Mi pasado... me obligo a cambiar

Cenizas.

Como puede suponerse el camino fue bastante largo… No por la falta de “Rey” sino porque yo me quede con miedo y únicamente pensando sobre lo que haría al llegar, y a eso sumarle que este sujeto que me seguía no intento en lo más mínimo crear una conversación para amenizar el viaje; estuvimos en silencio durante casi todo el trayecto y por más que intentaba ignorar aquel horrible aroma mi nariz no podía acostumbrarse a él.

  • ¿Hueles eso? – Pregunté insistente a Güilé.
  • No tengo olfato. – Respondió muy seriamente el. – De hecho.-  Continuó cambiando un poco su voz e intentándola hacer más interesante. – Tampoco tengo tacto o gusto. Solo la vista y oído…
  • ¿Qué? – Agregué sorprendido. - ¿Cómo es posible que no tengas básicamente ningún sentido?
  • ¿Aún no te has dado cuenta? – Me interrumpió diciendo en un tono bastante decepcionado.
  • ¿De qué cosa? – Respondí, sin dar con la respuesta por mí mismo tras unos segundos pensándolo.
  • Mmm. – Se quedó pensando. – Creo que es mejor no decirte… Quizás es por eso que decidiste hablarme y si te digo unas cuantas verdades probablemente ya no querrás hacerlo, solo tengo una pregunta: ¿Crees en la muerte como un ser personificado? O ¿Crees en ella como simplemente un estado?
  • Creo en la muerte como un estado… Dudo que haya un ser místico que viene por nosotros cuando ya es nuestra hora… ¿Pero eso que tiene que ver? – Esto por más que lo pensaba no me hacía caer en cuenta de lo que este sujeto comentaba.
  • Nada, simplemente quise preguntarlo. – La situación volvió a tornarse silenciosa y por todo el resto del camino el silencio fue lo único que irónicamente hizo sonido.

Ya estábamos en los alrededores de la granja de mi familia y mis ojos comenzaron a lagrimear cuando a la distancia vi una gigantesca nube de humo negro, eso solo podía significar una cosa: Fuego. Mis piernas inmediatamente comenzaron a correr tan rápido como pudieron, yo intente obligarlas a ir todavía más rápido pero en ese patético intento solo logre caerme por no poder controlar adecuadamente el movimiento, Güilé no dijo una sola palabra y al voltear el ya no estaba siguiéndome , no me importo en lo más mínimo que hubiera desaparecido pues en este momento en mi mente solo estaba mi familia y añoraba verles con vida pues aun y cuando estaba muy lejos podía verse realmente grande el incendio, seguramente todo estaba destruido incluida la casa.

Mi garganta me quemaba por dentro por toda la cantidad de aire que entraba y salía por la hiperventilación, mis pulmones exigían un descanso pero yo no pude detenerme hasta no estar completamente en la puerta y ver que afortunadamente el incendio solo era en los cultivos, sé que esto significa una pérdida realmente importante para nuestra familia, pero prefiero aquello a la casa, o mi madre y hermana; pero, algo me inquietaba. A lo lejos podía escuchar risas histéricas y gritos de varias personas, más que nada hombres, con un poco de miedo me escondí e intente escabullirme hacia la parte donde se oía todo aquello y todo para ver algo que me lleno de tristeza y rabia, mi madre estaba en el suelo atada y mi hermana al lado de ella con una daga incrustada en su cuello, por el coraje salí de mi escondite dispuesto a arrancarle los ojos aquellos sujetos pero mi madre a lo lejos me miro a los ojos y negó con la cabeza: “Sálvate…” Estoy seguro que fue lo que intento decir, yo negué con la cabeza a la vez que continuaba avanzando y ella insistente y con una mirada realmente penetrante volvió a negar con la cabeza, con mis ojos inundados me escondí en un arbusto y la voz áspera de uno de aquellos sujetos comenzó a hablar.

  • Eres una maldita muy lista. – Comenzó a decir. – Asesinar a tu propia hija, para después intentar hacer lo mismo contigo. – El hombre escupió al suelo y se rascaba la barbilla. – Teníamos ganas de divertirnos con ella, ¡Mírala! Es una chulada, pero tu pensamiento fue más rápido que nuestro agarre, sabias que todo estaba perdido y tomaste la peor y mejor decisión, dinos: ¿Alguna otra belleza que estés ocultando?
  • … - Mi madre no respondió y en cambio con su cabeza golpeo al sujeto en su zapato y después escupió en él. – Muérete. – Dijo con mucha calma aunque era evidente que ardía en coraje.
  • Lo haré. – Respondió aquel sujeto acercando la bota sobre ella y embarrándole su propio escupitajo en la cara. – Pero para mala fortuna tuya, no hoy. Quisiéramos divertirnos contigo, pero preferíamos a tu hija, tú debes ser castigada por esa estupidez que hiciste.

Al terminar de hablar, mi madre volteo a ver dónde yo estaba escondido, su mirada solo me decía una cosa: “No mires.” Con todo el dolor de mi alma cerré los ojos y en mi mente solo podía imaginarme a aquellos idiotas siendo brutalmente golpeados por todo el pueblo, yo estaba realmente fúrico, tanto que por primera vez en mi vida desobedecí a mi madre. Salí corriendo del arbusto y fui derecho hacia aquel hombre que cargaba con mi madre en sus hombros ya inmóvil, en mi bolsillo siempre he cargado un cuchillo para cortar vegetales y no dude un solo segundo en clavárselo en el cuello, desafortunadamente sus reflejos eran demasiado buenos y erre el golpe, clavándosela en uno de sus brazos, antes de intentar sacar la navaja para volver a intentar insertarla en su cuerpo aquel hombre dejo caer al suelo a mi madre como si se tratase de basura y con el mismo brazo donde tenía la navaja me tomo del cabello y me levanto algunos centímetros del suelo.

  • ¡Vaya! – Dijo riendo irónicamente. - ¿Pero que tenemos aquí? – Se quedó mirándome un tiempo y después continuó. - ¿Estás listo para tomar una vida jovencito?

Su mirada se clavó en mis ojos, yo solo lo veía completamente rábico, el sujeto al mirar esto rio levemente y después me soltó, quito la navaja de su brazo y me la entrego, para después colocarse con su cuello a mi altura y con su dedo índice lo señalo dándome a entender que lo matara. Evidentemente no espere mayor invitación e intente insertarle el cuchillo hasta el fondo de su garganta, pero el sujeto se movió evitando un golpe fatal, su cuello sangraba por el corte y el aun así reía fuertemente.

  • ¡Me agradas! – Dijo quitándome el cuchillo y lanzándolo hacia un lado. - ¡Después de todo si estás listo para quitar una vida! – Volteo a mirar a todos los demás sujetos que estaban haciendo un círculo alrededor de nosotros y agregó. – Caballeros, ¡Un nuevo recluta!



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En el texto hay: batallas, barcos, batalla interna

Editado: 22.11.2020

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