Desesperadamente intenté levantarme y volver a correr, pero sentí una punzada y mi piel abriéndose, el dolor y ardor se esparcía desde mi espalda hacia una de mis piernas.
— ¡AH! —exclame de dolor.
El ruido de un animal deslazándose violentamente sobre las hojas y las ramas se escuchó mientras mi corazón no podía dejar de latir con rapidez.
Apoyé el peso sobre mis manos no podía arrastrarme más solo sentí el frio chocar con la piel lastimada de mi espalda.
—¡¿Qué es lo que quieren?! —dije tratando de contener las lágrimas.
Solo sentía la molestia de mi pierna y como las hojas secas rosaban mi piel lastimada.
La bestia de ojos rojos me miraba lleno de malicia como si estuviese a punto de atacarme de nuevo.
¿Qué podía hacer? No tenia fuerzas y estaba herida.
— ¡Aléjense de ella! —grito Brais apareciendo.
Brais estaba de pie a metros de mi pero la bestia de ojos rojos se abalanzó sobre el.
—¡Brais no! —exclame tratándome de levantar e ir hacia el.
El estaba atontado a metros de mi su remera estaba rota y las garras del animal habían perforado su piel de la misma manera que lo había hecho conmigo.
Volví a mirar a la criatura que mostraba sus enormes colmillos.
<< Debes ser valiente >>
Extendí mi mano tomando la de el y la energía nos envolvió. Nuestras miradas se cruzaron y el se reincorporo sin soltarme.
El dolor que podía sentir se hizo casi imperceptible de la misma manera que a el.
Brais y yo volvimos a cruzar miradas como si entendiéramos lo que el otro pensara.
Con mi otra mano tome el tronco que había a un lado y me levante al instante golpeando con todas mis fuerzas a la bestia de ojos rojos.
El animal en ningún momento se esperó aquella reacción que solo quedo tirada a un lado inconsciente.
La serpiente de ojos azules me miraba fijamente y luego a Brais haciendo ese sonido al sacar su lengua.
— ¡No tengo miedo! —grite mirando con odio a la criatura— ¡a ti no te tengo miedo!
Extendí mis manos hacia delante dejando salir toda la energía tomando el control de la serpiente que avanzo hacia nosotros pero no lo logro la levante por los aires estrellándola contra una gran roca.
Aquellas personas que estaban ocultas debajo de esos animales habían torturado a los alumnos de la casa y solo recordar aquellas visiones sentía odio.
— ¡Ahora tu estas bajo mi control! —dije recordando las escenas de tortura a los otros jóvenes— ¡nunca conseguirán lo que están buscando!
Otra persona apareció de entre las sobras extendiendo sus manos hacia el animal de la misma manera que yo.
— ¡Aah! —exclamo Eider haciendo que las lianas de los árboles empezaran a crecer y tomar fuerzas.
Mire a Brais que tenia las llamas de fuegos sobre sus manos listo para atacar.
Las ramas y lianas controladas por Eider fueron directo hacia la serpiente, seguida de las llamas de fuego que empezaron a envolver y quemar a la criatura.
Con mis manos aun extendidas la bestia quería liberarse, pero no podía.
<< Se está quemando >>
Hasta que empezó hacer movimientos raros y el cuerpo de serpiente se des transformó a mi vista apareciendo un joven.
—¿Qué? —dije al ver al joven envuelto en las lianas y el fuego.
El cuerpo quemándose cayo al suelo mientras seguía retorciéndose.
Camine hacia el joven y su rostro estaba lleno de cicatrices. Era joven muy joven y la punzada de culpa apareció en mi pecho.
<< Estaba asesinando a una persona… >>
Pero esa misma persona había querido matar a los demás que eran jóvenes inocentes.
—¡Hay que detener el fuego! —exclame mirando a Brais con los ojos llorosos.
—¡¿Qué?! ¡No Dacia! —dijo el acercándose a mi.
—¡Dacia estas bestias quieren matarnos! —Eider estaba de pie también a mi otro lado.
Negue con mi cabeza al ver que el muchacho tenia los ojos cerrados me acerque mas al ver como el humo de la piel quemándose lo estaba matando.
Y fue en ese momento de debilidad que pensé que me estaba arrepintiendo que el abrió sus ojos tomándome del cuello.
— ¡Maldito hijo de perra! —dijo Brais pateándolo con fuerza.
Me hice hacia atrás llevando una mano a mi pecho aquel agarre que me había dejado esa misma sensación que el nudo en la garganta.
A lo lejos se empezaron a escuchar los gritos.
Eider cayo a mi lado al igual que Brais los tres mirando fijamente al sujeto quemándose.
Ese rostro que sentí por un momento me observaba con los ojos azules brillantes.
Otra vez sentía las hojas secas rozar mi piel lastimada mi espalda y mi pierna.
Mire una vez mas hacia el cielo que estaba repleto de esas hermosas estrellas brillantes una extraña sensación alivio invadió mi ser y alma, acompañado del cansancio.
Obligándome a cerrar mis ojos por completo.
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Editado: 17.07.2024