Después.
Me dejo caer en mi cama, y miro al techo.
—¿Por qué no dejo de pensar en ti, Bastian?
Agarro mi celular y lo prendo, tengo algunas llamadas perdidas de Noah así que lo llamo.
Inicio de llamada.
—Hola.
—Hola... se puede saber ¿por qué no me contestaste antes?
—Mi celular estaba descargado.
—Uhm... ¿Estás bien? Tu voz suena rara.
Siempre he tenido una buena relación con Noah, y estoy segura de que no me juzgara por lo que estoy sintiendo.
—Tengo novio.
—Felicidades, es bueno que ya tengas a alguien con quien compartir momentos bonitos.
—Hay problema.
—¿Cuál?
—Bastian.
—El vecino, ¿qué pasa con él?, ¿te sigue molestando?
—Yo me he besado con él, no una vez, sino algunas.
—... ¿Pero tú jurabas odiarlo?
—Estoy muy confundida Noah, Bastian siempre ha puesto mi mundo de cabeza, pero está ahora haciendo un caos.
—Pues... Y si tu odio, nunca fue odio.
—¿Cómo?
—¿Y si nunca odiaste a Bastian?
—No lo sé... Noah, no sé que ni qué siento por Bastian.
—Pues medita bien la situación, porque no puede estar con una persona cuando sientes algo por otra.
—Pero... ¿Y si solo es una confusión de mi parte? Sabes perfectamente como es Bastian, a él solo le encanta pasar el tiempo, además él tiene novia.
—Entonces aléjate de él... ¿Han llegado a más que besos?
No te detengas Bastian.
—Noah... estás loco.
—Solo es curiosidad... Audrey, ya eres una mujer, por lo tanto, debes saber que es bueno para ti y que no lo es.
—Gracias por tus palabras Noah.
—Para eso soy su hermano mayor, para cuidarlas... por cierto, hablé con Amira, como siempre está amargada... ¿Ya tiene novio?
—Con el carácter que tiene ¿crees que consiga novio?
—Es linda, talvez sí.
—Noah, el sábado la dejé acompañada con Ethan y por accidente se dieron un beso de pico y a Ethan no le fue nada bien.
—¿Qué le hizo?
—Le dio una cachetada que le dejó la cara roja —él se ríe.
—Amira es un caso perdido, se va a quedar solterona.
—Talvez sí.
—Oye..., ya que estamos hablando de los vecinos, ¿qué sabes de Nain?
—Pues está estudiando en la central.
—¿Qué carrera sigue?
—Leyes... Noah, ¿sucede algo con Nain?
—Dos meses después de que me vine a Alemania perdí contacto con ella, sus redes sociales desaparecieron y al parecer cambió número.
Ya sé que pasó.
—Pensé que sabía, y por lo que creo no sabes nada de lo que pasó después de que te fuiste.
—Cuenta.
—Dos meses después de que te fuiste los vecinos se enteraron de que Nain estaba embarazada.
—¡¿Embarazada?!
—Sí. Ella estaba embarazada y una situación como esa no es fácil, y pues el señor Abel quería saber el nombre del que la embarazó, pero Nain se negó a decir, y ella eliminó sus redes y cambio de número y se fue a estudiar a la central, y sabes que está muy lejos de donde vivimos.
—No sabía nada. ¿Pero ella está bien?
—Sí. No la he visto desde que se fue, y no conozco a Ian en persona, pero he visto algunas fotos de ella y su hijo cuando celebraron navidad, ya que Bastian la publicó y es un niño hermoso.
—Me has dejado anonado, ella nunca me comento nada de su novio, y eso que éramos amigos.
—No es fácil Noah, salir embarazada a los 17 años y que el padre de tu hijo no se quiera hacer cargo, definitivamente es algo difícil y Nain era una chica muy tímida, y todo se le vino encima.
—Lo bueno es que ella y su hijo está bien, y eso es lo que importa.
—Sí.
—¿Tienes su número? Tengo tanto tiempo que no hablo con ella, además quisiera conocer a su hijo.
—No lo tengo, desde que se fue perdí contacto con ella.
—Cuando lo consigas me lo mandas.
—Ok.
—Bueno, hermanita fue un placer hablar contigo, confío en que ordenaras tus pensamientos hacia Bastian.
—Cuídate.
—Igualmente.
Fin de llamada.
Me pongo de pie y agarro mi cámara, y me preparo para ir al parque a despejar mis pensamientos.
[***]
Llego al parque y enciendo mi cámara, me percato de unas bonitas flores y le tomo fotos, busco animales o personas para que sean parte de lo que me gusta hacer.
Enfoco al cielo y tomo una linda foto de las nubes cubriendo el sol, doy unos pasos hacia delante y veo una hermosa figura masculina, enfoco con mi cámara y mis piernas tiembla al ver a Bastian acercándose más a mí.
A través de la cámara veo el atractivo rostro de Bastian cerca de mí, él quita mi cámara y mis ojos lo enfoca.
—Debes de estar pensando ¿qué hago aquí? —asiento—Pues, pasaba por aquí y vi tu enana figura y me acerque —dice entregándome la cámara.
Analizo sus labios y se ven tan apetitosos.
—Me tengo que ir a mi casa —digo dándome la vuelta rápidamente, pero Bastian me agarra del brazo.
—Espera, tengo un trabajo para ti.
Lentamente, me doy la vuelta.
—¿Qué trabajo?
Él me recorre con la mirada (mirada intensa), y como me arrepiento de haberme puesto short, ya que mis piernas me están delatando.
—Quiero que me hagas una sesión de fotos, no creas que es gratis, te pagaré por tu trabajo.
—La cámara estás descargada.
—¿Enserió? —se acerca a mí y mis piernas parecen gelatina —¿Qué le pasas a tus piernas? No te he hecho nada... todavía, así que no es para que estén temblando, pero si quieres te doy un buen motivo para que las piernas te tiemble por tres días seguido.
Él me descoloca con solo decir algunas palabras subidas de tono.
—Es que tengo frío.
—Yo también me congelo con el frío que está haciendo —dice con sarcasmos.
Trato de tranquilizar todo mi cuerpo, lo que menos quiero es que él note lo mal que me pone (en lo candente) con solo tenerlo cerca de mí.
—Está bien, te haré la sesión de fotos pero rápido. Busquemos un buen lugar —miro el parque.
—No va a hacer aquí.
Lo miro rápidamente que casi me saco el cuello.
—¿Entonces dónde?
—En mi habitación.
Se me estremece hasta el alma.
—No puedo.
—¿Me tienes miedo o —se me acerca—, tienes miedo de lo que pueda pasar?
—No te tengo miedo, es solo... —se me acerca a mi oído.
—Es solo que no quieres que te toque como lo hice esa noche. Audrey, si llegué tan lejos fue porque tú me lo permitiste, mientras tú no quiera yo no te obligaré a nada...
Trago grueso por su cálido aliento en mi oído ha provocado que todo mi cuerpo cosquillee.
—Está bien.
Estoy loca por ir a la cueva de un lobo sin saber controlar bien mis impulsos, necesito ser encerrada en un manicomio de manera urgente, porque ese lobo puede comerme y yo lo disfrutaría.
—Vamos.
Me agarra de la mano y camina a pasos rápidos hacia su auto, me abre la puerta e ingreso, él se acomoda y enciende el auto y lo pone a andar.
Creo que se me ha bajado o, se me ha subido la presión, pero estoy mal, mi cuerpo está como un flan.
En camino se me ha hecho muy corto y ya estoy frente la casa de Bastian, abro la puerta y mis piernas no me quieren ni sostener.
—Audrey, camina rápido, o te llevo en mis brazos.
—Yo... yo camino.
Sigo a Bastian y al entrar a la casa no veo ni una alma, mi mente me tienta a regresar, pero Bastian me agarra de la mano y me toma entre sus brazos llevándome a su habitación.
Entramos a su habitación y lentamente me suelta.
—Me voy a preparar, no te vayas a escapar porque de tu casa te voy a sacar.
—No me iré, acepte tomarte las fotos y lo haré.
Él me da una sonrisa que me deja en un estado líquido. Bastian ingresa al baño y suelto todo el aire comprimido que tenía en mis pulmones, con mis manos me venteo un poco, ya que siento mucho calor a pesar de que el aire acondicionado está prendido.
Trato de bajar mi calentura corporal, pero me es imposible, trabajo mi respiración y escucho que la puerta del baño se abre, miro a Bastian y siento que estoy mentida en un horno y me estoy derritiendo todita.
—Ba... Bastian, ¿qué haces en bóxer?
—¿No te dije que la sesión iba a ser solo en bóxer?
Si me lo hubiera dicho no estaría aquí.
—No me dijiste nada.
—No tiene nada de malo, además estoy en bóxer, ya quisieras verme desnudo —dice sonriéndome de lado.
—No seas tonto, y si sigues hablando bobadas me iré.
—Mejor me voy a mi cama, este obra de arte tiene que buscar buenas poses.
—¿Qué vas a hacer con estas fotos?
—Es para mi sugar mommy.
—Me voy.
Talvez sea una broma más, pero igual me molesta pensar que él le dé las fotos a alguien más.
—Audrey, son para algo.
—Te las tomaré rápido y me voy —enciendo mi cámara y me preparo para este largo momento —. Ponte de lado y haz una pose sexy.
Él lleva la mano a su cabello y dobla una rodilla y ese paquete sale a relucir mucho... Esto es mucho para mi pobre alma deseosa.
Después.
—Listo, déjame ver si no hay error para repetirla.
Le doy la espalda y reviso las fotos, y en todas se ve sexy y dan ganas de todo al verlo. Mi piel se eriza al sentir sus manos en mi hombro descubierto.
—Quiero ver —susurra sobre mi oído.
Abajo ha comenzado a palpitar, cierro mis ojos y suelto lentamente el aire comprimido, y muevo un poco la cámara para que él vea.
—Siempre me ha gustado el olor dulce que emanas.
Siento su respiración por mi hombro y ya mi cuerpo no puede más, siento mis senos duros y mi zona prohibida esta en una guerra y quiere la paz.
—Tu cuerpo está tenso por mí —cierro mis ojos y él besa mi hombro—. ¿Te molesta que besé tu piel?
Niego, y él posa su mano en mi cintura. Siento que me quemo, pero no quiero salir del fuego.
—Date la vuelta, Audrey.
Doña obediencia haciendo caso; quedo delante de Bastian y sus labios arremeten contra los míos.
Siento una fluidez calentita y agradable salir por mi vagina.
Bastian corta el beso y baja su mirada hacia la cámara, la toma entre sus manos y se la doy; él camina hasta el escritorio y la deja, y regresa a mí y sus manos vuelve a mi cintura.
Él me mira fijamente analizando mi rostro, y yo también lo miro provocando más deseo por él. Siento como desabrocha el primer botón de mi short.
—Bastian —musito.
—Dime —desabrocha el segundo botón.
—Olvídalo.
Él sonríe y desabrocha el último botón y lentamente comienza a bajar mi short. A medida que la tela del short roza con mi piel me queda muy claro que acepte venir a su casa porque sabía que algo iba a pasar.
Mis piernas están completamente desnuda, lentamente me muevo para librarme del short. Las manos de Bastian recorre mis piernas y deja besos calientes en ellas. Miro a Bastian y su mirada está fija en mi vagina, él lleva su mano y acaricia la humedad que hay en la tela.
—Me vuelve loco verte tan húmeda.
Muerdo mis labios mientras relajo mi respiración.
—Bastian —digo entre jadeos.
—Tranquila, que esto no es nada comparado a lo que aprenderás hoy.
Él sube más y mi blusa comienza a subir despacio. Cada segundo siento que mi cuerpo ya no puede, y no sé en qué momento mis piernas dejaran de sostenerme, y eso no todo, siento un bochorno en mi interior y ni el aire acondicionado lo puede calmar.
Bastia retira mi blusa y queda frente de mí, baja su mirada y sonríe.
—Si en ropa interior te ves tan bien, ya quiero verte sin nada.
—Me tienes a tu merced Bastian, no sé que esperas.
Con gran agilidad me toma de la cintura, me besa y me lleva a la cama. Su paquete choca de nuevo con mi cosita y él me lo restriega haciéndome saber lo duro que está por mí.
Su beso es demandante y posesivo, es como si me digiera: eres mía y no dejaré que seas de nadie más. Estoy ardiendo en un bosque, su beso, sus roces son como gasolina que provoca que el incendio sea más fuerte en mí.
Acaricio su cabello, su espalda y todos los lugares donde mis manos logra llegar, mientras se encarga de mis labios y de torturarme con su movimiento intenso abajo.
Si Noah se entera de lo que estoy haciendo en este momento me ahorcaría con papel higiénico, por el hecho de que le pedí consejo y no estoy haciéndole caso a sus palabras.
Lentamente, Bastian calma la velocidad de su movimiento hasta hacerlo más despacio y corta el beso.
—¿Hay algo que quieras hacer? —asiento—¿Qué cosa?
—Esto.
Tomo el control de la situación y quedo encima de él, me acomodo donde esta su paquete y meneo mi cadera haciendo que recemos de nuevo. Me fascina la cara que tiene, quiero que sienta lo que yo siento cuando me dice o haces cosas que me hacen estremecer.
—Audrey, detente que está muy sensible y...
—¿Y qué?
—Y...
Estoy demasiado caliente y el rozarnos me hace sentir más caliente pero me gusta.
—Haz silencio Bastian.
Esta vez lo hago callar yo. Al le gusta ponerme mal entonces que aguante también; lo bueno de esto es que también lo estoy disfrutando.
Bastian sabe aprovechar los momentos porque anda indagando con sus manos mi cuerpo. Me muevo con más agilidad y él gruñe.
—Si sigues haciendo esto te juro que no te vas a ir de aquí.
Me muevo más.
—¿Por qué tú si puedes ponerme tan mal y yo no a ti? —pregunto entre jadeos.
—Por el siempre hecho de que yo no puedo controlar —dicho esto me tumba en la cama y toma el control de todo.
Ambos nos miramos y la tensión que hay es gigante. Me besa y se desliza por mi cuello y recorre algunos lugares sensibles de mi cuerpo hasta llegar a mi braga y comienza a sacarla hasta tirarla al suelo.
—Dame la bienvenida, Audrey.
Apenado abro mis piernas, y él me mira pícaro. Creo que yo que imaginaba encontrar una selva, pero se encontró con un césped bien trabajado.
Se acerca y paso sus dedos por ahí haciéndome jadear, y mi mundo se detiene al verlo bajar su cabeza y mi cuerpo vibra al sentir su lengua saboreando la hendidura de mi vagina, pero continúa su camino hasta llegar a mis labios y me da un besote que me roba hasta el alma. Rodeo su cuello y él comienza a simular el acto sexual y está vez si lo siento más potente porque ya no tengo ese pedazo de tela.
¿Por qué todos tenemos que caer ante el deseo? Yo no debería estar con Bastian; y aquí estoy, en su cama, rozándonos, besándonos y no sé que más vaya a pasar, pero mi corazón no se ha arrepentido de nada y no se arrepentirá.
Bastian me mira. —Si quieres irte hazlo ahora.
—¿Por qué?
—Porque no quiero arrepentimientos.
—Me lo hubieras dicho desde el principio, ¿por qué siempre lo dices cuando ya no puedo negarme?
—De eso se trata.
Se pone a mi lado y sostiene su cabeza con su mano.
—Mírame, Audrey —lo miro—. No vires el rostro.
Pone su mano en mi vientre y con su dedo índice forma una línea hasta llegar a la hendidura de vagina, jadeo por qué sé que nada va a retener lo que va a pasar.
Bastian se introduce con delicadeza en mi hendidura y su dedo navega por humedad que hay abajo, Bastian me mira fijamente mientras yo estoy muero del deseo. Bastian toca algo que provoca que cierre los ojos y se me escape un gemido.
—Lo encontré... Siente el placer, Audrey.
Bastian comienza a masajear delicadamente ese lugar que manda olas de sensaciones a todo mi cuerpo haciéndome estremece y retorcer del placer.
—Bas... Bastian —no puedo ni hablar bien porque voz se trasforma en gemidos.
Cierro mi entrepierna y él me mira confundido.
—¿Te arrepentiste?
No me he arrepentido, pero... nunca me he tocado, solo él lo ha hecho y todas esas secciones son nuevas y siento miedo.
—Tengo miedo.
—Confía en mí y disfruta.
Abro mis piernas y el continúa haciendo movimiento su dedo, mientras yo estoy retorciéndome como culebra. Bastian disminuye sus movimientos y siento otro dedo, y él comienza a masajearme con ellos dos.
—O… —el "oye" se hizo un gemido.
Agarro la sabana y la aprieto. Todos los que siento es nuevo y mi cuerpo inexperto disfruta de ello, arqueo mi espalda y siento que ya no puedo; a medida que pasa los segundo algo se reúne en mí y se va haciendo grande y más grande.
—Bas... ti...an —titubeo porque siento que voy a reventar, siento contracciones en las paredes de mi vagina.
—¡¡Bastian!! —estallo y siento que veo la estrellas.
Por primera vez he conocido el placer y me ha encantado.
No vayan a hacer sesión de fotos 🤣🤣🤣
~cerezos ★
#1439 en Novela romántica
#53 en Joven Adulto
novela romantica fuckboy, amor odio celos deseo, humor coqueteo amigos
Editado: 12.07.2022