Mi Pequeña Desventura

Capítulo 5

 

Usualmente los sábados solo el Señor Collins; padre, se quedaba en casa. La hija de los Collins, Ana tenía clase de piano o tenis, Max aún tenía alguna actividad de la universidad y la señora Collins iba a un gimnasio.

Los únicos en casa eran Ryan y el señor Collins.

Con o sin desvelo producto de una movida noche, Ryan dormía hasta muy tarde.

Por un instante creyó que estaría listo para continuar con el trabajo.

Ingenua.

Pero, aunque desconociera el horario común de su trabajo, creyó que iría al gimnasio, al cine, a jugar golf o algo asi. Nunca pensó que fuera tan tonto como para desafiar su complicada situación.

Ahora lo veía con el brazo extendido acostado boca abajo y el aroma de alcohol a su alrededor.

"Que desastre"

¿Debería despertarlo?

¿Recibiría algún tipo de reprimenda por no haberle advertido?
Puso la mano en la frente aturdida con la situación.

Empuja lo que cree que es su hombro.

—Mmmmm........

"Despierta por favor"

Empuja otra vez.

—Mm.....—suena más fuerte.

—Señor Collins, señor Collins.... —insiste agachando y empujándolo con más fuerza.

De pronto escucha el sonido de lo que parece un carro llegando, se acerca rápidamente a la ventana para ver a la señora Collins en su automóvil.

"Porque yo, por que yo", susurra.

Piensa en traer un vaso de agua y despertarlo con eso. Sin embargo decide intentarlo una vez más.

—Señor Collins por favor su madre esta en la puerta ...

Con esas palabras Ryan levanta la cabeza asustado.

—¿Qué? ¿Mamá?

—Necesita despertar— dice más alto.

Ryan aplasta su cabello para entender mejor lo que están diciendole.

—Pero hoy es sábado —dice con voz pastosa.

—Los sábados también trabajo.

—Trabajar? .... —parece que acaricia la palabra —Oh! Con un...! —se pone de pie velozmente, solo lleva puestos los boxers —No sabía ..... —va hacía el closet en busca de ropa limpia —pero debo .....—y toca su cabello —tengo que ducharme .....—refunfuña y se dirige hacía allí.

—Prepara ropa limpia! —grita.

—Si —responde y va hacía el closet. No sabe exactamente que es lo que va a usar ..... Ay Dios por que yo ...? se queja.

Mira varios conjuntos de trajes colgados, toma cualquiera y piensa en donde dejarlo, en la cama no, porque debe cambiar las sábanas. Piensa en dejarlo por ahí y el verá como se las arregla. Mira la puerta considerando alejarse pero sorprendentemente Ryan sale envuelto en una toalla en la cintura.

—Tienes lista mi ropa?

—No, ...yo...

Entonces Ryan se quita la toalla, alcanza a ver su muslo izquierdo desnudo y antes de que lo vea completamente desnudo, da la vuelta.

Lo escucha manipular las cajas de su cómoda.

—Pásame la camisa —dice en un tono de voz fuerte.

Gira y se acerca rápidamente, Ryan tiene el brazo extendido.

—Apresurate!

—Si, si —nerviosa, descuelga el saco, lo pone sobre su hombro, saca la camisa y se lo pasa.

Ryan lo toma y se lo pone; cuando esta abotonando los botones, se detiene mirando hacía la puerta.

—Mamá se acerca —susurra —cierra la puerta —ordena.

Va con el colgador en mano y hace lo que le pidió.

—El seguro —dice al final.

Apreta el botón de la manija indicando que está cerrada por dentro.

Regresa y Ryan esta poniéndose los pantalones, le alcanza el saco y lo levanta poniendoselo.

—Mis zapatos —va hacía el closet y saca un par —las medias —y corre hacía la cómoda.

Ve todas sus acciones deseando desaparecer.

—¿Ryan ? — una voz masculina se escucha del otro lado.

—Si?

—Tu madre pregunta si desayunaste  —era la voz del padre de Ryan.

—Si.

—Bien, ahhh...... y tu madre pregunta por tu supervisora.

—Esta aquí ...

—¿Qué están haciendo?

—¡Estamos limpiando! —responde enojado.

—Bueno .... tranquilo, solo preguntaba.

—Esto es una porquería, quién me manda a mí ...a ...  

Escuchar sus protestas no era de su agrado. Intenta no poner un gesto de disgusto.

—Si mi madre pregunta, estaba ayudándote a limpiar, de acuerdo?

—Claro —responde.

Ryan sale de la habitación  y piensa en quedarse a ordenar.

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Baja las escaleras peinando su cabello sobre la frente para que nadie note que esta un poco crudo.

—Mamá .... —dice cuando la ve de pie en medio de la sala vestida con un deportivo.

—Ryan .... —responde dando una mirada sospechosa.

—Estaba ayudando a Cassie a limpiar .. los sábados también trabajamos... —dice con mucha convicción.

—Anoche llegaste muy tarde ...

—Fui a beber algo ... pero como puedes ver, estoy aquí cumpliendo con mi trabajo.

—Si, claro.

Max elige ese momento para llegar, saluda a todos. Su madre va hacía la cocina hablando con su padre y Max.

Sin mucha opción los sigue.

—Creo que perdí un poco de peso —murmura Claudia tomando un vaso de jugo de naranja.

Max lo mira un segundo y luego golpea el piso con su zapato —Creo que esta baldosa esta suelta...

Los golpes resuenan en su cabeza, cierra los ojos un segundo intentando contener los deseos de gritarle a Max.

—Yo ... voy a continuar con mi trabajo —logra decir.

Su madre asiente.

—¿Y dónde está tu automóvil? —pregunta Max —No lo ví en la cochera.

Atrapado.

—Ayer ......  se lo presté a Jhon, en la tarde iré a recogerlo.

Nadie realiza otra cuestionante y se retira.
Entre murmullos escucha a Max anunciar que tiene otras actividades por la tarde.

La puerta de su habitación estaba abierta, al igual que las ventanas, Cassie está terminando de tender la cama.

Toma asiento en su sofá a masajearse la frente.

—Debiste decirme que trabajabas hoy... —se queja.

No responde, va hacía el baño ignorandolo completamente.

"Esto no podía continuar así", de pronto mira hacía la derecha; su madre se encuentra de pie con los brazos cruzados.



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En el texto hay: humor, contemporanea, romance drama

Editado: 10.09.2023

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