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POV Eddie

Un mes ha pasado desde que me dejo, se fue perdiéndose de mi vida, llevándose parte de mi cordura, abandono a nuestro pequeño que por su inocencia no sabe que ha perdido a su madre.

-Hijo, te buscan— me dice mi madre desde la puerta de mi despacho.

-¿Quién madre?

-Unos caballeros, creo que uno es abogado.

-Déjalos pasar— abre la puerta y me levanto del asiento, entran tres hombres en traje.

-Buenas tardes— saludan los tres.

-Buenas tardes, por favor siéntense— les señalo las sillas.

-Gracias— dicen al unísono.

-¿En qué puedo ayudarlos?

-Me presento soy Lusian Ferrer abogado de la Señora María de los Ángeles Cruz— dice el que se ve más joven, parece de mi edad, me alerto al escuchar ese nombre— solo vengo a informarle de algo— saca unos papeles del maletín y mira al hombre a su lado.

-Mi nombre es Rodrigo Scott y fui el medico que atendió a su esposa durante este tiempo— lo miro confundido, es un hombre de edad bastante peculiar, parece estar en sus 50.

-No tenemos buenas noticias para usted, por cierto soy Williams Keinz Funcionario activo de las Fuerzas Policiales— habla un hombre Robusto, con pocas canas parece tener los 40 y pico de años.

-Quiero que me expliquen de que se trata todo esto, mi esposa se fue hace un mes y no hemos tenido noticias de ella— digo irritado.

-Bien, le explico, su esposa falleció— me quedo paralizado con lo que me dice Lusian— estas son algunas propiedades que les pertenecían— me entrega los papeles y veo fotos de dos casa, un carro y un yate, ¿Cómo pudo comprar todo eso?— parte de eso se ha comprado con su dinero, los demás solo eran herencias de su padre, como la pequeña casa en la playa y el yate, las mismas pasan a ser suyas o de su hijo— le hace una seña al doctor para que él hable.

-Su esposa llevaba bastante tiempo con cáncer linfático, lo que no podía ser presenciado sino a través de fuertes dolores de cabeza, mareos y desmayo— explica y asiento— lo que no sabía ella es que cuando llego a mi clínica, ya estaba muy avanzado y no podíamos hacer mucho, lo único que pude medicarle fue algunas medicinas para el dolor.

-Así que opto por la vía libre, suicidarse— explica el oficial y lo miro sorprendido.

-¿Qué? Ella sería incapaz de atentar contra su vida, además me había pedido el divorcio pero yo no lo firme esperando que volviera, tenía la esperanza de que volvería.

-Lo siento tanto, las circunstancias la llevaron al límite, ahora es viudo y debe ser fuerte para cuidar de su hijo— Respiro hondo para no llorar, no puedo derramar más lágrimas por ella.

-Déjeme decirle que estaba intrigado porque los gastos fúnebres fueron hechos por Bruno Inka, un conocido jugador de apuestas y negocios ilícitos y no por su esposo— bajo mi cabeza paso mis manos jalando mi cabello.

-Seguro es su amante— digo con dolor— ella dijo que amaba a alguien más y creo que a él se refería— tocan la puerta y doy el pase.

-Permiso— dice Alida— me enviaron a darles una bebida, ¿gustan café, agua o jugo?

-Café-- dicen al unísono.

-Señor Russo, ¿necesita algo?— niego sin mirarla.

-Alida, veo que está bastante mejorada— miro al doctor intrigado.

-Si doctor, gracias, usted me ayudo bastante, se lo agradezco— sonríe.

-Hice mi trabajo mujer, solo espero que hayas ido donde la psicóloga, lo que te paso no fue juego, debes desahogarte— la miro y ella está nerviosa.

-Estoy bien, gracias por preocuparse pero tengo a personas con quien conversar lo sucedido y me han animado a seguir adelante, con permiso— sale una vez que le entregan la taza.

-¿Puedo preguntarle algo doctor?— asiente— ¿Qué fue lo que le sucedió a Alida?-- respira profundo.

-Esa pobre mujer sufrió un ataque de violencia domestica por su ex pareja, lo bueno es que no le toco el rostro, pero la violo y golpeo fracturándole algunas costilla y piernas, gracias a Dios y a la terapia pudo recuperarse, casi queda en silla de ruedas, lo más doloroso para ella es que no puede quedar embarazada y si así sucede sería un milagro—me quedo perplejo ante su declaración.