Una luz tenue apareció en frente de mis ojos que poco a poco se iban acostumbrando a la luz.
—¿Y esa quién es? —unos murmullos se escuchaban.
—No hagan ruido…
Abrí mis ojos en grande y todo a mi alrededor era una pequeña casita. Un gato blanco y gris, de gran tamaño y ojos azules me miraba fijamente.
—Creo que no era lo que queríamos cazar —mire extrañada en todas las direcciones.
<< ¿Y esas voces de dónde provenían?>>
—Los humanos no pueden oírnos —dijo otra voz.
Mire a mi alrededor una familia de pumas me miraban fijamente de repente sentí que mi corazón iba a salirse de mi pecho de lo rápido que latía.
— ¡Ah! —me subí por la rampa pero fue en vano ya que volvía a deslizarme.
—Cree que le haremos daño —uno de los pequeños pumas se tiro de panza al suelo.
El gato de ojos azules se acercó hacia mí volví a retroceder al sentir la desconfianza de que en cualquier momento saltaría sobre mi.
—¿Nos estas escuchando? —parpadee varias veces mirando al animal.
Trague saliva dudosa de lo que estaba escuchando.
<< ¡Animales hablando! >>
Miré al gato que seguía observándome esperando una respuesta de mi parte recorrí con mi mirada una vez más el lugar y aquel sitio parecía una diminuta casa.
—¿Puedes oír lo que decimos? —volví a mirar al animal y asentí dudosa.
—¡Puede escucharnos! —los pequeños cachorros se acercaron a mí dando pequeños saltitos.
—No queremos hacerte daño solo caíste en la trampa —abrí mis ojos sorprendida al darme cuenta de que en realidad estaba oyendo hablar a los animales.
Los mire una vez más y era una familia de pumas, dos grandes y dos pequeños.
Llevé una de mis manos a mi frente, recordé que había ido con mis compañeros al bosque y ellos dependían de mi para encontrar a los estudiantes desaparecidos.
—Tengo que salir de aquí —comente mirando hacia todos los rincones en busca de una salida.
—¡Ven yo te acompañare! —el gato salto y detrás de una manta había unas pequeñas escaleras.
Al recordar sobre el libro de las criaturas de que los animales no hablaban solo aquellos humanos transformados podían hacerlo.
—¿Viven como animales? —pregunte al felino que subía con delicadeza los escalones.
—Nos convirtieron y estamos condenados a vivir así para el resto de nuestras vidas —su voz en esos momentos sonaba triste— soy Dioris antes humana ahora un gato del bosque…
Una pequeña reja hecha de ramas y hojas estaba sobre mi cabeza, y entre las pequeñas rejillas se podía ver los arboles.
Volví a mirar al felino que en realidad antes había sido una persona y me incline a su altura.
— ¿Cómo puedo ayudarlos? —pregunte mirando los ojos celestes de Dioris.
De repente escuché un ronroneo por parte de ella y sonreí al ver que había entrado en confianza conmigo.
—Eres amable… pero no creo que haya una solución —la cabeza felina se inclinó un poco— a menos que encuentres a la persona… Etaros.
La última frase que dijo la dijo como si aquel nombre no se pudiese pronunciar.
<< ¿Quién podía hacerle algo así a esas personas? >>
Negue con mi cabeza pero cuando estaba a punto de hablar a lo lejos empecé a escuchar como llamaban por mi nombre.
—Tengo que irme —dije con rapidez saliendo por esa salida secreta.
Dioris movía su cola de un lado a otro.
—¡Ten cuidado amigable humana! —sonreí.
—¡Soy Dacia y gracias! —dije esto y empecé a correr para regresar a donde estaban los demás.
Empecé a correr entre los árboles guiándome por las voces, ni siquiera tenía idea donde estaba el sitio por donde había caído. A lo lejos divise a los chicos y avance.
— ¡¿Dónde te metiste Dacia?! —grito enojado Brais tomándome de los hombros.
Abrí mis ojos sorprendida por la reacción de Brais.
— Lo siento solo es que me caí —fruncí mi ceño mirando con enojo a Brais— se cuidarme sola…
— ¡No digas estupideces en cada oportunidad casi te matan! —tragué saliva y bajé mi cabeza.
Brais aparto sus manos y mire a mi alrededor, recibiendo las miradas de descontento por parte de algunos.
Otra vez me sentía con culpa mordí mi labio inferior tratando de aguantar las lágrimas.
<< Maldita sentimental >>
De entre los árboles apareció el profesor Gaslor que se acercó hacia mi con su rostro que expresaba enojo y a la vez preocupación.
— ¡No tienes que alejarte de nosotros Dacia! ¡La vida de todos aquí está en riesgo! —volví a mirar a mi a mirar a mi alrededor y mis compañeros miraban seriamente.
— Lo lamento —dije a lo que algunos solo asintieron.
Recordé el motivo por el que me había apartado y solo sentía impotencia ante la situación.
—¿Quieres que nos maten o qué? —dijo Uxia pasando por mi lado y mirándome con enojo.
El cielo aún estaba iluminado por el sol que aún seguía allí. Camine para luego encontrarme con Eider que al verme su rostro se ilumino.
—¡Dacia! —exclamo ella con preocupación— ¿Qué sucedió? ¿Estás bien?
Detrás de ella estaba la profesora Armenia, Tigor y otros.
—Solo me caí —llevé una de mis manos a mi frente sintiendo dolor en la zona donde me había golpeado.
—¡Vamos no es momento de detenerse el tiempo pasa rápido! —exclamo el profesor Lorenz pasando por nuestro lado.
A mi mente otra vez vino aquel pensamiento y los animales, o mejor dicho, las personas convertidas en animales.
Solo una palabra no se iba de mi mente algo que me generaba demasiada intriga.
<< Etaros >>
Nunca había escuchado aquel nombre algo que se me hacía bastante extraño y aun más que desconocía el hecho por el que había condenado a esas personas a vivir como animales para el resto de sus vidas.
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Editado: 17.07.2024