Cualquiera de las decisiones era una mala idea; por un lado estaba la opción de ser libre e irme, nada me asegura que estos idiotas cumplan su promesa, y aunque la cumplan mi familia ya no está conmigo… y aunque no he ido, basto haber visto a los otros dos sujetos regresar del poblado completamente ensangrentados para asegurar que en el pueblo estaba con vida solo nadie, y él es una persona que teóricamente no existe…
Y por el otro lado estaba la otra cara de la moneda, irme con ellos. Ser partícipe de las atrocidades que cometerán de hoy en delante por mera decisión mía y eso incluye definitivamente quitarle la vida a demasiadas personas, quizás yo no lo haría como tal… Pero el simple hecho de ser parte de la tripulación creo que ya me hace un asesino, aunque en esta opción existe una cosa buena como consecuencia: Si voy con ellos, definitivamente aprenderé aquello que estando aquí jamás podre, a defenderme. Eventualmente ese aprendizaje de convertirá en un arma que me hará deshacerme de todos ellos para siempre pero también iría en contra de lo que mi madre me ha enseñado por mucho tiempo: “Se amable, incluso con aquellos que no lo han sido contigo; se una mejor persona día con día, sin importar que.” Esto es algo que nos decía tanto a mi hermana como a mi día con día, y son unas palabras que cumplir en esta isla es demasiado sencillo, pues básicamente nunca hemos tenido una discusión con alguna otra persona del pueblo, y aunque pensé que esa frase jamás la utilizaría, heme aquí. Frente a una persona cruel, despiadada y a quien le tengo un rencor inimaginablemente alto…
Yo me quede callado mirando hacia la isla y a lo lejos mire a Güilé que se acercaba a nosotros cargando algo no mayor a los 30 centímetros de alto y 10 de ancho; envuelto en tela blanca, tan blanca que parecía una ilusión.
No entendía nada de lo que decía… ¿Su sucesor?
Cuando termino de hablar, su cuerpo se desapareció como si se tratase de arena y aquello que cargaba cayó al suelo demostrando una pequeña caja de madera con adornos de algo que parecía ser hueso, al abrirla dentro de ella se encontraba un pequeño colgante de correa de un color tan oscuro que no reflejaba absolutamente nada de luz, la forma era un circulo completo, a los extremos del circulo tenía unas runas realmente extrañas de formas puntiagudas la mayoría impresas en básicamente toda la circunferencia y por el centro se encontraba un hueco extraño, en el centro de este hueco parecía circular una especie de humo gris que no se salía de allí no importa que tanto lo agitara y tampoco podía pasar mi dedo a través…
Intentó tomarlo pero su mano no pudo siquiera tocarlo, era como si lo traspasara, el capitán acerco su mirada al colgante y al verlo, comenzó a mirar en todas las direcciones, como si estuviera buscando algo.
Ni siquiera me dio tiempo a responder y en cambio me clavo su espada en mi estómago y la giro violentamente, evidentemente yo sentía demasiado dolor y gritaba con fuerza, pasados unos segundos el capitán saco su espada y esta se encontraba completamente limpia… No tenía ni una sola mancha de sangre y por mi herida no se veía saliendo nada, únicamente podía verse el hueco y mis órganos internos reconstruyéndose poco a poco.
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Editado: 22.11.2020