-¿Podemos hablar un momento?
Él estaba una vez más solo en su silla, mirando al ordenador. No había ensayado mucho lo que le iba a decir, más que nada porque no tuve tiempo. Ocupé todas mis neuronas en hacer mis deberes y pensar una y mil veces quien mentía y quien decía la verdad. Además, por mucho que ensayara nunca sabía que me iba a contestar ese hombre, por lo que me pareció inútil.
Al día siguiente le pedí a mi madre que me llevara en coche al instituto porque tenía que llegar unos minutos antes para fotocopiar. No sabía si lo encontraría, pero tenía claro que no podría aguantar la duda ni las ganas de verlo mucho más tiempo. Y ahí estaba él de nuevo, tan guapo y tan sexy.
- Claro, puedes pasar. No cierres la puerta.
Cada paso que daba hacía su dirección me confirmada a mi misma que debería haber esperado más y haber ensayado que le iba a decir. Pero arrepentirse en ese momento de poco servía.
- Antes quiero saber si te puedo hablar directa y sin tapujos con la garantía de que no me vas a saltar con que te falto al respeto ni nada.
Si mi intención era no cagarla, ese era el ejemplo perfecto de como hacer lo contrario. Alex no se mostró ofendido con la respuesta, aunque tampoco es que le hiciera muy feliz.
- Supongo que si, dentro de los limites, sí.
Eso me servía.
- ¿Para que me cuentas lo de Silas? Quiero decir, yo no tenía porque saberlo.
- Tienes razón , pero no quería que el te contara antes una mentira que me dejara mal delante de ti.
Eso justo era lo que había hecho.¿Casualidad? Daba igual, me importaba mucho más la última parte de la frase.
- No entiendo que mas te da como te deje delante de mi.
Pude ver como se iba formando una discreta sonrisa en su rostro.
- Bueno, digamos que si que me da.
Otra respuesta con doble sentido. No podía irme otra vez igual.
- Alex no te entiendo. Quiero decir, ¿Cómo estamos tú y yo actualmente? ¿Volvemos a estar como antes o como dos desconocidos?
- Sinceramente si que me gustaría tener una amistad como la que teníamos antes. Pero sin que pase lo que pasó antes.
- Vaya, muy claro me lo has dejado.
Esperaba que sonriera pero no le hizo gracia.
- Alicia yo quiero que seamos amigos, pero una amistad normal de profesor y alumna que se llevan un poco mejor.
- ¿Pero sin ninguna posibilidad de nada más?
- ¿Algo más?
- Si, algo más que una amistad.- Necesitaba saberlo.
Suspiró, lo que estaba a punto de decir parecía que le iba a costar mucho.
- Alicia soy tu profesor y estoy felizmente casado.
A lo largo de mi vida me han dicho muchas cosas hirientes, tantas que ya ni me acuerdo. Pero esa frase me dolió más que todas juntas y me seguiría doliendo mucho tiempo después. Me giré y me fui directa a la puerta. Lo peor es que hasta que no llegué a la puerta de mi clase no me di cuenta de que el no me iba a buscar, no iba a ir corriendo detrás de mi para pedirme perdón , para decirme que era un malentendido y que entendía mis sentimientos. Lo peor es que había sido sincero y directo. Soy tu profesor y estoy felizmente casado. Felizmente. Más claro no lo podría haber dejado. Sentía un dolor que no tenía una clara localización pero que me encogía todo el cuerpo. Esta vez se había pasado. No puede decirme que le atraigo y luego clavarme tal puñar por la espalda. ¿Lo había dicho para herirme? ¿Para alejarme de él?. No, parecía muy sincero. Solo quería salir de ese instituto, irme a mi casa y olvidar todo lo relacionado con él. El día iba a ser jodidamente largo.