Mi Razón Para Vivir

CAPÍTULO 2

NARRA ELIZABETH  11:00  3/Oct/22

Después de la plática con aquel hombre (que por cierto no supe su nombre) me dirigí a mi lugar favorito con una vista perfecta y una tranquilidad única que solo podía sentir aquí.

Pensé en esas palabras que el hombre me dijo (En algún momento todos nos sentimos perdidos sin ganas de vivir, pero hay algo que nos motiva a seguir y eso algo o alguien lo vas a encontrar).

Me saco de mis pensamientos una persona encapuchada vestido todo de negro que se situó al lado mío a una distancia prudente mirando lo que la vista ofrecía en este lugar y hablo.

–¿Es hermoso no? –Pregunto con una voz firme y sensual.

–Disculpa– Hable con duda.

– Que la visa es hermosa– Contesto seguro de sí mismo con la mirada de frente.

Balla si de una cosa estoy segura es que es muy atrevido.

–¡¿Te conozco!? – No pude evitar preguntar la curiosidad me gano.

– Lo dudo mucho nunca olvido ninguna cara y la tuya no sería una de las que me gustaría olvidar– Respondió con voz burlona y juro que lo vi sonreír.

Aguarden ¡¿Eso ha sido un cumplido!? No no lo creo que es tu imaginación ¡Es un extraño! Dijo mi subconsciente.

–¿Este lugar es importante para ti? – Pregunto por lo que me quede pensando en que responderle.

– Supongo– Dije encogiéndome de hombros restándole importancia a lo que el frunció su ceño confundido.

–¿Supones? – Pregunto girando su cuerpo en mi dirección dejando ver su cara mirándome a los ojos.

Su cabello era obscuro su mandíbula marcada su tez clara sus labios delegados pero apetecibles su nariz recta cejas espesas y sus ojos grises o azulados no supe descifrar bien el color que tenían.

–Bueno...mm es complicado–Trate de excusarme.

–Nada es complicado–Dice con una mirada que penetra hasta el alma.

–Si si lo es– Respondió apartando la mirada.

Ya que si no la apartaba me iba a quedar como boba mirándole, aunque quien no se resistiría a esos ojos y esa mirada.

–Eso lo decides tu niña–Alto acababa de llamarme niña frunzo el ceño.

–¿Tengo un nombre sabes? –El solo se encoge de hombros como si no le importara.

Doy vuelta con destino a mi casa, pero una voz me detiene haciendo que me gire.

–¿A dónde vas? – Pregunta de repente.

–No te incumbe–Le respondo dándome vuelta para seguir mi camino.

–¿Te puedo acompañar? –Soltó de repente.

–No camino con extraños– Dije secamente con una sonrisa falsa.

Se llevo una mano a su pecho fingiendo dolor por mi comentario como si eso le importara además no se ni por que sigo hablando con el 《ni siquiera se su nombre》.

–Mi nombre es Nik... Dominik –Soltó de repente como si hubiera leído mis pensamientos, me gire para obsérvalo y ahí estaba no se avía movido y era mi turno de hablar.

–Mi nombre es Elizabeth– Respondí sonriendo.

–¿Ya no soy ningún desconocido? – Pregunto con una sonrisa coqueta y voz seductora.

A lo que yo solo le sonreí.

–¡Te puedo acompañar! –Si– respondí.
Tenía curiosidad sobre sus ojos transmitían una paz que no cualquiera hace.

Empezamos a caminar y durante el camino fue tranquilo escuchar los sonidos de la naturaleza y de los animales... suspire tomando aire sintiendo la brisa.

–¿Te has enamorado? –Pregunta pausadamente con voz tímida y respondo su pregunta–No–¿Y tú?

–No, pero me han dicho que nuestro primer amor es a la primera persona que vemos en mi caso mi mama–Dice riendo provocándome su vibra y se me escapa una risa, pero se desvanece.

Cuando un recuerdo de mis papas me invade fue en un día de campo en familia como amaba esos días siempre nos poníamos a ver el cielo y a darle formas a las nubes haciendo caras chistosas y haciendo chistes... una lagrima se me escapo haciendo que dejara de caminar al igual que Nik.

–¿Estas bien? –Me pregunto su voz denoto angustia y su cara preocupación.

Agarro mi cara en sus manos y lágrimas traicioneras se escaparon haciendo que apartara mi cara no quería que me viera en este estado.

–Mírame–dijo casi en un susurro agarrándome de la barbilla para alzar mi cara y mirarle a los ojos.

Al momento de conectar miradas sentí una conexión única.

Me apego a su pecho envolviéndome en sus brazos cálidos que me transmitían seguridad.

Me aferre a él con fuerza dejando sacar todo y hablo.

–Llora todo lo que quieras pequeña pero no para sufrir sino para sanar–dice acariciando mi cabeza.

–Lo siento me veo patética llorando–dije a lo cual el solo respondió.

–Llorar no es de débiles nacimos llorando porque llorar es coger aire sacar lo que nos duele y seguir adelante todos en algún momento lloramos–dice y me separo.

–Gracias–Le agradezco y él sonríe.

Como ve que no quiero sacar el tema se limita a hablar y seguimos caminado bajo la luz de la luna.

Dicen que el sol ve tu cuerpo, pero solo la luna ve tu alma.

Hola personita especial no olvides agragar mi historia a tu mundo y dejar un voto y comentario sobre lo que piensas...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.