Mi Pequeña Flor

17

POV Ricardo.

¡Dios mío!, la veo desmayarse en mis brazos y me asusto, la coloco en el suelo y tomo un pañuelo que tengo en mi bolsillo del pantalón y se lo ato con fuerza en el brazo para que deje de sangrar, ha perdido mucha sangre, la tomo de nuevo en mis brazos y salgo corriendo con ella, la gente se queda mirándome extrañadas, cuando llego a la puerta me encuentro con la persona menos indicada.

-Ricardo, ¿Qué ocurre?—me saluda amable pero luego se preocupa por quien tengo en brazos.

-Lo siento señora Margarita, debo ir a la clínica de inmediato—se acerca y al ver a la persona en mis brazos, jadea de la impresión.

-¡Es mi hija!—solloza—por Dios ¿Qué le ha pasado?—suspiro para calmar mi ansiedad.

-No es momento, debe atenderla un médico urgente—asiente y me sigue casi corriendo.

Llego a mi auto y le pido que saque las llaves de mi bolsillo, lo hace con manos temblorosas, coloco a Ali en la parte de atrás con su madre, me subo en la parte del piloto y enciendo el auto, tomo mi celular y se lo extiendo a la señora, ella me mira confundida y con lágrimas en sus ojos.

-Marque al número que dice Enrique, por favor, colóquelo en alta voz—asiente y marca, doy marcha al auto y escucho el repiqueteo.

-Hola

-Enrique, necesito un favor de emergencia.

-¿Para que soy bueno? ¿Pasa algo con Natalia?

-No, es nuestra amiga, la que te contamos del milagro.

-Ah ya, ¿Qué ocurre?

-Ha tenido un accidente en el centro comercial y creo que necesita una cesárea urgente, por favor prepara todo.

-De inmediato, no te preocupes, todo saldrá bien.

-Gracias.

Escucho que cuelga la llamada, miro a través del espejo retrovisor y la señora está llorando tapando su boca viendo a su hija que esta con la cabeza en sus piernas.

-Todo va a estar bien, por favor ahora marque a Eddie—lo hace y espero el repique.

 

POV Eddie.

Que locura en la que me metí, entrevistar a estas mujeres es totalmente un caos, he visto tantas que ya ni quiero continuar con esto aunque mi madre está a mi lado ayudándome.

-Voy a traerte algo de beber mientras entrevistas a la siguiente—asiento desganado y ella se retira.

La puerta es tocada con dos golpes, doy el pase y sigo viendo los papeles en mi escritorio.

-Buenas tardes—escucho una voz melosa y levanto la vista.

¡Dios, que mujer! Pero no la adecuada para el trabajo, esta vestida de manera provocativa y sexy, tiene puesto una camisa transparente que deja ver su brasier de encaje que cubre sus enormes pechos, una falda acampanada bastante corta que muestran unas hermosas piernas gruesas.

-Por favor siéntese—la voz me sale algo ronca y carraspeo, ella sonríe complacida porque me ha afectado—dígame señorita…

-Marianny.

-Señorita Marianny, ¿tiene experiencia con los bebes?—me mira con una ceja alzada y una sonrisa pícara.

-Tengo mucha experiencia señor Russo—dice cruzando sus piernas dejándome ver parte de su braga de encaje, trago saliva, esta mujer parece una puta de burdel, esta tan buena.

Sacudo la cabeza al imaginármela dándome una mamada, ¿Qué cosas pienso?

-No creo que sea la experiencia que necesito señorita—le digo serio y ella borra su sonrisa, se pone de pie y se acerca a mí.

Gira la silla donde estoy y se coloca a horcajadas sobre mí, coloca sus brazos en mi cuello y me da una lamida en mi barbilla, sonrío y suspiro, mueve sus caderas sobre mí, pero no gano ninguna erección, frunzo el ceño y de repente siento un mal augurio, coloco mis manos en su cintura para alejarla, en eso suena el teléfono y lo coloco en altavoz.

-Diga—se escucha un sollozo y movimientos erráticos.

-Hermano, ve inmediatamente a la clínica, lleva las cosas de Ali y de la bebe, es una emergencia—dice Ricardo rápido, me levanto de un salto haciendo que la mujer sobre mi caiga al suelo quejándose.

-¿Qué le ha pasado a mi Flor?—pregunto preocupado, en eso mi madre entra con una bandeja, frunce el ceño al ver a la mujer tirada en el suelo mostrando su ropa interior y luego me mira molesta.




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