Cinco años atrás.
Bianca.
—¿Qué vas a decirle a tus papás?
—No lo sé, Clau. Me van a matar.
Mi mejor amiga me mira con lástima. Eso es lo único que doy, con la prueba de embarazo en mi mano y también los resultados del examen. Mis padres me darán una paliza y me sacarán de casa.
—Tienes unos padres comprensivos.
—¡Embarazada a los 18! —digo brusco —Se sentirán de todo, menos orgullosos de mí. Se suponía que yo era la chica lista ¿no? Mi hermana la rebelde y mi hermano el guapo ken.
—Debes avisarle a Alex, él tiene que hacerse cargo de ti y de tu bebé. No puedes manejarlo sola, ni siquiera hemos acabado la universidad, es nuestro primer año.
—Me quiero morir.
Clau me apoya pero mis padres no lo harán, Sacha se pondrá histerico y sacará su escopeta, ira en busca de ese gilipollas que me embarazo. ¿y cómo se lo voy a decir a Alex? Se lo tomara mal, apenas pasamos una semana juntos, nos acostamos dos veces ¡dos! Y en ese par uso preservativo.
Alex es dominante y su comportamiento es muy impulsivo, choque dos veces con él cuando llegue a Brasil hace menos de un mes. Puse un pie en su playa privada sin saber que era de él y ahí comenzó todo. No podía resistirme a él, un empresario guapo, con ojos de noche y unas manos perfectas además de otras cosas. Y yo tan... inexperta, no había dado ni siquiera mi primer beso, fue un error haberme metido con él sin saber si estaba casado o qué demonios, debí no caer a sus encantos y amabilidad que me destruyó cuando dijo que no podía venir por mí hasta dentro de seis meses.
—Me dijo que vendría.
—¿Alex? —asiento —Pues deberías llamarle y decirle que lo haga lo antes posible. No puedes mantener oculto tu vientre por mucho tiempo.
—Dijo que podía viajar en seis meses, es una persona muy importante en Brasil, sus padres le heredaron una maquila y cinco negocios exclusivos.
—Bi, habla con tus papás cuanto antes. No esperes que Alex venga por ti.
Ellos van a matarme cuando lo sepan.
—Les dire de Alex pero primero le hablaré.
—¿Cuántos años tiene Alex? Bi.
Me muerdo el labio recordando que no me quería decir su edad, es mucho más mayor que yo.
—Tiene 25.
—Ay, Bi. ¿Qué te hizo para que cayeras tan rápido por él? Se que está guapo y se come solo, pero es mucho mayor que tu.
—Ya no me digas nada. Intentaré llamarle.
Marco el número que dejo para cualquier emergencia, me dijo que siempre respondería su secretaria porque se la pasa metido en la textilera. El celular suena y responde una mujer a los pocos segundos.
—Buen día, le habla Irasema. Secretaria del señor Alex Teixeira Dueño de las compañías Textiles Teixeira, ¿en qué puedo ayudarle? He visto que su número es internacional. —la mujer habla rápido y fluido, debe tener una experiencia crecida en esto.
—H-ola, soy Bianca... ¿Alex está allí? Podía decirle por favor que tengo algo urgente que decirle.
—¿Bianca qué?
—Bianca Smirnov —respondo rápido —Dígale que necesito hablar con él urgentemente.
—Un segundo, por favor.
Le hago una señal a Clau de que sí está, espero que responda mi llamada lo antes posible, la secretaria regresa un minuto después.
—El señor dice que no puede contestar su llamada porque está en una reunión importante. ¿Desea dejarle un mensaje? —mi ánimo decae.
—Puede decirle que me llame en cuanto pueda.
—Lo haré, feliz tarde.
Me llamará, yo lo sé.
Clau insiste tanto en que hable con mis padres antes que las cosas se vuelvan más complicadas y en parte tiene razón, tengo que contarles la verdad antes que empiecen con sus miradas curiosas sobre qué me pasa.
—Mamá, papá—los dos dejan de trabajar y prestan su atención a mí.
Juego con mis dedos, mamá lo nota. Es muy buena leyendo a las personas.
—Bi, ¿estás bien?
—Hay algo que quiero decirles —bajo la cabeza, busco en mi mente la forma idea de decirles pero aunque haya practicado mil veces en mi habitación no es tan facil como sonaba.
—Ya era hora, has estado rara—dice papá. —¿Es algo grave?
—Sinceramente no lo sé.
—Habla, hija, tranquila, no puede ser tan grave si estás aquí.
—Mamá, te conté que en Brasil conocí a un chico... ¿No? —papá voltea a verla seco, a él no le agrada la idea de que nos relacionemos con gente desconocida y ahora ya sabemos por qué nos cuida tanto —No la mires así, papá. Son cosas de chicas.
—¿Qué pasó? Cariño. ¿te enamoraste?
—No, de hecho no. —No lo sé, nadie se enamora en una semana. —Yo... cometí un error.
Mis ojos se llenan de lagrimas, llevo mi mano hasta la bolsa de mi pantalón y saco la prueba de embarazo positiva.
A mi padre le cambia la mirada y mamá se cubre los ojos.
—Estoy embarazada.
Alex Teixeira.
Joder, nada me sale como quiero.
—¡Irasema!
Llamo a mi secretaria para que se haga cargo del desastre que causó Deva.
Entra corriendo porque sabe que odio la lentitud.
—¡Dígame, señor!
—Dile a Silva que le prohiba la entrada de nuevo a Deva, y limpia todo este desastre que hizo. A la próxima que ponga un pie aquí, todos ustedes estarán despedidos. ¿He sido claro?
—Sí, señor. Entendido.
—Iré a cambiarme. No me pases ninguna llamada.
—Señor, una chica está al teléfono, dice que tiene algo importante que hablar con usted. —se acomoda las gafas.
—No quiero llamadas.
Salgo de mi oficina para ir al baño y ponerme otra camisa. La maldita Deva está loca, debería estar refundida en un manicomio. No sé cómo la soporto tanto, nunca había conocido una mujer más histérica que ella.
—Señor, señor —me llama —Tiene otra llamada de Londres.
—Quien quiera que sea dile que no tengo tiempo, tengo una cita con mis amigos en quince minutos.
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Editado: 24.07.2022