Un rayo de sol daba justo sobre mi rostro, miré a mi alrededor y recordé porque estaba allí.
Una extraña sensación acompañada del dolor que sentía en mi cuerpo por la mala posición en la que había dormido.
Me puse de pie y no encontré mis tenis.
Juraba que los había dejado por ahí, no le di tanta importancia y Sali recorriendo los pasillos.
Era tan extraño lo mucho que alumbraba el sitio los rayos de sol.
La comisura de mis labios caídos y mi garganta que no quería emitir palabra.
<< Estoy triste >>
Camine y para mi suerte no vi a nadie, hasta que llegue al exterior sintiendo el césped rozar la planta de mis pies. Camine hasta llegar a la playa.
El agua… era lo único que me generaba tranquilidad en esos momentos.
Sin importar la ropa que tenia encima me metí al mar, el agua no estaba fría si no templada. Me gire mirando hacia la gran casa y deje caer mi peso hacia atrás.
Sentía el agua abrazarme y solo cerré mis ojos.
Oscuridad… un pasillo con una luz al final… no veía a nadie… solo escuchaba voces… conversaciones poco entendibles… hasta que unos gritos…
Abrí mi boca a la par de mis ojos encontrándome con un cielo cubierto de nubes y pequeñas gotas de lluvia cayendo sobre mi rostro.
—¡Oye! ¡Tienes que salir se aproxima una tormenta! —exclamaron a lo lejos.
Reaccione al darme cuenta que mi ropa incluyéndome estaba empapada de agua.
Con mi energía sobre el agua me impulse hasta la orilla.
—¿Qué pretendías Dacia? —dije para mi misma.
Un grupo de chicos que eran los que me habían advertido se volvieron a la casa y me quede unos segundos observando la arena.
Las gotas de agua se balanceaban sobre mi cabello.
<< ¿Qué sucede conmigo? >>
Me puse de pie y caminé entrando por el pasillo al patio interno.
Un grupo de chicos estaba reunido en ronda, hasta que una pelirroja se acerco a mi con rostro de preocupación.
—¡Dacias santo cielo! ¿Dónde te metiste? —pregunto ella acercándose a mí.
Aparte mi mirada y mire a Cloe que también estaba allí.
—¿Te sientes bien? —pregunto ella con su agudo tono de voz.
Baje mi cabeza notando mi ropa mojada y el charco de agua que se había formado debajo de mí.
—¿Qué te paso? —y Brais también apareció.
No quería ver a nadie en esos momentos que solo pase por su lado ignorándolos por completo.
—¡Dacia! ¡Responde! ¡Estábamos preocupados por ti! —exclamo Eider apareciendo a mi lado.
—¡Déjame en paz Eider! ¿Ahora te preocupa mi vida? —dije mirándola con el ceño fruncido— no vuelvas a molestarme.
Eider se quedó inmóvil con una expresión en su rostro demostrando preocupación.
Pero solo seguí mi camino esperaba no cruzarme con nadie y solo me dirigí a la habitación que compartía con Eider.
Fue en el momento donde dejé caer el agua sobre mi dónde rompí en llantos, la ducha que había durado tanto como mi llanto.
Eso fue lo que inicio ese momento donde primera vez estaba experimentando tristeza.
Deje caer mi cabeza sobre la almohada y deje salir mis lágrimas.
Ya no había vacío… estaba sintiendo…
Unos minutos o horas me bastaron para poder recuperar el sueño. Ya era de noche y eso lo veía a través de mi ventana.
Me puse de pie, abrí el armario buscando en mi mochila con mis pertenencias.
<< Mi teléfono >>
Aun tenia algo de carga y entre a mis contactos. Marque al numero de mi madre y no se escuchaba nada.
Volví a mirar la pantalla pero no había señal en aquel sitio.
Ahora sentía molestia Sali de la habitación y camine subiendo las escaleras rumbo al despacho de los directores.
Para mi suerte al final de uno de los pasillos Tavia e Itaro estaban en un balcón.
—Quiero hablar con mis padres —dije segura de lo que estaba pidiendo.
Tavia se giro para mirarme algo sorprendida por mi aparición allí y luego cambio su rostro a ese que siempre utilizaba fingiendo que todo estaba bajo su control.
—¿Te sientes bien Dacia? —pregunto ella a lo que fruncí el ceño.
Había evadido mi pregunta eso no significaba nada bueno.
—Necesito comunicarme con mis padres… —dije mirando con desconfianza a Tavia que dio dos pasos para luego detenerse.
—Tenemos entendido que hoy te metiste al mar —dijo ella juntando sus manos— desde temprano se anunciaba una tormenta y sabes lo peligroso que es…
Trague saliva al tomar en cuenta lo que había hecho y ni siquiera tenía claro si había sido parte de mi imaginación o realidad.
—¿Cómo te sientes? ¿Cómo van las clases con Merila? —pregunto Itaro de pie a su lado.
Parpadeé varias veces y retrocedí dos pasos hacia atrás.
—No es seguro que recorras estos pasillos… deberías volver a tu habitación —dijo Itaro mirándome con seriedad.
No iba a oponerme ni a contradecirlos así que retrocedí para regresar al cuarto.
<< Cálmate Dacia >>
Empecé a hacer los ejercicios de respiración pero nada servía. Me desvié del camino con el propósito de regresar a ese pequeño lugar que había encontrado.
Y así fue que detrás de la cortina estaba aquel sitio.
Extendí mis manos hacia un pequeño cesto con comida para el pajarito qe se encontraba por allí y lo levanté. Lo mantuve por unos segundos y luego lo regresé a su lugar.
Me asome hacia la pequeña ventana que daba hacia afuera y las gotas de lluvia chocaban contra el vidrio.
Sali de allí sintiendo como la energía de mi organismo estaba mas equilibrada.
Regresé a la habitación y me detuve al pie de las escaleras. Eider, Brais, Tigor y Louis estaban hablando fuera del cuarto.
Los mire por unos segundos y me acerque a la puerta.
—Dacia —dijo Brais parándose a mi lado.
—No quiero hablar con nadie —dije abriendo la puerta.
—Estamos preocupados por ti Dacia —me detuve para luego mirar a Eider.
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Editado: 17.07.2024