seguir en el club, asi que cuando tenia alguna prueba la ayudande de la manager del equipo nos ayudaba a estudiar si, porque el idiota que tengo por compañero tambien solo piensa en voleybol 24/7.
Hinata ese el nombre de la mata de cabellos anaranjados que se fue convirtiendo poco a poco en mi mejor amigo, eh incluso, mi único amigo, él se había dado cuenta que tenía marcas de cortadas y moretones por todo el cuerpo a decir verdad siempre me cambiaba al ultimo o al inicio para que nadie se percatara de estas pero Hinata entro un día y me vio, aunque no le dije que pasaba su mirada me decía todo estaba preocupado por mi y me sentí feliz por una vez en toda mi vida alguien se preocupaba por mi el tenía una mirada de preocupación y no lastima como otras personas que conocí en mi vida y ni vale mencionarlas.