Mi primer amor: 3 Lo intentaré hacer a tú manera

Un consejo de un amigo

Habiendo sido ya un tiempo desde que toda esta historia empezó para Nebu, siempre hubo un poco de conflicto entre poder tratar de ignorar lo que sentía, el cual creía día tras días sin mostrar mejoría en lo más mínimo. Es por eso que Rosa se le acercó, siendo ya mediados de junio, diciéndole – Nebu, ya estamos por graduarnos, y ya muchos tienen el lugar donde seguirán sus estudios, pero me temo que no todos podremos seguir siendo compañeros por mucho tiempo. Sabes… me he divertido mucho contigo durante todo este tiempo, pero me gustaría poder entender algo que no logro saber de ti – Nebu, que estaba completamente absorto en sus pensamientos después de aquellas palabras, respondió – sí, las clases ya están por terminar, de verdad… tan rápido y nos estaremos graduando – Rosa, sin tratar de evitar lo que había dicho con anterioridad, volvió a repetir – Nebu, me gustaría poder entender algo de ti, así que por favor respóndeme – Nebu, dirigiendo su mirada a Rosa, que estaba parada a su lado, para ser precisos, los dos estaban en las gradas que dirigen al segundo nivel, para luego responder – ¿Qué es lo que no entiendes? – Rosa, jugando con sus los dedos de sus manos debido a lo nerviosa que estaba, murmuro – dime… ¿Hay alguien que te guste? – al ser que fue muy bajo como para que él la escuchara, Nebu dijo – ¿Cómo así? – Rosa, bajando sus manos lentamente, agachó un poco su cabeza mientras mostraba una expresión un poco avergonzada y enfadada a la vez.

Nebu, que no podía decir nada ante esta expresión que nunca había visto en ella, dijo – este… ¿Te pasa algo? – Rosa – sí – dándose la vuelta – y es que eres un completo tonto – y con ello ella empezó a subir las gradas sin mirar atrás, en realidad había perdido todo su valor que una vez tuvo, así que sólo podía escapar de ese lugar como un soldado que se retiraba de la pelea para reponer sus fuerzas y así poder volver renovado a la guerra.

Nebu, sintiendo que no podía dejar así, se levantó rápidamente y la siguió mientras decía – oye, Rosa… ¡Espera un momento! – y con esto vio como ella se alejaba. Sin siquiera dejar que esta oportunidad se perdiera, ya que en lo profundo de su ser sabía lo que ella quería saber, pero la inocencia o ceguedad de Nebu en ese momento no lo dejaba descifrarlo.

Sin siquiera dejar que todo esto se volviera un completo desastre después, ya que sentía que esto parecía a lo que había sucedido en aquel momento en que dejó de hablar por un tiempo a Nohemí, Nebu fue tras Rosa y no dejó que ella se alejara sin poder decirle claramente lo que quería. Justamente a mitad de las gradas para subir al tercer nivel, fue que Nebu la llegó a alcanzar. Así que, agarrándola de la mano izquierda, la detuvo. Rosa, por otro lado, al sentir como es que Nebu la había seguido y ahora la tenía agarrada, no lograba describir que la emocionaba por alguna razón el sentir que él la siguiera y no la dejará escapar.

Rosa, que había empezado a estar más interesada en estas clases de cosas como lo que el enamorarse, quizás por influencia de la televisión o de las personas que había visto mientras iba con su mamá a comprar en el mercado, quería también conocer si esto realmente era lo que ellos sentían o no.

Recordando por un breve momento aquel momento en que vio a Nebu declarándose a Nohemí, la tristeza en su corazón la hizo poner un poco malhumorada, por lo que dijo – Nebu… Déjame ir, déjame ir, déjame ir – mientras movía su mano una y otra vez para poder liberarse. Nebu, que no podía hacer eso, respondió – ¡no! Hasta que me digas el por qué es que corriste sin decirme lo que estabas diciendo antes – Rosa, dirigiendo su mirada a Nebu, desprendía de ella enojo, pero a la vez confusión.

Rosa, que tenía un flequillo, podía decirse que podía ser alguien que en un futuro podría volverse muy hermosa y que este le quedaría tan bien como ahora. Un escenario inocente se podía visualizar alrededor de ellos, dos niños que no entienden nada sobre lo que es el romance y que pueden llegar a cometer más de un error tratando de entenderlo, pero eso no significa que no lo intenten. Cada uno viendo desde su punto de vista y con ideas que han sacado de la nada, ya que no todo lo que creían podía ser tal como lo cuentan las historias de amor.

Rosa, poniendo más fuerza cada vez que trataba de liberarse, dijo furiosa – ya déjame en paz, niño tonto… eres un tonto. Tonto, tonto, tonto, tonto, tonto, tonto, tonto… ya déjame iiiiirrrrr – Nebu, sin rendirse para nada, dijo – vamos Rosa, no seas así, sólo dime lo que quieres – Rosa, que estaba agarrándose con fuerza de la barandilla de las gradas, se dio por vencida al no poder liberarse de Nebu para luego decir – está bien… te lo diré, pero – su expresión cambió un poco a uno triste, lo cual hizo que Nebu la soltara rápidamente mientras se disculpaba diciendo – e-este… no era mi intención hacerte llorar, yo… yo sólo… yo sólo quería saber lo que me estabas diciendo, pero… de verdad no era mi intención el que estuvieras así – esto se debía a que para Nebu Rosa parecía que estaba llorando, aunque no era así, este debiéndose a que casi estaba por derramar una lagrima ante la tristeza que sintió de pronto.

Rosa, al sentir como Nebu la soltaba, en lo más profundo de su ser gritaba – No… no me sueltes… sigue agarrándome y no me dejes, ya que, si lo haces, eso significa que iras tras Nohemí y no habrá ni un cambio por más que lo intente, aunque trate de… no… ¡No lo voy a permitir! – sintiendo como una llama se encendía en ella, Rosa dijo – Nebu – a lo que Nebu respondió un poco asustado ante aquel tono tan imponente – Sí – Rosa miró fijamente a Nebu para luego continuar diciendo – no puedo hacerme la que no escuchó nada… además de que eres mi amigo. Es por eso que tengo que decirte la verdad – Nebu, que estaba un poco confuso ahora – este… ¿Qué es lo que quieres decir? – Rosa, apretando sus puños, dijo con firmeza y pasión – Yo estuve allí – Nebu – ¿Allí? – Rosa – Así es – Nebu – este… No sé que es lo que me quieres decir – Rosa – no te hagas el tonto… sé muy bien que te gusta Nohemí, además de que… – Rosa se detuvo por un momento, en realidad no es que le faltara la determinación como para decirlo, sino era más bien el dolor que esto le provocaba al sentir que podría volverse estas palabras en una oportunidad, así como el ya no poder hablar nunca más con Nebu. Lo increíble de ese momento era que no había nadie a su alrededor que interfiriera con esto, por lo que Rosa no podía retroceder en este punto ni mucho menos evitar que el resultado fuera puesto a la luz en cualquier momento. Por lo tanto, Rosa apartó la mirada de Nebu, mientras su expresión ahora parecía como el de alguien que se sentía culpable por haber cometido algún error o problema, mientras su voz había perdido esa firmeza y pasión para volverse ahora un poco más opaco continuó diciendo – la verdad, Nebu… es que yo estaba justamente en ese lugar cuando tú le… le… – agarro su brazo izquierdo con la mano derecha mientras lo apretaba un poco como queriendo de esta forma obtener las fuerzas y el valor necesario – le pediste a Nohemí ser tu novia – Nebu, impactado ante esta respuesta, agachó la mirada por un momento mientras sus cachetes se teñían con un ligero color rosado, pero no muy visible, debido a la vergüenza que sentía ahora.



#14941 en Novela romántica

En el texto hay: primer amor

Editado: 14.02.2023

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