¿Cómo te hago entender
Que a nadie extraño más
Que nada me hace falta más que tu presencia?
Que nada me lastima
Como lo hace tu ausencia
¿Cómo te hago entender que a nadie extraño más?...”
Nos susurramos mientras bailábamos muy cerquita el uno del otro. Al parecer no solo estaba bueno si no que se movía mejor.
El resto de la madrugada nos las pasamos bailando salsa tras salsa y una que otra bachata que pusieron.
También hicimos uno que otro descanso que no duraba mucho, ya que cada canción iba mejor que la anterior y era inevitable que no nos paráramos de nuevo.
—Que me faltas, como el aire para vivir. Como te hago entender que esto es más grande que yo que no debí de ti enamorarme… —Su voz en mi oído, con sus manos en mi espalda baja. pegaditos los dos. Me tenían alucinando con pensamientos no aptos para cardíacos.
"Es que misericordia, Dios.
Que un papi chulo así.. pegadito a ti cantandote al odio una salsa, mientras se mueve exquisitamente, no es algo que se consigue todos los días.
¡No, señor!"
A veces me preguntaba si una de sus apetecibles nachas, no le picaban de tanto deseo ferviente que le profesaba en mi mente .
La fiesta se acabó con la colocada del alma llanera.
Esa fue nuestra señal de: "hasta aquí se llegó"
.
Eran alrededor de las 6 de la mañana y cuando Declan y yo salimos del lugar andábamos como vampiros intolerantes al sol.
—¿Te vas? .—Asiento, mientras me apoyo en la pared de al lado del local donde hay un pequeño techo.
—y…—Apoya su brazo a un lado de mi cabeza y se agacha dejando su rostro muy cerca del mío—. ¿Me dejarás aquí sólito?
Hace una carita tierna, desde acá noto sus ojos somnolientos, las pupilas dilatadas y el leve sonrojo por todo el alcohol.
Se que no me debo de ver muy distintas, la verdad es que puede que nos pasamos un poco con los tragos y todo lo que mezclamos, pero viéndolo bien, Declan era el que se veía más afectado.
Poso mi mano sobre una de sus mejillas y siento el roce con su piel un poco áspera por el rastro casi imperceptible de su barba.
El cierra los ojos y sonríe atontados por la pequeña caricia que le dejo. Veo sus labios, sus párpados cerrados , sus cejas pobladas y rubias al igual que su cabello desordenado y siento el impulso de atraerlo hacia mí y besarlo sin piedad.
Pero me veo interrumpida por la notificación de mi teléfono de que el taxi ya llegó.
Me alejo y siento su queja.
—¿A dónde vamos?.—Tomo su mano y nos acerco hacia el auto, que se encuentra estacionado justo al frente.
— A tu casa .—veo que el chófer coincida con el de la foto de la app y después de corroborarlo nos meto a ambos en el carro.
—¿A mi casa? —Pregunta apoyado de la puerta del otro lado
—Si .—Busco su cartera y veo su dirección dándosela al chófer, indicándole que nos deje allí antes de llevarme a la mía.
El carro nos aleja del bar y me recuesto de mi lado, cerrando los ojos
—¿Y vamos a dormir abrazados, juntitos tu y yo toda la noche? —Me sobresalto al sentirlo susurrando en mi oído
—Es de día .
—¿Pues todo el día?—se acerca aún más y yo solo llamo a todo mi autocontrol, antes de asentir.
—ujum
—¡Si!
Pasa sus brazos por mi cadera, abrazándome, mientras recuesta su cabeza de mi hombro, apoyándose por completo en mi.
"Mucha tentación virgencita.
¿Acaso esta es la manzana que tengo que morder?.
Porque a este paso me lo devoro antes de dejarlo en su casa. "
#7149 en Otros
#1058 en Humor
#12485 en Novela romántica
humor romance juvenil, humor comedia romance, companeros de trabajo
Editado: 16.12.2023