Mi Pequeña Flor

Epilogo

POV Alida.

Imaginarme que me casaría, pues sí, todos hemos tenido ese sueño de alguna manera, pero hacerlo realidad es otra cosa muy diferente, ver como todo organizado, compartir los votos, entregar los anillos y responder a tus más sinceros deseos es algo realmente maravilloso, vale la pena decir que si a la propuesta.

-¿En qué piensa mi señora Russo?—suspiro cuando me abraza por la espalda colocando su barbilla en mi hombro.

-En lo maravilloso que ha salido todo, me encanto—digo entre suspiros.

-Ahora falta la mejor parte.

-¿Ah sí? Y según tu ¿Cuál es la mejor parte?—sonríe coqueto.

-La luna de miel—sonrío con picardía.

-Pues sí que es la mejor parte—digo sensual acariciando su camisa por el cuello.

-Vamos a despedirnos, muero por llegar al lugar que tengo preparado para nuestra luna de miel.

-¿Me dirás donde es?

-Es una sorpresa.

Caminamos de la mano despidiéndonos de todos, llegamos hasta donde nuestros padres e hijos.

-Ya están ansiosos por irse ¿Verdad?—nos pregunta divertida la señora Verónica.

-Claro que si madre, quiero mostrarle la sorpresa a mi esposa.

-Que tengan un buen viaje, no les digo que se cuiden porque es de sobra que no lo necesitan—se burla mi madre.

-Espero la pasen bien, les deseo felicidad—dice mi padre dándome un beso en la mejilla.

-Gracias a todos, por favor cuiden de mis pequeños—les digo dándole un beso a Andrew que ya está dormido y a mi pequeña que esta que cierra los ojos con su dedo en la boca.

-Por eso no debes preocuparte.

-Estaremos en contacto, por favor cuídense.

Nos despedimos y Eddie me lleva a su auto, recorremos la ciudad en silencio hasta que me sumerjo en un profundo sueño.

 

POV Eddie.

Veo como Ali se queda dormida, por fin puedo decir que me siento completo, aunque aún siento que no la merezco, que es demasiado para mí, la amo más que a nada en el mundo, es mi dulce doncella, la madre perfecta para mis hijos, una buena hija y amiga, una agradable compañera y la amante ideal, no hay nada más que pedirle a la vida y agradecerle a Dios por permitirme tenerla a mi lado como mi mujer, mi esposa.

Sigo el recorrido a la playa, tengo preparada una casa allí que compre solo para pasar momentos como estos, estaremos solo unos días, porque extrañaremos muchísimo a nuestros hijos, además que mi pequeña Amapola cumplirá su primer añito en una semana y queremos compartir ese momento con ella y Andrew.

Estaciono el auto frente a la casa y bajo con cuidado para no despertar a mi esposa, abro la puerta del copiloto y con cuidado la tomo en brazos, ella se remueve y abraza suspirando.

-Me quede dormida.

-Si amor, descansa.

-No, bájame, ya no tengo sueño.

-Quédate en mis brazos, quiero que veas tu sorpresa.

Me mira a los ojos después de sacar su cabeza de mi cuello, muerdo mi labio inferior y ella se queda viendo mis labios.

-Eres muy sexy esposo mío—dice coqueta y yo le sonrío de lado.

-Eres muy sensual esposa mía—la imito y ella se ríe a carcajadas haciéndome deleitarme con su hermosura.

Llego a la casa con ella aun en brazos y la coloco de pie para abrir la puerta.

-¿Dónde estamos?

-En nuestra casa.

-¿Qué?

-Solo es para compartir momentos como estos, amor, no nos mudaremos.

-Ah, ok.

La guio dentro de la casa, le muestro los lugares que debe conocer dejando por ultimo nuestra habitación, cuando le indico que entre todo esta oscuro, entramos en la habitación, cubro sus ojos con una tela de seda que tenía en mi bolsillo y le doy un beso en el cuello haciéndola estremecer.

-Quédate aquí parada un momento—asiente y yo enciendo la luz, enciendo las velas que estaban preparadas para nuestra velada, observo la cama que está decorada con pétalos de rosa blanca y cubierta con una sábana roja, todo está decorado con velas y globos que cuelgan del techo.




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