Mi perdición, Mi salvación y Mi locura

Cap. 12

Autora: M. Esparza

libro 1 Trilogia curvas Impredecibles

***POV ANNIE***

Con los nervios a mil rondando por mi estómago me encontraba frente a las oficinas de la policía, había salido de la casa de mis padres muy temprano y sin avisar a nadie, la gente que pasaba por las puertas me miraba algo extraño, o sea ¿Quién no lo estaría si ve a una chica ultra mega embarazada frente a este edificio? Y no es por que vaya a denunciar a alguien o bueno si, pero eso es otra cosa.

Me arme del suficiente valor que pude reunir en mí y con una respiración profunda camine hasta esa puerta que pesaba como una tonelada a pesar de ser tan cristalina como el agua, adentro solo podía apreciar a las 7:45 de la mañana un olor característico de café y el bullicioso ruido de computadoras e impresoras, era un poco molesto pero no le di importancia en mis manos ya hacían las cartas y el móvil que tenía anteriormente dentro de un sobre amarillo, mire a todos lados intentando localizar a Álvaro pero no lo encontraba, vi a una chica detrás de un mostrador así que me acerque a ella para pedir informes.

-Hola, ¿En qué puedo ayudarle jovencita? – una mujer de cabello castaño de unos 35 años aproximadamente.

- Si, este busco a Álvaro Piterson – al momento en que pronuncie su nombre sonrió de manera poco maternal, pero manteniendo su postura profesional.

-El comandante Piterson se encuentra en el segundo piso en la oficina 591 – dijo ofreciéndome una eficaz sonrisa.

-Gracias señorita – sonreí y miré detrás de mí para ver el elevador.

Camine hasta llegar a él y al entrar solo había dos oficiales de unos 45 años hablando sobre u robo que hubo en alguna calle de Georgia, mire tan detalladamente el número que marcaba en el elevador, tan nerviosa estaba por lo que podría decirme, pero era totalmente ridículo estaba en un edificio con más de 200 agentes de policía así que estaba a salvo al igual que mi bebe. Mi móvil vibro así que lo saque del bolsillo que estaba en mi chaqueta. 

Un mensaje de Víctor.

"¿Dónde jodidos estas? Son las 8 de la mañana y no estás en casa, llámame cuando veas el mensaje"

Ignoré el mensaje por el momento, estaba tan ida en mis pensamientos que desperté de ellos en cuanto la campana del ascensor marco que habíamos llegado al segundo piso. Salí de este y comencé a caminar fuera de las oficinas hasta hallar la 591, después de pasar como por unas 5 oficinas logre encontrar mi objetivo, en la puerta enmarcaba el nombre de Álvaro, su rango, toque suavemente el cristal contra mis nudillos haciéndolos sonar en la puerta.

No tuve que esperar demasiado pues la puerta fue abierta inmediatamente dejando ver a Álvaro tan apuesto con ese traje de policía y chaleco antibalas que lo hacía ver como un guerrero del olimpo, pero ¡NO! Yo tengo a mi Dios griego personal que no lo cambiaría por nada ni por nadie.

-Annie, veo que eres muy puntal- comento mientras se hacía aun lado y dejaba espacio para que pudiera entrar a su oficina.

-Buenos días, ¿Así que comandante? – pregunte de manera divertida para relajar un poco el ambiente, ya que de cierta manera mi estado de ánimo lo hacía tenso.

-Así es, pero eres la mujer de mi mejor amigo así que no me digas comandante, solo Álvaro – dijo negando divertido por mi comentario.

-Perfecto, traje lo que me pediste – miré alrededor para darme cuenta de los numerosos reconocimientos que habitaban en la pared, libros en los estantes y papeles en el escritorio y en este una pequeña fotografía donde un grupo de chicos estaban ella.

Me fue inevitable no tocar el retrato, Connor estaba ahí, todos parecían estar tan libres de presiones y situaciones que pudieran afectar sus actividades como jóvenes, sonreí tanto que fue tan obvio que la otra persona se diera cuenta de ello.

-Fue después de un partido en la preparatoria, poco antes de que nos graduáramos hemos cambiado bastante – su tono melancólico hizo que me diera cuenta de que extrañaba ser joven.

Dejé de tocar el retrato y me senté en uno de los asientos que le me ofreció discretamente, le dio vuelta al escritorio hasta llegar a su silla reclinable mientras encendía un ordenador, le extendí el sobre que llevaba conmigo tan recelosamente.

-Las cartas y el celular están ahí, no borre los mensajes porque pensé que podrían servirme y esa persona me seguía acosando – hable mientras miraba como sacaba todo, abrió los sobres y comenzó a leerlos.

-Mira, para empezar esta persona tuvo algo que ver con Connor y claro está que no quiere que estés con el – su ceño se fruncía cada vez que miraba las letras escritas en las hojas – me sorprende como puede haber tanto odio en una persona ... Annie debiste denunciar esto esa persona está atentando contra tu vida y la de tu hijo – su mandíbula estaba apretada, pero sabía que era por mi falta de cuidado sobre estas cosas.

- Lo sé, pero al principio como te había dicho pensé que era una clase de broma, pero a medida que no dejaban de llegarme estas cartas me asusté, pero fue en el tiempo en que las cosas con Connor no iban para nada bien ... y-yo ni siquiera …

Recordar esas discusiones y las veces que él me hacía sentir mal me dolió, pero dolía más que yo lo había dado todo por él, me permití llorar frente a una persona que conocía muy poco y eso me hacía sentir tan patética.

-Se lo que pasaste Annie, pero como madre debes ver por la seguridad de tu hijo y no quiere decir que estoy justificando los actos de mi mejor amigo, pero guardare esto, pero tarde o temprano él lo sabrá – sus palabras lograron calmarme un poco.

Limpie las lágrimas que habían cursado por mis mejillas y lo mire a la cara recibiendo una sonrisa de consuelo, el saco una especie de auricular, pero sin cable y una pluma no entendí para que eran.

- ¿Qué es eso? – estaba confundida a lo mejor eran esas cosas que usan los espías no sabía.



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En el texto hay: boxeo, pasion, gordita

Editado: 26.05.2021

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