—¿Otra vez vomitando? Esto no puede ser normal, deberías ir a que te viera un médico.
—Que no me pasa nada exagerada—se echó un poco de agua en la cara—¿Ves? Estoy perfectamente.
Mientras las dos primas estaban en el baño, Yahir aún no había desayunado, ni siquiera había podido dormir, las cartas estaban encima de la mesa. Sabía que era arriesgado confesarle todo, no tenía nada que perder y quizá sí mucho que ganar.
—¡Ey hola!—llegó Alina y le dio un beso en la mejilla—¿Qué tal la juerga?
—Aburrida—contestó—Estás muy cariñosa ¿Qué es lo que quieres ahora?
—No quiero nada, simplemente me apetecía darle un beso a mi gruñón hermano mayor—se sentaron en el sofá.
—Creo que tienes que contarme algo ¿No? Alma me insistió mucho para que hablara contigo.
—Bueno sí, tengo que darte una noticia—escondió la mano del anillo debajo del cojín—Pero antes de decírtelo me tienes que prometer que te lo vas a tomar bien.
—Si me dices eso es que la noticia no me va a gustar—murmuró.
—Anoche Andy me pidió que me casara con él—la cara de su hermano era un poema—Y yo he dicho que sí—sacó la mano de debajo del cojín y le enseñó el anillo que le había regalado—Dime algo que me estás empezando a poner nerviosa.
—Felicidades, supongo. Es tu decisión, no puedo meterme en tu vida—respondió automáticamente.
—Di lo que piensas, no te cortes. No quiero sentirme culpable si te sale una úlcera de estómago.
—¡Es una locura!—se levantó del sofá—Os conocéis desde hace dos días y ya os queréis casar. ¡No tenéis ni idea en donde os estáis metiendo! No todo es de color de rosa Alina, un matrimonio es un compromiso serio, no os conocéis realmente, sólo estáis viviendo una ilusión.
—No todo el mundo necesita años para decidir esto, nosotros no lo necesitamos. Claro que es precipitado, y tenemos miedo de lo que pueda pasar, el futuro es incierto para todos—se levantó ella también—Nos amamos, y yo no quiero volver a separarme de Andy, no creo que pudiera soportarlo—le puso una mano en su hombro—Sé que no te agrada pero es lo que yo quiero.
—No me gustaría verte sufrir—la atrajo hasta él y le abrazó—Y además ¿Qué va a ser de mí si tú ya no estás conmigo?—bromeó.
—¡Oh por Dios, no eres un bebé! Te puedes cuidar solo o si eres un poco listo podrías conseguir a otra.
—No estoy tan seguro. Anoche se lo conté todo y no he vuelto a saber nada más de ella. No creo que esté interesada.
—Pues déjame decirte que a mí no me dio esa impresión anoche. Estaba con un humor de perros ¿No te pitaron los oídos?—su hermano negó con la cabeza—Pues soltó sapos y culebras contra ti, yo diría que no le hizo mucha gracia que salieras por ahí, solo. Te lo advertí.
—Te repito que no lo creo, si para esta noche sigo sin saber nada, mañana mismo me voy a Argentina a por mi hijo e iremos de viaje a algún sitio, no tengo edad ni ganas de estar tras las faldas de nadie.
—¡Eres muy extremista! No te preocupes verás como hoy mismo sales de dudas. Pero esta noche no se te ocurra quedar con nadie.
—Tranquila que después de lo de ayer, no tengo ganas de pisar la calle solo.
—¿Tan mal te fue?
—Peor. Me di cuenta que me estoy haciendo viejo y que las chicas de ahora son un poco…
—Sé a lo que te refieres ¿Cómo era?—intentó pensar en la palabra correcta—¡Ah sí, guarrillas!
—Fue horrible, no tarde ni veinte minutos en deshacerme de ellas. No quería volver así que me fui a cenar algo y di vueltas por el barrio. Vi que estaban preparando algo en la playa, pero no sé que sería.
—Me dijo Alma que hoy hay fiesta en la playa, creo que me dijo que eran las «Hogueras de San Juan», y que teníamos que ir esta noche.
—Suena bien, si vamos todos, claro. Tendré que disfrutar el poco tiempo que me queda contigo ¿No?
El día pasó rápidamente, Andy y Alma cerraron temprano el taller para prepararlo todo para ir a la playa.
—A ver escuchadme todos—Alma llevó la voz cantante—Esta noche nos vamos a la playa a «Las Hogueras» Sé que vosotros no tenéis ni idea de que va todo esto, pero dicen que esta noche es mágica y me gustaría que vosotros disfrutarais tanto como nosotros—todos la escuchaban expectantes—Yo no creo demasiado en estas cosas pero es una tradición muy bonita. Básicamente comeremos, beberemos y bailaremos hasta el amanecer, pero con moderación, no me gustaría terminar en urgencias por vuestra culpa. Os aconsejo que no os esmeréis mucho en vuestra ropa porque terminaremos en el agua.
—¿Es que aquí os gusta ahogar a los guiris o qué?—preguntó Melissa.
—Sí, si nos caéis mal—le respondió bromeando—Es la tradición, a medianoche, debemos saltar una hoguera, pedir tres deseos y meternos en el agua si queremos que se cumplan—los tres la miraron con cara larga—¿Qué? ¡Es la tradición!
—¿Es obligatorio? A mí me parece una estupidez, sinceramente.
—Creo que ya sé cuál será mi primer deseo—lo fulminó con la mirada—No te acerques mucho al fuego por si acaso.