Ya habiendo pasado algunos días desde que regresaron, Julia se encontraba leyendo unos libros y disfrutando una taza de leche mientras comía unas galletas. En este momento, aunque el calor se podía sentir, el estar bajo la sombra de una sombría mientras se encontraba sentada en el jardín era algo maravilloso para ella. En estos momentos no tenía ni la más mínima intención de emprender algún viaje o seguir buscando pistas de todas las personas que pueden estar ayudando al reino contrario a invadirlos, sólo por ese día, Julia deseaba poder estar tranquila sin tener que preocuparse en nada en lo absoluto más que sentir que todo estaba bien y que podría disfrutar hacer lo que ella quisiera en ese momento.
Conforme iba pasando el día tranquilamente, Julia empezó a sentir un poco de sueño y, mientras pensaba – de verdad, qué más puedo hacer en este momento. No tengo nada que hacer. El día de hoy no debo de iur a clases ni tengo que emprender ni un viaje como lo había estado haciendo. Tuve la suerte de que no me retrasé con mis clases ni un poco. Esto se debió a que, mientras estaba viajando, siempre estudiaba algo de los libros que llevaba conmigo en mi cartera que siempre me ha acompañado. Al ser que no llevaba muchas cosas, sólo lo necesario, el contar con uno o dos libros livianos era más que suficiente para poder mantenerme al día – luego vio a Saluo que estaba sentado cerca de un árbol mientras miraba fijamente al cielo – me pregunto qué es lo que estará viendo en este momento. Bueno… no es como si él me quisiera decir que es lo que mira ni lo que está pensando hacer en este momento – y un poco desilusionada, bajo la mirada lentamente y volvió a retomar su lectura – no importa que tanto me guste leer, al final no es todo lo que quiero hacer. Me gustaría no tener que estar escuchando de propuestas de matrimonio, sino que me dejaran en paz de todo eso. Entiendo que es algo que no se puede evitar, máximo al ser que soy de la realiza, pero… pero ¡Esto sí que realmente me hace enojar mucho! No puedo esperar a que todo esto se acabe, no puedo esperar a que no tenga que casarme. No soy alguien tan refinada como piensan, pero debo de mantenerme de esta manera. No importa que tanto quiera hacer algo diferente, no me será posible, y… si tan sólo pudiera contar con la fuerza suficiente como para poder demostrar lo capaz que soy, de seguro que me dejarían de estar obligando a casarme. No quiero casarme sólo como algo así de que “es parte de ser de la realiza” – dio un pequeño suspiro – bueno, no importa nada de eso al final. De todas maneras, creo que será mejor que esté preparada, pues… – en voz baja – no creo que pueda escapar por siempre el poder casarme con alguien que hayan elegido para mí –.
Julia, que se sentía un poco deprimida, trato de mantenerse en calma sin siquiera demostrar lo que en ese momento sentía. En eso, Saluo se le acercó y dijo – ¿Se encuentra bien señorita? – Julia, con un pequeño sobresalto, respondió un poco sorprendida – Ah, si estoy bien – Saluo, notando que ella se esforzaba por mantener la calma y compostura de toda una dama, la tomo de la mano.
En el momento en que Saluo tomo la mano derecha de Julia, ella quedó impactada y sin saber qué hacer. En ese momento, mientras se había sonrojado un poco, dijo tímidamente – a… a… este… ¿Qué es lo que haces? – Saluo, manteniéndola mirada fija y sin mostrar alguna reacción ante lo que estaba haciendo, dijo – quiero que me acompañes a un lugar – Julia, quien ya no estaba completamente consciente de lo que estaba pasando ni de lo que hacía, respondió instintivamente con un “sí” para luego dejar desvanecer su mente por un momento en el cual no podía procesar nada de lo que pasaba.
Saluo, sin soltar la mano de Julia, la ayudó a levantarse mientas seguía diciendo – entonces, vamos – Julia, in rechazar la ayuda de Saluo para levantarse, no soltó tampoco en ni un momento la mano de él y sólo lo siguió, mientras dejaba en la mesa su libro de forma casual y sin tener que detenerse por ver si lo dejó puesto bien en la mesa para que no se cayera al suelo. Saluo, quien estaba llevando a Julia hacia alguna parte del castillo, trato de no ir tan rápido para que Julia pudiera seguirle el paso y no tropezara y se cayera debido a que no podía seguirle el paso.
Julia, que estaba al fin recuperando sus sentidos, noto que estaban dando vueltas por el castillo pero no entraban a ni un cuarto ni nada por el estilo, era más bien como si estuvieran perdidos en esta enorme casa y que era más como una exploración de los caminos en busca de la salida. Ella, aunque no había soltado aún la mano de Saluo, dijo – es… este… Saluo, será que me puede decir a donde nos dirigimos – pero él no le dio una respuesta, lo único que hizo fue darle una sonrisa y luego continuar caminando. Saluo, en el momento en que vio una esquina después de estar caminando por un rato, dieron vuelta ahí mientras él susurraba – es aquí – y luego quedaron parados en un callejón en el cual sólo había una puerta que Julia no reconocía en lo absoluto.
Saluo, sacando una llave de su bolsa, abrió la puerta. En el momento en que giro la perilla y abrió la puerta, esta dejó salir un pequeño chirrido por no contar con uso alguno durante bastante tiempo. Julia estaba ansiosa por saber que había en esa puerta que no había visto antes, incluso cuando ella creía que ya había logrado descubrir los diferentes pasajes que había en el castillo y cada uno de los cuartos que en el mismo se encontraba. Por otra parte, lo único que se imaginaba que había detrás de esa puerta era algo como una bodega o que fuera un cuarto limpio en el cual no había nada más con lo cual emocionarse. Es por ello que, con sólo conocer que es un nuevo cuarto que no había descubierto antes, era todo lo que necesitaba saber para estar así de ansiosa y, mayormente, curiosa por eso.