Fue una muy mala idea venir.
Ya estaba hasta la coronilla de este lugar, de esta "fiesta" si era que se le podía llamar así, ya que parecía más una depravada reunión de enfermos sexuales que eso, de la estridente música y de la multitud de jóvenes que rondaban de aquí para allá.
Estaba harta de todo esto; Y más aún ya que la dichosa fiesta no daba indicios de terminar pronto, en vez de eso se estaba alargando más y entre más caía la noche más jóvenes llegaban, la multitud crecía, la música lo hacía y ni hablar del alcohol en la sangre.
Mi plan inicial era venir un rato y tener diversión sana, de la buena. Pero claramente subestime de más a los jóvenes hormonales de la tierra.
No veía la hora de largar me de este lugar, volver a casa y estar entre los brazos de Noah.
Eso era lo único que quería.
Teníamos al rededor de Cuatro horas desde que llegamos a la fiesta y por la altura en la que estaba posicionada mi madre en esa bóveda celeste supe que eran un poco más de media noche. Todo esto ya me empezaba a desagradar de sobre manera y más por el hecho que no había nada en este lugar que realmente me hiciera sentir la euphoria de quedarme por placer propio.
Me sentía abrumada, aburrida y los pies me dolían, por lo que; llevaba más de la mitad de esas horas dando vueltas sin cesar al rededor del lago buscando algo en qué distraerme y lo único bueno y llamativo de esa fiesta que me impulsaba a quedarme un poco más era el hecho de que Sammy se veía "feliz".
Sammy se veía realmente feliz de estar allí, reía, bailaba y estaba conversando con West. Parecía que la conversación y situación que dió a lugar hace tan solo algunas horas atrás en mi habitación se hubieran esfumado por completo de sus recuerdos. Su cuerpo exteriorizaba felicidad pero había algo en él que no podía ocultarlo o por lo menos no a mí, esa sonrisa y felicidad latente no le llegaban a los ojos.
Me quedé un rato de pie en el otro extremo del lago mientras los veía interactuar desde la lejanía y el recuerdo de ellos en mi cama aún estaba ahí.
No tenía ni la menor idea de cuando sucedió su repentino acercamiento pero algo tenía claro, se veían encantaradores cuando estaban juntos.... Si tan solo ese chico fuera Max, si él en verdad quisiera a Sammy seguro que su felicidad estaría al máximo casi rozando el punto del desborde, pero esos eran temas del sentir. Tanto la mente como el corazón humano son terrenos aún inexplorados que guardaban muchos secretos e incertidumbre y de los cuales no tenía ni la menor idea de cómo funcionaban.
Por más que parecieran una pareja de enamorados genuina sabía que algo no andaba bien con mi amigo y tenía la leve sospecha de que Sammy solo se estaba aferrando a una falsa ilusión alrededor de West ¿Pero quien era yo para juzgarlo y señalarlo? Esto solo le haría más daño a lo largo pero también estaba el hecho de que Sammy realmente se merecía a alguien que estuviera ahí cuando él lo necesitará, de alguien que lo ame cada día y ¿Quien mejor que los gemelos Hobbs? Él lo merecía... Pero ¿Cual de los dos era el más indicado para la tarea?
Solo rogaba con que en algún punto sucediera un milagro y Max dejara atrás tanto prejuicio contra Sammy, y pudiera ser digno del corazón de él de no ser así; solo quería que West fuera tan fuerte y tuviera la valentía de poder remover cada letra del nombre de su hermano del corazón de Sammy y reemplazarlo con las cuatro letras que componían su nombre.
Solo ruego porque alguno de ellos sea su destino o mejor aún ¿Porque no ambos?
Lo añoro.
Ya que no lograría soportar el ver a mi dulce amigo deshecho por un mal destino, por una mala pareja... No podría soportarlo, simplemente no.
Me sentía en una encrucijada.
Sammy es un chico que se merece todo lo mejor del mundo. Merece ser amado en toda la extensión de la palabra, es merecedor de alguien que lo escuché y abrace aún cuando está en silencio, que no lo abandone aún cuando quiera estar solo, que ame cada uno de sus "Defectos" que no son más que virtudes. Él merece a alguien que esté dispuesto a dejarlo ser.... dejarlo brillar como solo él sabe hacerlo. Sammy necesita de una persona que lo haga sonreír todo los días, en cada momento. De alguien que no destruya esos lindos luceros que tiene por ojos y ese hermoso diamante que tiene por sonrisa.
Eso es lo que temo, temo que alguien venga y lo apague, lo marchite y extinga la llama de querer vivir, de sonreír, de soñar.... De amar.
Me siento en una roca a la orilla del lago al sentirme totalmente abatida de cansancio después de dar tantas vueltas en círculos.
Suspiré — Que aburrido.
— ¿Aburrido qué, nena? — mire de reojo al chico que se había acercado y en otras circunstancias pensaría que era atractivo de no ser que su asquerosa presencia y esa sonrisa arrogante me causarán nauseas y más la manera tan desagradable que sonó la última palabra.
Regrese la mirada al frente — Tú, tú cara y tú estúpida sonrisa — apoye mis brazos sobre mis rodillas y repose el mentón entre mis manos — largo de aquí.
— ¿Por qué estás siendo tan mal educada? — preguntó con un leve tono de molestia en su voz — con una actitud pedante y altanera vienes a mi fiesta, sin invitación, no te diviertes, no estás tomando, y para agregarle la cereza al pastel ¡Sin obsequio! — mi seño se frunció de la molestia que empezó a surgir. Lo volteé a ver — para tu fortuna eso último se puede resolver en este instante — sonrió con inocencia.
Pase por alto su última insinuación — ¿Que eres, un niño? Vez a quejarte con tu mamá entonces — hizo una mueca en desagrado. Suspiré, no podía ser tan grosera — Bueno, si no fui invitada no tengo porque ser participe de esta Orgía, tampoco tengo la obligación de ingerir alcohol y para agregarno tengo el deber de darte absolutamente nada ¿Estamos claros?
El se ríe y tomo asiento en la misma roca. Lo mire mal por su atrevimiento, claramente este chico no tenía modales ¿Que le han enseñado sus padres? Me miró unos instantes y me rode solo un poco para que pudiera sentarse cómodamente.