Capítulo 29

Estoy muy nerviosa y apenada. No sé ni a dónde mirar. La mayoría de la clientela son mujeres y las que más están gritando son las que tienen de 40 años en adelante. Veo un grupo que parece estár celebrando una despedida de soltera, ya que una de las chicas que está sentada tiene una tiara en la cabeza, aunque podría ser que cumpla la mayoría de edad. Miro a Carlos que le hace una seña al camarero para que se acerque. Abro los ojos como platos al ver al camarero, pues el chico solo tiene puesto una corbata de moño y unos calzoncillos ambos de color negros. Su pecho está completamente al descubierto es atlético he está totalmente lampiño, hubiera sido perfecto para el body painting que realizamos hoy. Parece muy joven, hasta se podría decir que tiene un rostro infantil. Lo más probable es que todavía sea un estudiante. Realmente, es un modelo potencial.

- Buenas noches. Soy Bobby y seré su camarero por esta noche. - Se presenta el chico y se prepara para apuntar nuestra orden.

Su voz es gruesa y firme, realmente tiene una voz de locutor de radio.

- Un tequila y una piña colada sin alcohol. - Le dice Carlos.

El chico asiente y se retira. Miro a Carlos muy seria, él me responde con una sonrisa traviesa.

- ¿Qué? - Me pregunta.

- Yo esperaba que me llevaras a bailar. No aquí. - Levanto mi dedo índice y hago un giro con la muñeca para señalar el local.

- Lo sé, pero debemos tener una despedida de soltera y soltero. - Me señala al decir soltera y luego se señala a sí mismo con el pulgar al decir soltero. - Yo sí que he disfrutado mi soltería. En cambio tú, no has disfrutado nada. Es hora de que veas más de un cuerpo masculino en su estado casi natural por una vez en tu vida. - Niego con la cabeza. Este hombre es imposible.

- Si Ángela se entera que me fui sin ella me va a matar. Mejor hubiera dejado que Henry te hiciera la despedida de soltero para que sintieras la misma incomodidad que siento yo ahora. - El rostro de Carlos hace una mueca de asco.

- No exageres. Mejor cállate que va a comenzar el espectáculo.

- ¿No había comenzado ya?

- Sí, pero ahora va a comenzar otro. Creo que el de bomberos. - Lo miro incrédula.

- ¿Has estado otras veces aquí?

- Claro. Recuerdas el día que saliste con tu modelo. Vine aquí. Solo relájate y alimenta la pupila.

Sonrío y niego a la vez. Carlos tiene razón no hay nada de malo en alimentar la pupila de vez en cuando. Además, hoy fue un día estresante. Miró al escenario está compuesta por una pequeña pasarela central. Al principio de ella a ambos lados tiene dos tubos. El camarero Bobby regresa con nuestras bebidas. Ok ya me gusta este lugar al ver a mi piña colada tiene un pedazo de piña, además de wiscrim y cherry. Le doy un sorbo, de pronto todas las luces se apagan con excepción de las que se encuentra en la pasarela y la música deja de sonar, pero es remplazada por el escandaloso grito del público.

Comienza a sonar una música sensual, y se enciende el reflector dejando ver tres bomberos sexys que comienzan a bailar al ritmo de la música. Me acomodo en el asiento y bebo. Escucho a Carlos gritar cuando los bomberos se comienzan a quitar la ropa. Se separan dos se van a los tubos y el otro camina por la pasarela. Los tres se quitan lo que le queda de ropa y se quedan en calzoncillos. Los dos que se quedaron atrás empiezan a subir por los tubos y el que se encuentra en la pasarela se tira en la tarima bailando sensualmente y de pronto una cuerda comienza a descender del techo. Se levanta y trepa la cuerda, para luego bajar lento y de manera sensual. Los tres echan chispa, los que están en los tubos realizan unas piruetas espectaculares, de las que te sacan el aire. Al llegar al suelo, vuelven a bailar de manera sensual. El que está en la cuerda ahora se está columpiando, pero solo se sostiene de las piernas y mueve el pecho de arriba a bajo.

- ¡Uuuuhhhh! - Grito como lunática.

- Mirala. La que no quería estar aquí. - Me grita Carlos por encima de la música.

- No molestes. No esperaba que fuera tan brutal. - Le respondo a gritos, sin dejar de mirar el espectáculo.

- Sabía que lo ibas a disfrutar.

- Como quiera quiero ir a bailar.

- Hecho. ¡Esooooo! - Grita emocionado y yo le sigo de buen grado.

Cuando se está terminando la canción se acercan a los bordes de la tarima y las mujeres les colocan billetes en los calzoncillos. Me río a carcajadas, pues me imagino haciendo eso y de la vergüenza me río. Se muy bien que estoy sonrojada, pero no me importa. Llamo al Bobby para pedir otra ronda, él llega enseguida y se va. Los bomberos salen del escenario, vuelven a apagar las luces, cambian la música y ahora están unos vaqueros.

No sé cuánto tiempo llevamos aquí, pero ya me he bebido seis piñas coladas. Los stripers salen de escenario, pero esta vez sale un hombre mayor, con un micrófono.

- Llegó la medianoche. - Grita con gran euforia. - Ha llegado el momento que todas han estado esperando. - La multitud responde con gritos enloquecidos. Tanto que me tengo que tapar los oídos. El hombre hace una seña para que se calmen. - Ahora viene nuestra gran estrella el zorro. - Los gritos vuelven a hacerse presentes. El hombre se retira de la tarima.

Miro a Carlos confundida y me encojo de hombros. No entiendo porque tanta emoción todos han dado un gran espectáculo. Él mueve los labios para decir: "espera y verás". Ruedo los ojos y pongo mi atención en el escenario.

Un reflector apunta el escenario una música intrigante suena, lo que me sorprende, ya que no es como para bailarla, sino como para un momento dramático. Las cortinas se abren y un hombre fornido aparece con la cabeza gacha. Su sombrero le cubre por completo el rostro. Levanta lentamente su rostro, su mirada es penetrante sus ojos son verde oscuro, está completamente vestido del zorro. Da un repaso por todo el lugar se detiene unos segundos creo que en mí. Con la cara de confusión que tengo cualquiera me vería. Yo soy la rara de aquí. Continúa su repaso por todo el lugar para luego comenzar a caminar por toda la tarima con calma, firme y de manera sensual. Este hombre inspira sensualidad por todo su cuerpo.