Siento algo frío por todo mi cuerpo que se siente entumecido. Sigue el frío. Algo líquido entra por mi nariz, abro la boca y también lo hace. Mi garganta se cierra. Los pulmones duelen.
¿Qué es?
Logro abrir los ojos y parecen estar nublados. Veo agua. Paredes blancas. Es...
Agarran de mi cabello y tiran hacia arriba con fuerza que me hace volver a la realidad. —¿Quieres morir apropósito o eres tonta?
Lionetta.
Toso tirando todo el agua que he tragado, busco desesperada oxígeno que mis pulmones reclaman.
—Sal de ahí que el otro no de aquí y el de mirada dura están esperándote en tu habitación.
Parpadeo para ver mejor y aún sigo en la bañera de mi baño.
Con la respiración agitada y el cuerpo que me tirita de frío y miedo, intento salir. No logro hacerlo fallo hasta en el intento.
Lucho con las ganas de llorar y que las lágrimas salgan de nuevo.
Sé lo que significa, voy a morir pronto, esta fue la primera advertencia real.
Dos sombras a mi lado aparecen haciendo que reaccione.
—¡Ava! —siento en mi espalda un brazo musculoso y debajo de mis rodillas otro—. Dante, una toalla.
Miro a Xuban. Él me mira preocupado y agitado.
Mi hermano llega al lado de él y su mirada hacia a mí se desfigura.
—¡Mi ave!
No puedo hablar, mi garganta quema y a la vez mi boca está seca como si en realidad el agua me quemó y no cumplió con su función de quitar la sed.
Dante y Xuban me envuelven con dos toallas.
—Está muy pálida.
—Llame a mi hermano. También a dos criadas para que atiendan a Ava.
—No la dejes —frunce los labios, titubea en irse.
—Hay que atender a su hermana ya —su voz es un poco más dura pero ayuda a que él vaya a buscar lo que mi escolta pidió.
Me lleva hasta la cama donde me deja sentada y mi cuerpo sigue rígido sin importarle la comodidad de la superficie blanda en la que estoy.
—Aquí están —veo a dos criadas llegando rápido a donde nos encontramos.
—Preparenla y traigan algo caliente para que tome —siento su beso en mi frente y se aleja.
Neel me mira horrorizado desde la puerta que luego se cierra cuando salen los tres.
—Princesa —hacen una reverencia delante mío.
Una busca mi ropa y la otra ayuda a quitarme el vestido mojado.
👑👑👑
Después de unas horas, me encuentro en el patio de atrás antes de la entrada del pequeño laberinto del castillo. Por un momento pensé en entrar y perderme ahí pero mi escolta de seguro ya me hubiese encontrado o a lo mejor mi hermano.
Podría ir al otro patio que es mucho más grande y hermoso, ahí es donde realizamos algunos eventos aunque realmente son los eventos de mi madre y su hermana. Se encuentra detrás del laberinto. Hay un problema, si voy seguro está la asesina... mejor no me arriesgo.
—Deja de tirarle piropos, no gastes tus energías en eso —escucho detrás mío a Xuban.
Sí, me conoce bien.
—No lo puedo evitar —muerdo mi labio superior con algo de nerviosismo.
—Espera un poco.
—No puedo esperar mucho, tengo el tiempo contado.
—Lo sé.
—Demasiado.
—Ava...
—¿Y tu sombra?
—Con tu sombra.
—Deberían de estar aquí.
—Están en una reunión.
¿Reunión?
Doy vuelta para mirarlo confundida. —¿Sabes de qué?
—Con sus padres —arqueo las cejas sorprendida—, cierto no es habitual.
—No lo es.
Dante rara vez tiene reunión importante con mis padres, no es que no lo quieran ni que les importe, sino que él es el hijo perfecto que todo padres desean.
La mirada de Xuban cambia a una reconfortante, y lo entiendo cuando la escucho.
—Debo hablar contigo —aprieto la mandíbula callando lo que quiero decir—. A solas.
—Tengo la orden de no alejarme de la princesa, mi señora —hace una leve inclinación.
—Te ordeno que te vayas.
—Las órdenes me la dan los reyes.
—¡Soy una autoridad aquí! —pisa fuerte haciendo ruido su tacón.
Uh sí, se enojó porque si un empleado no la considera autoridad, no lo hace nadie solo es una figurita más.
—Entienda, por favor —la mirada de mi escolta no cambia pero sus ojos transmiten diversión.
¿Es que es bruta?
No me queda de otra que encararla, al verme su sonrisa de suficiencia me altera, y por más que no quiero demostrar ninguna expresión, parece que lo hago porque ahora muestra su sonrisa macabra que no me ha dejado en paz desde esa vez.
—Ya te llamarán también. Hemos tomado una desición.
—¿"Hemos"?
—Pequeña arpía...
—Mi señora —la voz de advertencia de Xuban nos alerta a ambas que no estamos solas—, por favor, su lenguaje.
—Eres un empleado y yo una autoridad así que no me faltes el respeto, te lo advierto.
Pero los modales siempre están primero. Qué digo, esta no tiene modales.
—Aquí están —doy vuelta al igual que Xuban cuando escuchamos su voz, y su inclinación de cabeza como saludo a nosotras—. Mi señora, princesa. Los reyes las están esperando en la sala chica de reuniones.
—¿Reunión familiar? —asiente una sola vez.
—Sus padres y hermanos están ahí, faltan ustedes dos para completar la reunión.
—Te lo dije —pongo los ojos en blanco.
—Gracias por informar, Nicolai, en un momento iremos —vuelve a asentir dedicándome esa mirada de lujuria que siempre supo hacer hacia mí, y aunque extrañamente nadie más se da cuenta, hay otro que sí.
Si supiera ya me hubiera alejado de aquí.
Mi tía pasa por al lado de nosotros siguiendo al escolta de mi hermano mayor.
El mío soba mi brazo, gesto que hace que sonría de lado pero mis labios tiemblan.
Extiende su brazo marcándome el camino. —Ava.
En el camino pienso de qué puede ser lo que hablarán. Puede que sea lo de mi hermano y su futuro reinando y bla bla bla. Las típicas charlas de papá y los regaños de mamá al verme que no prestaré atención porque me aburren, y en esos momentos es cuando deseo estar en mí habitación viendo series y tomando mis licuados especiales de frutos rojos, chocolate blanco y crema con un poco de salsa de frutilla arriba, por último una galleta de vainilla con relleno de chocolate.
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Editado: 07.12.2024