Mi Otra Realidad ~vida vacía~

Cap 14

Seguí a la profesora Merila pero me sentía conmocionada por lo que acababa de pasar. No podía controlar mi mente y mucho menos lo que sentía.

Subimos unas escaleras que daban al exterior y parecía ser el último piso del edificio.

Al entrar al despacho de la profesora Merila daba la misma impresión que cuando entrabas a una biblioteca, altas repisas rodeaban el lugar y la cantidad de libros incontables.

En el centro de la pequeña habitación justo en frente de un balcón que daba vista al exterior, había un pequeño sillón y una mesita a un lado.

—Siéntate querida —dijo ella señalando el sillón.

Tome asiento y ella se sentó en el sillón de enfrente.

—Vengo observándote hace tiempo cariño y sé que es difícil he hablado con Tavia e Itaro pero ambos tienen una idea que no comparto —explico ella acomodándose los lentes.

—No se la verdad que esperan de mí y solo quiero irme a casa —dije bajando la mirada a mis manos sobre mi regazo.

Ella hizo una mueca y volvió a sonreírme.

—Se que desde que eras pequeña evitas el contacto físico —volví a mirarla y asentí mirando hacia afuera— entiendo lo difícil que fue para ti.

Una lagrima cayo por mi mejilla y solté una risita.

—Temo abrazar a mis padres porque tengo miedo de ver algo malo… ¿sabe lo que daría por abrazar a mi madre?

Ya no pude aguantar el llanto y solo me rompí ahí en frente de ella.

—Eres fuerte Dacia por más que lo niegues algún día te darás cuenta de eso —limpie mis lagrimas tratando de calmarme— no estás sola y por eso yo te ayudare.

Ella me extendió un pañuelo y yo lo tome para luego limpiar mi nariz. Volví a mirarla y ella tomo un anotador y una pluma.

—Te hare unas preguntas… —asentí— ¿Solo cuando te toman de las manos ves sus futuros?

Negue con mi cabeza y tome aire dispuesta a soltar aunque sea un poco de lo que estaba sintiendo.

—Cuando me abrazan también tengo visiones y cuando duermo… la mayoría son pesadillas.

Merila asintió y anoto en su libreta, no me gustaba hablar sobre mi y eso era algo que me incomodaba por mas que lo intentara. Me puse de pie y me asomé al balcón de aquella habitación.

—Tu eres la única que tiene el poder de controlar tu mente —la profesora Merila apareció a mi lado— tú debes controlar cuando quieres ver esas visiones a veces te prohíbes tanto que eso se proyectan en tus sueños.

—No veo nada bueno y de todas formas por más que vea nunca puedo detener o cambiar algo —dije sintiendo el nudo en mi garganta.

—Debes sacar esas malas energías de ti Dacia quizás por eso la mayoría de las visiones que tienes son desgracias.

¿Las malas energías? Eso era lo único o había algo más que me hacía sentir de esa manera.

—Tienes otro poder y es el de proyectar lo que ves pero para eso debes confiar en ti y conocer de lo que eres capaz —dijo ella sonriente.

Las dos miramos hacia el cielo y el sol resplandeciente.

¿Por qué Tavia no quería que Merila trabajase conmigo?

—¿Por qué Tavia decía que no estaba lista? —pregunté a lo que ella me miro.

—Te subestiman mi querida Dacia por eso debes conocerte y tener la seguridad en ti misma —lleve mi mano a mi dije sobre mi pecho.

<< Confiar en mi misma >>

—No tengas miedo y practica no dejes que tus emociones te superen —dijo ella hablando con tranquilidad— has encontrado a buenas personas y de seguro te ayudaran en esto…

Volví a mirar a la profesora Merila y mis ganas de abrazarla aparecieron. No tenía que tener miedo solo debía intentarlo.

—No te presiones se espontánea y cautelosa —la miré a los ojos y sentí como me hablaba desde su corazón.

Era la primera vez que sentía que estaba encontrando una luz en mi camino. Alguien estaba creyendo en mi, estaba depositando su confianza.

—Ten cuidado y recuerda eres capaz de todo… —sonreí de nuevo y me acerqué a la puerta— Dacia por cierto recuerda que puedes confiar en mi siempre.

—Gracias de verdad gracias —sonreí para luego salir de allí.

Camine por el pasillo que me dirigía a mi habitación pensando en esa conversación con Merila.

Ella me hacía recordar tanto a mi abuela que solo me daba la seguridad que era la única en la que podía depositar mi confianza.

<< Tu manejas tu habilidad >>

Debía empezar a pensar en positivo y sacar las malas energías de mi. Entre a la habitación encontrándome con la bandeja de comida.

Comí todo lo que había y volví a sonreír.

Debía aprender de mi, ese era el mensaje que quería darme. Estaba en un lugar donde podía experimentar.

El control de mis emociones me estaba fallando.

Me senté sobre la cama pensando por donde debía empezar para preparar mi mente y alma.

Hasta que la puerta se abrió de repente haciéndome sobresaltar en mi lugar.

—¡Ahg! ¡No entiendo por qué hacen tanto drama! —exclamo Eider tirándose sobre su cama.

—¿Qué sucedió? —pregunte al ver la frustración que traía encima.

Eider era una persona pacífica y casi siempre estaba sonriente, para ella todo era paz. Algo que por un lado me generaba tranquilidad y me hacía recordar mucho a Einar.

Ella se sentó sobre su cama y me miro, tenía todo su cabello alborotado y su cara solo mostraba cansancio.

—¡Dacia! ¡Dime! —de repente una sonrisa apareció en su rostro.

Pego un brinco y termino sentándose en frente mío cruzando sus piernas. La mire confundida y ella movía su cabeza haciendo muecas extrañas.

—¡Habla! ¿Cómo te fue con Merila? —volví a mirarla y ella parecía una niña— ¿Sabes que Merila es una de las profesoras más importante que tiene esta escuela?

Volví a mirar a Eider y sonreí con timidez.

—¡Dacia soy tu amiga! ¡y muy talentosa amiga compañera de cuarto! —dijo ella moviéndose en su lugar.

—Me ayudara con mi habilidad —dije agarrando mi almohada y dejando sobre mis piernas.

—¿Es en serio? ¡Oh Dacia! ¡Lo lograras ya lo veras! Te dije que debías practicar…




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