Mi profesor I

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Mi fecha favorita de todo el año era Navidad. Sin duda alguna. Mi familia y yo no hacíamos ningún viaje ni nada especial, solo la típica cena navideña pero como mi hermana estaba más ocupada que nunca con sus fiestas y no podía venir, la cena era una maravilla. El resto de mi familia no era lo mejor del mundo, pero al menos tenía a mi abuelo, el padre de mi padre. Era un hombre callado que nunca se quejaba y que se enteraba mejor que ninguno de lo que pasaba. Cuando él hablaba todos callaban. Me recordaba a Alex y en otro momento eso me hubiera hecho feliz.

Ahora eso era lo peor de todo. Después de lo que nos pasó en la montaña, no hablamos más. Ya no eramos amigos y apenas me miraba en las clases. Era simplemente su alumna, y no era una de las favoritas que digamos.

Yo acabé acostumbrándome a eso. ¿Qué podía hacer? Además después de pensar mucho caí en la cuenta de que tampoco le dije nada tan horrible. Él era mi profesor y muchos de sus comentarios eran muy poco propios para un hombre casado. Me convencí de ello lo suficiente para que no me doliera tanto pero no lo bastante como para no echarlo de menos. Lo echaba mucho de menos. Pero ni lo tenía, ni lo iba a tener nunca.
Lo bueno es que mis estudios seguían a las mil maravillas, hice muchas más amistades y Marc seguía sin importunarme (mucho).

Pronto volvimos de vacaciones y las cosas no cambiaron . Eso sí, mi relación con Silas fue mejorando. Sabíamos perfectamente diferenciar cuando estábamos en clase y cuando podía ir a su departamento a hablar de como odiaba a la de Ingles y su estúpido " in english please". Era el único con el que podía ser más yo. No es que lo sustituyera por Alex porque Alex era insustituible. Tampoco tenía ninguna obsesión por los hombres mayores. Simplemente me gustaba esa amistad más madura con la que poder hablar de temas más serios. Mis amigas me parecían muy planas y sus consejos muy de series de Netflix, Andrés usaba cualquier dato mio para conquistarme y Marcos, bueno, era Marcos. De esa forma Silas se convirtió en mi único confidente y sus consejos eran oro. Él llegó a conocerme muy bien y mucho más que Alex. Con Silas no tenía que parecer interesante porque no me interesaba él. Esta vez si que era solo mi profesor, para variar. Un día iba hacia su departamento cuando me topé con Alex

- Lo siento, no te había visto.- le dije.

- Cuanta prisa, no sabia que te gustaba tanto la filosofía.

Su comentario me sorprendió. No supe si lo decía en plan gracia o en serio.

- Ja, es que la Historia la tengo muy vista.- contesté y al instante vi en su mirada que no le agradó mucho la respuesta.

Se marchó sin contestarme y yo sin saber si me había pasado con la broma. ¿Algún día iba a aprender a pensar antes de hablar con Alex? Aunque la verdad, una metedura de pata más o una menos no cambiaba mucho la cosa, ya me odiaba de todas formas. Con todo, no entendía la mirada que me había echado. ¿Tan mala respuesta era?

Los meses siguientes no fueron realmente apasionantes. Me lo pasaba bien en las clases y sacaba buenas notas. Eso sí, Marc dejó de acompañarme en el autobús, cosa que eché mucho de menos porque sin él mis pensamientos siempre acababan en lo mismo.

A pesar de su decisión de no acompañarme más en el bus, yo noté rápidamente que el volvía a sentir lo mismo, que intentaba tristemente conquistarme y que por ello su amistad con Andrés cada vez era mas lejana. Ambos sabían que yo les gustaba y a veces eso me ponía en una situación desagradable porque crearon una especie de "te dejo mal delante de ella" que llegué a odiar mucho. Un día les propuse que se la sacaran y mearan juntos a ver cual llegaba más lejos, puestos a competir. A partir de entonces disimularon más la patética disputa. Marc era guapo y sentía un gran aprecio por él, pero lo tenía muy visto y muy desgastado, por muy mal que suene. Quizás mi error fue no dejarle claro que entre nosotros no podría haber nada nunca más, pero si lo hubiera hecho en aquel momento como bien me indicó mi querido Silas, esta historia no hubiera sido la misma.

Marcos llego a odiar la situación tanto como yo porque no entendía la inmadurez que mostraba Andrés cerca de Marc, Yo agradecía mucho tener a Marcos cerca, porque con él empecé a reírme mucho de toda esa situación surrealista y sabía que con él ningún sentimiento se confundía, podía hacer lo que me diera la gana. Él también empezó a sentir mariposas por una de las chicas de su clase de audiovisual, no me lo llegó a decir nunca pero yo me dí cuenta. Con ella era menos borde, más humano y más guapo. Era una chica muy mona que tenía novio, un futuro brillante y unas piernas muy sueltas, pero nunca se lo dije a Marc, cosa de la que me arrepiento hasta hoy y que él se dio cuenta el día de nuestra graduación, después de dar su primer beso y su primer algo más.

En casa las cosas no estaban mal. Mi hermana hacía tiempo que no molestaba y mis padres parecían felices y tranquilos. Ahora solo tenía que aprender a dejar de pensar en Alex y en las ganas que tenía de que volviera todo a ser como antes porque lo echaba de menos. Sí, lo echaba mucho de menos. Pero tenía que aguantarme. Por mucho que estuviera enamorada.




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